‘Turismo sostenible’ en Mallorca, un concepto imposible: “Hay avaricia por encima de la capacidad del territorio”

Los mallorquines planean un verano de manifestaciones contra la turistificación de la isla, coordinados con el resto de ciudades del sur de Europa que denuncian el colapso y exigen un cambio de modelo

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Unas personas sostienen una pancarta
Unas personas sostienen una pancarta en la que se lee "Mallorca no se vende" en Palma de Mallorca. (Juan Medina/Reuters)

Mallorca se codea con las grandes capitales del mundo del turismo. Es el quinto destino más demandando a nivel internacional para viajar este verano, solo por detrás de Tokio, París, Nha Trang (Vietnam) y Shanghai, según el informe Travel Report 2025 del Instituto Económico de Mastercard. Pero a los mallorquines no les hacen falta análisis, informes ni estadísticas: ya saben el lugar que ocupan en el mapa vacacional a escala mundial desde hace décadas, y son conscientes de que la temporada ha empezado y que, durante los próximos meses, la llegada de millones de turistas llevará a la isla al borde del colapso un año más. Pero algo ha cambiado.

El verano pasado, en todas las islas del archipiélago, miles de personas salieron a la calle para exigir un cambio de rumbo y un nuevo modelo turístico que no les ahogue. Y este año, la marcha empieza el domingo, 15 de junio. Sin embargo, no van solos. Margalida Ramis, portavoz de ‘Menys Turisme, Més Vida’, la plataforma que vertebra a las asociaciones y grupos activistas que buscan poner límites al turismo en Mallorca, explica en conversación con Infobae España que se trata de una movilización que tendrá lugar de forma simultánea en otras ciudades del sur de Europa, como Nápoles, Valencia, Lisboa o Barcelona, bajo la Red de Ciudades del Sur de Europa contra la Turistificación. Son decenas de puntos en el mapa separados por kilómetros de distancia pero unidos por una realidad sin fronteras.

“Hay unas dinámicas de la propia industria turística que se repiten independientemente de quién gobierne y dónde lo haga. Son cuestiones que van mucho más allá de las decisiones sobre las que tenemos capacidad de incidir desde estos territorios”, denuncia Ramis, que explica que es esencial tener una mirada global de problema y enmarcarlo como una realidad que no depende solo de las ciudades o los países en forma individual porque son “lógicas que van mucho más allá e instrumentalizan los territorios”.

“Hay un momento en que se rompe el equilibrio porque hay una avaricia que está por encima de la capacidad de carga del territorio a nivel social, económico y ambiental. Esto es evidente y se traduce en estos espacios de masificación”, resume.

España se rebela contra un modelo turístico insostenible: “El malestar social aumentará tras un verano que puede batir récord de llegadas”.

Desde ‘Menys Turisme, Més Vida’ esperan que a la ruta se unan miles de mallorquines de toda la isla porque saben que no van a llegar respuestas inmediatas. “Esto va a ser una carrera de fondo porque tocamos el modelo económico, pero es evidente que hay unas tensiones que van creciendo, y esto está haciendo que la gente reaccione”, reflexiona Ramis, que considera que lo importante es hacer que el debate se abra: “Necesitamos seguir metiendo presión, porque buscamos decisiones políticas que vayan a la raíz del problema para revertir la situación que provoca esta especialización económica. Y claro, esto no se va a conseguir en un día”.

El camino hacia el modelo de Canarias

La línea que se ha vendido en la isla, explica la portavoz, es la de “desestacionalización” del turismo. Es decir, encontrar alternativas para que los viajeros lleguen atraídos por otro tipo de actividades que no sean las de sol y playa, que solo se desarrollan cuando hay buen tiempo. Bajo esta política, el objetivo sería evitar la masificación durante los meses calurosos del año. Sin embargo, en la práctica solo se traduce en más turistas y más negocio. “En verano tenemos sol y playa. Y ahora lo complementamos con turismo ciclista, que estos meses de primavera está llenando carreteras. Así que se cierra la isla para hacer competiciones deportivas porque es turismo deportivo. Luego está el turismo gastronómico, el espiritual y el de cualquier cosa. Diversifican productos que complementan la temporada y así solo se incrementa la presión en otros meses del año, sin llegar a ser Canariasque también pide un cambio de modelo—, pero con el objetivo político de llegar a serlo”.

En este sentido, critica que se haga bandera de un oxímoron: el turismo sostenible. El modelo, dice, que basa en “expandir sus fronteras de mercantilización”. Antes ocupaba terreno con la construcción de hoteles en la costa y ahora llega hasta las viviendas residenciales que se convierten en turísticas, “va acaparando y generando más tensión entre lo que es la vida cotidiana y el espacio”. Por eso, plantean la sostenibilidad del sistema desde otro prisma que no sea el de la diversificación, sino el del decrecimiento. “No hay que hacer hoteles verdes, sino recuperar la estabilidad”, dice. De hecho, una de las peticiones es la reducción de las plazas hoteleras y el blindaje de la vivienda residencial que ahora se destina a la ocupación estacional. “No deberían darse más licencias y, cuando caduquen, que no se renueven y que la vivienda vuelva a recuperar su sentido social, que es el de garantizar un derecho constitucional”, apunta.

Límites a la tierra, el mar y el aire

La plataforma también pone el foco en los cruceros y los aviones. Los puestos y aeropuertos son competencias del Estado, y por eso apuntan también al Gobierno central. “Tenemos en marcha una petición para pedir que no haya ni más rutas ni más frecuencias”, afirma Ramis, y añade que la remodelación del aeropuerto solo servirá para optimizar la capacidad que se traduce en más rutas, más vuelos, más pasajeros y ni un solo límite.

Algo similar sucede con los cruceros. Actualmente, gracias a un acuerdo con las navieras, hay un límite “de tres cruceros al día, dos megacruceros y un crucero medio”. Ramis lo considera un avance, pero pide dar un paso más, ya que hay excepciones “por donde se cuelan todas las magnitudes”. “No vienen siete al día en el mes de julio, pero tenemos cruceros todo el año y se reparte la presión entre los diferentes puertos de las islas y con más escalas al año. Es decir, en términos de escalas no hemos reducido, aunque se hayan reducido el número de cruceros simultáneos en el puerto de Palma”. Es decir, llegan más cruceros, pero más distribuidos a lo largo de los meses.