El aumento del SMI en 2019 afectó al 100% de las pequeñas empresas y provocó un aumento de “despidos y no renovaciones”

El 21% de las empresas españolas estuvieron afectadas por el aumento del SMI, mientras que el 12% de los trabajadores tuvieron un salario que quedó por debajo del nuevo mínimo antes de la subida

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Trabajadores de pequeños comercios. (Adobe
Trabajadores de pequeños comercios. (Adobe Stock)

En 2019, España experimentó un aumento histórico del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), con una subida del 22% que llevó el salario mínimo mensual de 736 a 900 euros (actualmente está ya en 1.184 euros al mes en 14 pagas). Esta medida impactó de manera directa y profunda en el mercado laboral, afectando al 100% de las pequeñas empresas y generando cambios significativos en la dinámica de contratación y calidad del empleo en el país.

El análisis detallado de esta subida, basado en un estudio exhaustivo realizado por Fedea con datos del Panel Empresa-Trabajadores (PET) y elaborado por los economistas Jorge Casanova, David Catalán, Florentino Felgueroso y Marcel Jansen en mayo de 2025, revela que el aumento del SMI tuvo un efecto notable sobre las plantillas de las empresas, especialmente las más pequeñas, y se tradujo en un menor crecimiento del empleo permanente, de “despidos y no renovaciones” y en un aumento de las contrataciones temporales.

El estudio muestra que el 21% de las empresas españolas estuvieron afectadas por el aumento del SMI, mientras que el 12% de los trabajadores tuvieron un salario que quedó por debajo del nuevo mínimo antes de la subida y, por tanto, fueron directamente afectados. En empresas con menos de cinco empleados, el aumento afectó al 100% de la plantilla, mientras que en las grandes empresas con más de 250 trabajadores, apenas un 2% de sus empleados resultaron afectados.

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Esta diferencia en la exposición tuvo un papel clave en los ajustes de empleo observados. En establecimientos con toda la plantilla afectada, el crecimiento salarial aumentó en 11,4 puntos porcentuales, pero el crecimiento del empleo se redujo en 4,5 puntos porcentuales en el primer año tras la subida, en comparación con empresas sin trabajadores afectados. El resultado global implica que casi un 40% de las ganancias salariales potenciales se vieron contrarrestadas por pérdidas de empleo.

Desplazamiento a las grandes empresas

Los efectos negativos sobre el empleo se concentraron principalmente en las pequeñas empresas (con hasta cinco empleados), donde la reducción del crecimiento del empleo fue más intensa. Sin embargo, la repercusión no se limitó a la destrucción de empleo, sino que el aumento del SMI produjo simultáneamente un incremento en las contrataciones y en las salidas de trabajadores en empresas con hasta 250 empleados. “Se trata de un resultado inédito, muy vinculado a la estructura dual del mercado laboral español”, apunta el informe.

Esta dinámica de aumento simultáneo en las entradas y salidas multiplicó por casi dos el flujo bruto de trabajadores, lo que implica una mayor rotación laboral y, en consecuencia, un deterioro en la calidad del empleo. Se observó una disminución en la creación de contratos permanentes y un desplazamiento de contratos temporales a tiempo completo hacia contratos temporales a tiempo parcial, lo que afecta negativamente la estabilidad y las condiciones laborales.

Impacto desigual según edad, género y nivel formativo

El análisis por subgrupos muestra que los trabajadores más vulnerables, como los jóvenes, las mujeres y los empleados con baja cualificación, sufrieron más las consecuencias del aumento del SMI. Estos colectivos experimentaron mayores tasas de salida del empleo, reforzando las desigualdades en el mercado laboral.

Un aspecto relevante que el estudio destaca es la ausencia de evidencia de que los trabajadores desplazados por la subida del SMI hayan conseguido empleos de mayor calidad o mejor remunerados. Los datos indican que estos trabajadores no tendieron a reubicarse en empresas más grandes o sectores mejor remunerados ni a ascender en la escala ocupacional.

Ajustes en las pequeñas empresas

El mercado laboral español se caracteriza por una estructura dual que influye en la respuesta a cambios en el SMI. En 2018, más de un 25% de los trabajadores estaban bajo contratos temporales, los cuales tienen condiciones más precarias y menores costes de despido. Además, la mayoría de las empresas son pequeñas y medianas, con un 81% contando con cinco o menos empleados.

Un taller de coches. (Europa
Un taller de coches. (Europa Press)

Esta estructura ha amplificado el impacto de la subida del SMI, ya que las empresas pequeñas con alta exposición al salario mínimo ajustaron sus plantillas principalmente reduciendo empleo, mientras que las empresas medianas optaron por cambiar la composición del empleo hacia contratos más temporales y a tiempo parcial.

Algunas empresas respondieron al aumento del salario mínimo acortando la duración de los contratos temporales o reduciendo la jornada laboral, como mecanismo para mitigar el impacto de los mayores costes salariales. Estos ajustes contribuyen a explicar la caída en la calidad del empleo observada tras la reforma.

Efectos agregados y perspectivas futuras

A nivel agregado, el aumento del SMI en 2019 redujo el crecimiento medio del empleo entre 0,5 y 1 punto porcentual, un efecto moderado teniendo en cuenta el bajo nivel inicial del salario mínimo y el contexto económico. Sin embargo, estos efectos deben entenderse como un límite superior, ya que no se consideran los posibles efectos positivos sobre el consumo derivados del aumento salarial.

Los autores del estudio señalan que el episodio de 2019 es el primero de una serie de incrementos en el SMI y que los efectos podrían variar en subidas futuras, especialmente al superar niveles del 60% del salario medio, donde podrían surgir efectos no lineales y rigideces salariales que amplifiquen la volatilidad del empleo.