
Los nematodos son organismos microscópicos similares a gusanos que habitan en el suelo. Aunque existen miles de especies, algunas afectan negativamente a las plantas cultivadas al alimentarse de sus raíces, debilitarlas y facilitar la entrada de patógenos.
Estos parásitos, también conocidos como “gusanos nematodos”, representan una amenaza silenciosa para la agricultura y la jardinería, al reducir la productividad de los cultivos y comprometer la salud vegetal.
Qué son los nematodos fitoparásitos
Los nematodos fitoparásitos son especies de nematodos que se alimentan de tejidos vegetales. Pueden ser endoparásitos (que viven dentro de las raíces) o ectoparásitos (que permanecen fuera y perforan las células desde el exterior). Entre los más comunes se encuentran: nematodos agalladores (Meloidogyne) nematodos lesionadores (Pratylenchus)y nematodos de quistes (Heterodera).
Los síntomas que provocan son variados: hinchazones en las raíces (agallas), marchitez, clorosis (amarillamiento de hojas), reducción en el crecimiento, y en los casos más severos, la muerte de la planta. Sin embargo, al tratarse de organismos invisibles al ojo humano, su detección suele realizarse cuando el daño ya está avanzado.
Dónde afectan y cómo se propagan
Los nematodos están presentes en suelos agrícolas, huertos domésticos y viveros. Se propagan a través del agua de riego, herramientas contaminadas, restos vegetales y plantas infectadas. Su capacidad de supervivencia en condiciones adversas y su rápida reproducción hacen difícil su erradicación.
Las plantas más vulnerables incluyen tomates, patatas, zanahorias, cebollas y leguminosas. También pueden afectar a cultivos industriales como el algodón o el tabaco.

Métodos para su eliminación y prevención
El control de nematodos no se basa en una única solución, sino en estrategias integradas:
- Rotación de cultivos: Alternar especies vegetales sensibles con otras resistentes ayuda a interrumpir el ciclo de vida del nematodo. Por ejemplo, el cultivo de gramíneas como el maíz puede reducir poblaciones de Meloidogyne.
- Solarización del suelo: Consiste en cubrir el terreno con plástico transparente durante las épocas más cálidas. El calor acumulado puede alcanzar temperaturas letales para los nematodos en las capas superiores del suelo.
- Uso de nematicidas: Existen productos químicos diseñados para eliminar o reducir la población de nematodos. Sin embargo, su uso está cada vez más restringido por su impacto ambiental y riesgo para la salud humana.
- Control biológico: Algunos hongos y bacterias del suelo, como Paecilomyces lilacinus o Bacillus firmus, actúan como agentes naturales que parasitan o inhiben a los nematodos.
- Enmiendas orgánicas: Incorporar compost, estiércol o materiales orgánicos puede mejorar la estructura del suelo y favorecer la presencia de microorganismos antagonistas a los nematodos.

Para prevenir infecciones, se recomienda desinfectar herramientas, evitar el trasplante de plantas infectadas y analizar el suelo periódicamente.
Uno de los primeros pasos es la desinfección de herramientas, maquinaria y calzado utilizados en el campo o en huertos, especialmente cuando se trabaja en diferentes parcelas. La limpieza con soluciones desinfectantes evita la dispersión de nematodos a través de residuos de tierra contaminada.
También es fundamental evitar el trasplante de plantas infectadas. Muchas veces, los síntomas no son visibles en las partes aéreas de la planta, pero las raíces ya albergan nematodos. Se aconseja inspeccionar las raíces antes de trasplantar y, en caso de duda, desechar el ejemplar o aplicar tratamientos preventivos como baños calientes o soluciones biológicas.
Otra herramienta crucial es el análisis periódico del suelo, especialmente en cultivos intensivos o suelos con antecedentes de infestación. Estos análisis, realizados por laboratorios especializados, permiten identificar la presencia y densidad de nematodos, así como las especies concretas que habitan en el suelo.
El diagnóstico temprano permite al agricultor o jardinero planificar estrategias de control adaptadas a cada tipo de nematodo y al cultivo afectado. Además, la identificación precisa es esencial porque no todos los nematodos son perjudiciales: muchos cumplen funciones beneficiosas en el ecosistema del suelo.
Por último, mantener un suelo equilibrado y con buena biodiversidad microbiana contribuye a prevenir la proliferación de nematodos patógenos. La materia orgánica, el pH adecuado y la estructura porosa del suelo favorecen la acción de organismos que compiten con los nematodos o los depredan.
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