Los billonarios se convierten en los nuevos supervillanos de la ficción: Trump y Musk inspiran series como ‘Succession’

Los expertos consideran que el inquilino de la Casa Blanca y el propietario de Tesla ofrecen arquetipos perfectos para crear antagonistas

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Donald Trump junto a Elon
Donald Trump junto a Elon Musk. (Brandon Bell/Reuters)

En un mundo marcado por la incertidumbre económica y el miedo a una recesión global, los multimillonarios caen mal. A pesar de su escasez, 2.769 en todo el mundo, poseían en 2024 una riqueza conjunta de 15 billones de dólares, lo que contrasta con los 1.200 millones de personas que viven en pobreza multidimensional, lo que significa que, además de vivir bajo el umbral de la pobreza, tampoco tienen acceso a educación, salud ni vivienda.

Esta dicotomía ha producido un cambio en la representación de los supervillanos en la ficción. Ahora, la mayoría de los ‘malos’ del cine o de las series son personajes ultrarricos. “En películas y series de ficción recientes nos encontramos con una tendencia al alza: los principales malvados de la función son billonarios o colectivos de billonarios que actúan como simple extensión de sus privilegios”, señala Antoni Roig, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Reconoce que, a pesar de que esto no es nuevo, “la ficción nos ayuda a entender los sentimientos y los miedos de los tiempos en que vivimos, como la concentración de poder, la explotación de personas, el menosprecio del cambio climático ante el negocio que supone la explotación de los recursos naturales para el consumo o la emergencia de formas de gobierno autoritarias basadas en la plutocracia o la cleptocracia”.

Roig subraya que este giro en la ficción encuentra su reflejo en la realidad política actual y que figuras como Donald Trump o Elon Musk ejemplifican este fenómeno. “A diferencia del malvado clásico rico, de una pieza, megalomaníaco, perturbado, que hemos visto en sagas como las de James Bond, aquí nos encontramos con personas aparentemente normales, funcionales, que simplemente se mueven con otros códigos morales, derivados directamente de la acumulación de poder y de dinero, por encima del resto de personas”. Cree que “quizás la diferencia principal es que se establece una conexión más directa entre esta depravación moral y el hecho de acumular dinero y poder sin fin”.

Los personajes de 'Succession' se
Los personajes de 'Succession' se inspiran en figuras reales.

El profesor de la UOC apunta en su artículo Solo son negocios: superricos y supermalvados en la ficción contemporánea que, a veces, esta maldad ocurre de manera cotidiana, incluso inadvertida, “fruto de la posición misma de poder sin que se sea consciente”. Pone de relieve la fascinación por el mal cuando se traduce en poder: “La morbosa fascinación que nos provoca ver esta desinhibición que da el dinero, sea a través de la comedia, la ciencia ficción o el thriller, hace que nos importe menos que sean malvados”. Recalca la paradoja del hecho de que “las series de los billonarios malvados, como el resto, nos llegan a través de plataformas controladas por billonarios”.

La desigualdad sí importa

Por su parte, Elena Neira, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, destaca que la ficción ha incorporado la preocupación social por la desigualdad: “Los multimillonarios y los ultrarricos se plasman en la ficción reciente como la evolución natural de los villanos de otros géneros”. Recuerda que “El juego del calamar tardó una década en venderse porque parecía demasiado irreal; hoy, esta crítica es perfectamente plausible”.

Neira argumenta que esta evolución narrativa responde a un creciente interés del público por las historias que denuncian el poder desmesurado: “Ha habido un giro dinámico que hace que sea mucho más aceptable criticar estos perfiles”. Cree que la crisis financiera de 2008 y el aumento de la conciencia sobre las desigualdades sociales han impulsado la creación de contenidos en los que la riqueza extrema y la impunidad se convierten en el eje central de la narración.

En su opinión, los personajes de ficción a menudo amplifican rasgos reales para hacerlos más reconocibles e impactantes. En este sentido, dice que figuras como Elon Musk o Donald Trump ofrecen “arquetipos perfectos para construir antagonistas que, pese a su aparente respetabilidad, acaban revelando comportamientos claramente disfuncionales o antisociales”. “Probablemente, personajes como los de Succession o The Boys se inspiran en figuras reales como Musk o Trump, puesto que la ficción busca conectar con los miedos y las preocupaciones latentes de la sociedad actual”, explica Neira.

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Riqueza vs. democracia

La acumulación de riqueza por muy pocos y el aumento de su influencia directa gracias a sus recursos generan un agravio comparativo en relación con el resto de la sociedad, reconoce Andreu Paneque, lo que afecta “a la lógica democrática y, por lo tanto, pone en riesgo la estabilidad”.

Recalca que “las figuras disruptivas como Trump o Giorgia Meloni responden a un malestar social profundo hacia las élites políticas establecidas, además de la institucionalización de determinadas luchas sociales, como el feminismo o el cambio climático”.

Apoya estos argumentos en datos recientes basados en una encuesta de Oxfam publicada en el marco del Foro de Davos que indican que casi dos tercios de las personas millonarias consideran que la influencia de los superricos en la presidencia de Trump supone una amenaza para la estabilidad mundial. Además, el 70% considera que los superricos tienen una influencia desproporcionada sobre la opinión pública a través del control de los medios y las redes sociales. Ante este escenario, Paneque advierte que cuando los recursos económicos permiten influir de forma directa en el sistema político, “se rompe la igualdad de oportunidades democráticas”.