Una mujer que se gastó 30.000 euros para transformar su “jungla” de jardín en “santuario” es amenazada con el desalojo por el Ayuntamiento: debe revertir la obra

Las autoridades alegan que realizó los trabajos sin los permisos necesarios

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Una persona cuida las plantas
Una persona cuida las plantas de su jardín. (Freepik)

Esta historia ha ocurrido en un lugar de pronunciación difícil: Moulsecoomb, un suburbio de Brighton, en la costa sur de Inglaterra. La protagonista se llama Renata Mohamed, que se mudó a su casa, propiedad del Ayuntamiento, hace 19 años junto con sus tres hijos pequeños. La vivienda estaba bien, pero tenía un problema: “Cuando me mudé, el jardín era inseguro, con un terreno desigual y una maraña de árboles crecidos, maleza, metal descartado, ladrillos rotos, una cerca rota e incluso atraía serpientes y zorros”, ha comentado al medio local The Argus. Según ella, no solo era desagradable a la vista, sino también “peligroso”. Sus hijos, dice, crecieron sintiéndose “avergonzados porque no se podía usar el jardín ni invitar a nadie a casa”.

El jardín se convirtió en su ‘enemigo’ y en su obsesión. Renata, que hoy tiene 48 años, trató repetidamente de obtener ayuda del Ayuntamiento para arreglarlo, pero siempre recibía la misma respuesta: era responsabilidad del inquilino. Ella insistió en que no podía hacerlo sola debido al estado deplorable en el que se encontraba, pero las autoridades no asumieron la responsabilidad.

Mientras tanto, esta mujer se centró en mejorar el interior de la vivienda, ahorrando poco a poco para embellecer la casa, un proceso que tardó casi una década en completar. Y a continuación, le quedaba un objetivo pendiente. Se puso manos a la obra en 2023, “después de ahorrar incansablemente, sacrificando sus vacaciones durante años”, cuenta el medio británico. Con ayuda de un amigo propietario de un negocio de jardinería, cortó árboles, construyó una nueva cerca, niveló el terreno y creó un patio. Todo esto le costó cerca de 30.000 euros. Así transformó una “jungla” en un “santuario”.

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La polémica con el Ayuntamiento

Hasta aquí, es una historia sosa y plana con un final feliz. Pero todo cambió con la visita de un funcionario del Ayuntamiento, que le dijo que debía detener las obras y devolver el jardín a su estado anterior porque había hecho todos los trabajos sin los permisos necesarios. Renata ha afirmado que nunca fue informada de la necesidad de un permiso para tales renovaciones, ya que el consejo siempre le decía que era “responsabilidad del inquilino”. Aunque intentó resolver el problema aplicando para un permiso retroactivo, la respuesta ha sido negativa.

Ahora, el Ayuntamiento ha amenazado con desalojarla si no devuelve el jardín a su estado selvático anterior. En The Argus, Renata, que dirige una pequeña empresa de limpieza, describe la situación como “desgarradora” y destaca que le ha costado “noches de insomnio y lágrimas”. Considera injusto el trato, argumentando que los inquilinos que intentan mejorar sus viviendas deberían ser “un activo para el Ayuntamiento”.

Un portavoz del Consistorio ha confirmado que el asunto ha sido remitido a los tribunales y señala que el Ayuntamiento considera que Renata ha violado su acuerdo de arrendamiento. Sin embargo, comenta que el desalojo es siempre un último recurso y que espera encontrar una solución. De momento, el nieto de Renata ya juega en el jardín cada semana.