Marta Marcilla, empresaria inmobiliaria y multimillonaria desde los 29 años: “No puedes dejar que nadie te aconseje”

La empresaria inició su carrera en el modelaje a los 14 años y ha colaborado con personas como Jordan Belfort

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El crecimiento de Marta Marcilla
El crecimiento de Marta Marcilla (Grupo Tsalach)

Cuando se emprende un proyecto nuevo, las ideas no son lo único que se multiplican. También lo hacen los consejos. Hay quien recomienda prudencia y planificación; otros, lanzarse sin mirar atrás. Algunos invocan el fracaso, otros prometen el éxito si se sigue tal método, tal mentor, tal rutina. En ese cruce de caminos lleno de voces bienintencionadas, Marta Marcilla optó por el silencio. O mejor dicho, por escucharse a sí misma.

Si lo perdiera todo y tuviera que empezar desde cero, me apartaría de todos, porque no puedes dejar que nadie se meta o te aconseje”, afirma la empresaria catalana, fundadora de Tsalach Real Estate y multimillonaria desde los 29 años, en una entrevista que ha publicado en sus redes sociales. A quienes piensen que ese aislamiento sería una decisión radical, Marcilla responde con firmeza: “Es amor propio, me centraré en mí”.

Su historia, difundida por su propia empresa como ejemplo de superación y en su newsletter, es, en efecto, poco común. Nacida en un entorno donde, según palabras del Grupo Tsalach, “la autosuficiencia y la resiliencia eran esenciales”, inició su carrera en el modelaje a los 14 años. Viajó por el mundo, aprendió a adaptarse a cualquier contexto y, tras mudarse a México junto a su padre en medio de dificultades económicas, encontró en el mercado inmobiliario una vía no solo para salir adelante, sino para construir un imperio.

De la necesidad al propósito

El crecimiento de Marta Marcilla
El crecimiento de Marta Marcilla (Grupo Tsalach)

“Lo que comenzó como una necesidad pronto se convirtió en su propósito de vida”, destacan desde Tsalach Real Estate, la empresa que ella misma fundó en 2016. Con un modelo de negocio centrado en el master brokerage, la firma gestiona desarrollos completos en lugar de vender unidades sueltas. Esa estrategia, sumada a su colaboración con figuras como Jordan Belfort impulsó el rápido crecimiento del grupo en zonas como el Caribe, Miami y República Dominicana.

Marcilla no solo dirige, sino que lidera desde la cercanía. “Su visión y compromiso personal son parte integral de Tsalach”, indica su equipo, lo que ha hecho que su empresa no sea “una agencia más”. Desde su creación, ha apostado por proyectos exclusivos de alta calidad y por un enfoque holístico del liderazgo. En palabras de la compañía, “su filosofía de trabajo, fundamentada en el empoderamiento de cada miembro del equipo y en la responsabilidad social, le ha permitido construir una empresa sólida y de confianza”.

La firma ha participado en iniciativas de reforestación, programas de educación ambiental y modelos de inversión accesibles para nuevos emprendedores. Marcilla defiende que “el éxito va más allá de los recursos económicos; es la mentalidad de los emprendedores lo que atrae oportunidades”. Su recorrido ha sido singular también por el entorno: el mercado inmobiliario continúa siendo un espacio dominado mayoritariamente por hombres, pero ella ha sabido demostrar, con resultados, su capacidad de liderazgo.

“Lo que tienes que hacer es sufrir”

Durante la entrevista que ella misma ha publicado en sus redes sociales, Marcilla ha afirmado rotundamente que prefiere apostar por su intuición: “Si lo perdiera todo y tuviera que empezar desde cero, me apartaría de todos”, insiste. Porque en un mundo saturado de fórmulas ajenas, Marta Marcilla elige construir la suya. Y, a juzgar por los resultados, no le ha ido mal.

Según la empresaria, el éxito no se mide únicamente en cifras: “Lo que tienes que hacer es sufrir, si lo quieres llamar así, durante unos meses”, asegura. Según su experiencia, hay que aprovechar la energía de la juventud porque “no es la misma con 20 que con 30, que con 35 años”. Así, puedes “pasar el resto de la vida como una reina”.

Tal y como lo ve Marcilla, “yo no quiero vivir bien unos meses -porque la juventud se va más rápido de lo que se piensa- y vivir el resto de mi vida sufriendo”, ha resaltado. Ella ha preferido luchar por sus sueños y no lamentarse por “no conseguir aquello que yo quería” o dedicarse “a cosas que ni siquiera me gustan” por no haber aprovechado ese tiempo.