Estafan 34.000 euros a un hombre con un anuncio de inversiones protagonizado por un famoso: “Me sentí avergonzado y enfadado conmigo mismo”

La víctima, experto en informática, cayó en una red de fraude digital cada vez más sofisticada y difícil de rastrear

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Un hombre que se dedica
Un hombre que se dedica a la informática (Freepik)

Robert N., un ciudadano del cantón de Lucerna (Suiza) con amplios conocimientos en informática, jamás pensó que él, precisamente él, caería en una estafa en línea. Desde su oficina, equipada con un potente ordenador con el que suele ayudar a amigos y familiares, se convirtió en una nueva víctima de un fraude que le costó 32.000 francos suizos (unos 34.000 euros). “Probablemente no recupere nunca ese dinero”, lamenta, resignado. Su caso no es aislado: los fraudes relacionados con inversiones falsas y el uso de celebridades están en pleno auge en Suiza.

El esquema no es nuevo, pero sí cada vez más sofisticado. Los estafadores se aprovechan de la imagen de personajes públicos para dar apariencia de legitimidad a productos financieros o inversiones dudosas. Llegan incluso a inventar entrevistas y a utilizar los logotipos de medios de comunicación de renombre para reforzar su credibilidad. La presidenta de la Confederación, Karin Keller-Sutter, ha sido una de las figuras públicas utilizadas de forma fraudulenta para anunciar una supuesta plataforma de inversión que prometía beneficios diarios de hasta 7.000 francos (7.500 euros aproximadamente).

Los datos de la Oficina Federal de Ciberseguridad (Bacs) confirman el crecimiento de este fenómeno. En 2022 se registraron 860 denuncias, cifra que aumentó a 1.017 en 2023 y a 1.179 en 2024. Solo en lo que va de 2025, ya se han duplicado los casos: 2.387 denuncias hasta la fecha, con una media de hasta 290 casos por semana.

Manuela Sonderegger, portavoz de la Bacs, atribuye este incremento a una mayor concienciación ciudadana, pero sobre todo a la expansión de estas prácticas delictivas y a la creciente actividad de los ciberdelincuentes. “Estamos ante una difusión masiva del fenómeno, apoyada en nuevas tecnologías que lo hacen aún más peligroso”, señala.

Entre los elementos más preocupantes figura el uso de vídeos manipulados con inteligencia artificial (deepfakes), producidos con una calidad tan realista que pueden engañar incluso a personas con experiencia digital. Estos vídeos, ambientados en lo que parecen ser estudios de televisión reales y presentados por figuras generadas por IA, resultan extremadamente convincentes. Fue precisamente una de estas grabaciones la que llevó a Robert a caer en la trampa.

Un clic, y comienza la pesadilla

Tras una carrera en el sector sanitario y la creación de su propia empresa de atención médica, Robert atravesaba dificultades financieras. En febrero, navegando por Instagram, se topó con un vídeo que imitaba un informativo de la cadena pública RTS. El contenido ofrecía una oportunidad de inversión que le devolvió momentáneamente la esperanza.

Un ciberdelincuente (Freepik)
Un ciberdelincuente (Freepik)

Bastó con hacer clic en un enlace. Tras registrarse en la página, recibió la llamada de un supuesto asesor llamado Timo, quien le prometió beneficios rápidos si invertía 250 euros. Robert aceptó. Lo que siguió fue una campaña de acoso telefónico constante. “Era extremadamente manipulador”, recuerda.

La plataforma ofrecía inversiones en oro y plata. Los valores, controlados por los propios estafadores, subían de forma vertiginosa. En su primer intento, Robert ganó 177 euros. “Pensé que realmente funcionaba”, confiesa. Animado por esas ganancias iniciales y por la retórica de los falsos asesores, comenzó a hacer transferencias cada vez mayores. “Era como estar hipnotizado. Jamás me había pasado algo así”, afirma.

No sabía que ya no volvería a ver ni un franco más. La historia se repitió: nuevos interlocutores, nuevas promesas, nuevas exigencias. Robert siguió enviando dinero hasta que, en marzo, comprendió que había sido estafado. “Fue un golpe durísimo”, admite. “Sentí una profunda vergüenza y rabia conmigo mismo”.

Más de 100 millones de francos defraudados

Las cifras del Ministerio Público del cantón de Zúrich revelan el alcance económico de estas estafas: solo en 2024, más de 100 millones de francos fueron sustraídos a ciudadanos suizos mediante plataformas de inversión fraudulentas. Y eso sin contar los casos no denunciados, que, según el portavoz del ministerio, Erich Wenzinger, podrían multiplicar esa cifra. “Hay un volumen significativo de delitos que nunca llegan a conocerse”, advierte.

A pesar de la magnitud del problema, el sistema judicial apenas logra hacer frente a esta amenaza. Los estafadores actúan desde el extranjero, en redes altamente organizadas, utilizando criptomonedas y sistemas de anonimización digital que dificultan enormemente el rastreo de los fondos.

Línea 017 de INCIBE: ayuda en ciberseguridad

“Emplean VPN, mensajería cifrada y estructuras offshore que hacen casi imposible seguir la pista del dinero”, explica Adrian Schuler, portavoz de la Fiscalía del cantón de Argovia. La tasa de éxito en la resolución de estos delitos es mínima. “Las investigaciones son extremadamente complejas y, a menudo, no llegan a buen puerto”, coincide Wenzinger.

Ni siquiera la presidenta de la Confederación ha conseguido resultados judiciales. Desde que presentó su primera denuncia en 2023 por uso indebido de su imagen, suplantación de identidad y difamación, no se ha formulado ninguna acusación. Su portavoz, Pascal Hollenstein, lo resume con claridad: “Es lamentable que se utilice su reputación con estos fines. Ella está decidida a frenar estos delitos, pero no está en su mano. Solo puede advertir a la ciudadanía: no confíen en propuestas de este tipo”.

El acoso no cesa

Robert también ha denunciado los hechos, pero aún no ha encontrado paz. Los falsos asesores siguen llamándole a diario. Días atrás, su mujer recibió un mensaje a través de WhatsApp prometiéndole una compensación por parte del Consejo Federal, siempre que hiciera una nueva inversión.

“Espero que esto termine pronto”, dice Robert, visiblemente afectado. Como él, cientos de personas siguen cayendo cada semana en trampas diseñadas con precisión. Trampas que, aunque virtuales, generan consecuencias muy reales.