Deposita 16.500 euros en efectivo en un cajero automático y la máquina se apaga tras tragarse los billetes: un técnico estaba delante y no supo qué hacer

“El cajero comenzó a contar los últimos billetes antes de apagarse de repente. Mi tarjeta fue expulsada y el monitor se puso en negro. El dinero había desaparecido”, contó el afectado, Alain Plouvier

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Un ciudadano se dispone a
Un ciudadano se dispone a hacer una operación en un cajero automático. (Europa Press)

Alain Plouvier, un comerciante belga acostumbrado a manejar grandes cantidades de efectivo por su negocio, vivió un hecho insólito el pasado martes 29 de abril en la ciudad de Vilvorde, al norte de Bruselas. Todas las semanas, acude al cajero de su banco a meter dinero en efectivo, pero la última vez este simple gesto le supuso un quebradero de cabeza que duró más de tres semanas, y puso en entredicho el funcionamiento de la red bancaria compartida por las principales entidades financieras del país.

Ese día, Plouvier acudió como siempre al cajero de la red Batopin para ingresar 16.500 euros en efectivo, distribuidos en tres tandas: primero 150 billetes de 50 eros, luego otros 100 billetes del mismo valor y, por último, 200 billetes de 20 euros. Según ha relatado el propio afectado, los primeros ingresos se realizaron sin complicaciones. Pero todo cambió al introducir el último grupo de billetes.

“Reinició el cajero, pero no había rastro del dinero. Ningún comprobante de la transacción, nada en absoluto”

“El cajero comenzó a contar los últimos billetes antes de apagarse de repente. Mi tarjeta fue expulsada y el monitor se puso en negro. El dinero había desaparecido”, contó Plouvier al diario belga Het Nieuwsblad.

En el momento del incidente, un técnico informático de Batopin se encontraba in situ realizando tareas de mantenimiento en el cajero. Ante el fallo, intentó reiniciar el dispositivo, pero no encontró nada que verificara que se había introducido el efectivo ni del comprobante de la operación. “Reinició el cajero, pero no había rastro del dinero. Ningún comprobante de la transacción, nada en absoluto”, explicó el comerciante. Como parte de la verificación, el técnico intentó simular otra operación de ingreso, pero el dispositivo volvió a fallar de inmediato.

Con estos dos fallos salió a la luz el vacío que se estaba produciendo en la gestión de las responsabilidades. Batopin es una iniciativa conjunta de los cuatro principales bancos de Bélgica —BNP Paribas Fortis, KBC, ING y Belfius— que busca centralizar la red de cajeros automáticos en todo el país. Sin embargo, esta estructura compartida puede dificultar la resolución de problemas cuando surgen incidencias.

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“Ahora sé que nunca más confiaré en un cajero automático de este tipo”

Plouvier, cliente de KBC, presentó su reclamación ante este banco, pero se encontró con un montón de respuestas contradictorias. “Me respondieron que no podían hacer nada, ya que el cajero pertenece a Batopin. Por su parte, Batopin me redirige a KBC”, declaró. A pesar de los intentos del director de la sucursal, que contactó varias veces con la sede central, durante días nadie parecía tener acceso a información concreta sobre el paradero del dinero.

La situación, que se prolongó durante más de tres semanas, dejó al comerciante con una sensación de profunda desconfianza. “En nuestro caso, el 40% de los pagos aún se realizan en efectivo. Cada semana deposito dinero, generalmente sin problemas. Pero ahora sé que nunca más confiaré en un cajero automático de este tipo”, afirmó.

Finalmente, y tras numerosas gestiones, la historia tuvo un desenlace favorable. Según confirmó Julie Kerremans, portavoz de Batopin, “el dinero fue recuperado y devuelto al banco correspondiente, el cual se encargará de reembolsar al cliente”.

La empresa atribuyó el fallo a una acción involuntaria de un visitante que provocó el error técnico y subrayó que se trató de un caso excepcional. “Solo el 0,05% de los depósitos dan lugar a un litigio. Estos casos requieren un análisis profundo y un tratamiento minucioso, en colaboración con el banco del cliente”, explicó Kerremans. Casi un mes después del incidente, el depósito de 16.500 euros apareció finalmente en la cuenta de Plouvier, cerrando así lo ocurrido.