
El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, ha decidido elevar al Consejo de Ministros la opa hostil de BBVA sobre Banco Sabadell. Su decisión, que se ha hecho esperar, ya que tenía como fecha límite las doce de la noche de este martes, abre la puerta a que el Gobierno imponga antes del 27 de junio las condiciones adicionales que considere oportunas sobre la operación. Puede darle luz verde en los términos aprobados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) o modificar las condiciones para que pueda salir adelante.
Después le toca mover ficha a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que tiene que aprobar el folleto de la operación para que los accionistas de Banco Sabadell decidan, durante el periodo de aceptación, si se pronuncian a favor o no de la opa.
Carlos Cuerpo ha explicado este martes que toma la decisión tras analizar toda la información disponible y constatar que hay razones “de interés general” para elevar la cuestión al Consejo de Ministros. Entre ellas, problemas relacionados con el potencial impacto de la operación en la garantía de un adecuado mantenimiento de los objetivos de regulación sectorial, la protección de los trabajadores, la cohesión territorial, la promoción de la investigación y el desarrollo tecnológico y los objetivos de política social.
En cuanto a la consulta pública sobre la opa que lanzó el Ministerio de Economía, Cuerpo ha recordado esta semana que se trata de un “mecanismo adicional de información” para ayudar a valorar si se elevaba o no al Consejo de Ministros “con todas las garantías posibles”.
La historia de la opa
El BBVA lanzó hace más de un año la opa sobre el 100% de las acciones de Banco Sabadell con el objetivo de hacerse con el control del banco catalán e incorporarle a su grupo, sin embargo, necesitaba antes el visto bueno, entre otros, del Banco Central Europeo (BCE), de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El BCE dio el sí a la operación porque la unión de dos entidades solventes no le resulta ningún problema, pero el impacto que podría tener sobre la competencia la desaparición del Sabadell, especialmente en el mundo de las pymes, hizo que la CNMC analizara durante once meses la posible compra, ya que la oferta había sido rechazada por Banco Sabadell.
Finalmente, la CNMC dio luz verde por unanimidad a la operación, eso sí, sujeta a una serie de compromisos del BBVA para garantizar la competencia, entre ellos la financiación a pymes clientes del Sabadell, banco que primero puso en duda la metodología empleada por Competencia y luego trató de que se impusieran exigencias mayores al comprador.
Debido a que la CNMC supeditó la operación al cumplimiento de una serie de compromisos del BBVA, su resolución no es firme hasta pasados 15 días desde que se le notificó al ministro de Economía y siempre que Cuerpo no elevara el tema al Consejo de Ministros, cosa que sí ha hecho.
Este plazo de 15 días hábiles concluía este martes, 27 de mayo, y aunque el propio ministro no ha querido dar pistas sobre su decisión, la oposición del Gobierno desde un primer momento a la opa hacía pensar que acabaría llegando al Ejecutivo.
Ganadores y perdedores con la operación
Si la opa sigue adelante, el colectivo más perjudicado será el de los trabajadores, ya que históricamente las fusiones bancarias generan despidos, si no a corto plazo, sí a medio y largo, como se vio en la integración de CaixaBank y Bankia, que se zanjó con la salida de cerca de 6.000 empleados.
En el caso de BBVA y Sabadell, las cifras que se barajan varían dependiendo de quién las dé. César González-Bueno, consejero delegado de Banco Sabadell, calculó que la fusión podría destruir 4.000 empleos. Una cifra que se queda corta a juicio de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que la sube a 5.000. Mientras que desde UGT señalan que podría alcanzar los 10.500 empleos directos producidos por el cierre de entre 589 y 883 oficinas bancarias de todo el territorio nacional.
“Los trabajadores de ambas entidades verán amenazados sus puestos de trabajo, ya que si bien en el corto plazo puede ser más difícil llevar a cabo una oleada de despidos, después de los remedies puestos por la CNMC, lo normal es que a medio plazo se lleve a cabo la reorganización de la plantilla”, prevé Javier Cabrera, analista de XTB.
Los trabajadores no serían los únicos penalizados tras la fusión, también los clientes de ambas entidades la padecerían tras aumentar la concentración del negocio bancario y disminuir la competencia, vaticinan los expertos. En este nuevo escenario, los usuarios de servicios financieros tendrían menos entidades y opciones para elegir al contratar un depósito, pedir una hipoteca, solicitar una tarjeta o invertir en un fondo de inversión o un plan de pensiones.
Así lo ha reconocido Carlos Cuerpo: “Nos preocupa el impacto de un potencial exceso de concentración en materia de competencia y las condiciones que esto puede suponer para créditos y depósitos de usuarios, empresas y familias. Pero también elementos adicionales como la inclusión financiera”. Este aumento de la concentración bancaria, supondría pasar del 62% de la actualidad al 70% la cuota de mercado que tendrían los tres principales bancos españoles: CaixaBank, Banco Santander y BBVA.
En este sentido, Antonio Castelo, analista de iBroker, cree que el impacto del éxito de la opa sobre los clientes es mixto: “Por una parte es negativo debido a que una mayor concentración bancaria podría reducir la competencia, lo que podría traducirse en peores condiciones de precios, intereses o servicios. Sin embargo, por otra parte, los compromisos asumidos por BBVA ante la CNMC, como mantener servicios en áreas rurales o apoyar a las pymes, podrían mitigar algunos efectos adversos, aunque su efectividad dependerá de cómo se implementen”.
Accionistas del BBVA, los beneficiados
Los accionistas de ambos bancos podrían sacar provecho de la operación, pero los grandes beneficiados serían los de BBVA, ya que la opa podría generar valor a largo plazo gracias a las sinergias derivadas de economías de escala y reducción de costes, afirma Castelo. No obstante reconoce que “los compromisos regulatorios asumidos podrían limitar parte de esos beneficios. Además, una mejora en la oferta a los accionistas de Sabadell podría presionar su cotización a corto plazo”.
En cuanto a los accionistas de Sabadell, el analista de iBroker cree que la fusión les sería beneficiosa si BBVA mejora la oferta y “especialmente si aumenta el pago en efectivo, ya que recibirían una prima más atractiva sobre el valor de sus acciones. Pero sin mejorar, “no habría incentivo claro para aceptar”.
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