Qué diferencia hay entre el euro digital y una criptomoneda

Cada vez hay más iniciativas que buscan responder al auge de las criptomonedas y al aumento de los pagos digitales, enfrentándose, eso sí, al desafío de garantizar seguridad

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FOTO DE ARCHIVO. Representación con
FOTO DE ARCHIVO. Representación con chispas de la criptomoneda bitcóin en esta imagen ilustrativa. 24 de noviembre de 2024. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration

El Banco Central Europeo (BCE) lleva, desde hace ya un par de años, en una etapa crucial de investigación para el desarrollo del euro digital, una moneda digital que funcionaría como un equivalente electrónico al efectivo.

Y es que, según ha informado el propio BCE, esta iniciativa busca adaptarse al creciente uso de los pagos digitales en la zona euro, garantizando que estos sean seguros, accesibles y confiables.

En ese sentido, es importante saber que aunque el euro digital no va a reemplazar al efectivo, sí que actuará como un complemento, ofreciendo una alternativa moderna para transacciones electrónicas.

El proyecto, además, está siendo desarrollado directamente por el Banco Central Europeo, lo que garantiza que el euro digital será considerado dinero público y seguro.

Esta característica lo diferencia de otros métodos de pago digitales que dependen de instituciones privadas, ofreciendo una solución respaldada por una entidad pública.

¿Qué diferencias existen con las criptomonedas?

Lo que sabemos hasta ahora, es que, en primer lugar, el euro digital va a estar regulado bajo la normativa bancaria y respaldado por la institución, lo que lo diferencia de las criptomonedas, cuyo valor depende de la credibilidad de las entidades emisoras y no cuentan con un respaldo oficial.

Además, mientras que las criptomonedas son generadas mediante procesos de minería por los usuarios, la emisión del euro digital sería controlada exclusivamente por el BCE.

Esta regulación busca ofrecer a los usuarios un nivel de seguridad y estabilidad que las criptomonedas no pueden garantizar, ya que en caso de problemas con estas últimas, no existe una entidad a la que los usuarios puedan recurrir.

Por otro lado, el euro digital se plantea como un medio de pago electrónico que podría ser utilizado tanto por particulares como por empresas en los países de la zona euro.

De hecho, entre sus posibles aplicaciones se incluyen pagos mediante tarjetas, aplicaciones móviles y funciones avanzadas como pagos automatizados o incluso la integración de una forma de identidad digital.

Sin embargo, y esto es relevante, el BCE ha señalado que esta moneda no debería ser utilizada como una herramienta de inversión, sino únicamente para transacciones electrónicas de menor escala, con el objetivo de evitar impactos negativos en el sistema financiero y la economía en general.

REUTERS/Jana Rodenbusch/Foto de archivo
REUTERS/Jana Rodenbusch/Foto de archivo

El proyecto paralelo del Banco de España

En paralelo al proyecto del BCE, el Banco de España está llevando a cabo su propio programa experimental con un token digital denominado EURM, diseñado para operaciones interbancarias.

Este proyecto piloto, que se centra en las monedas digitales de banco central de carácter mayorista (w-CBDC), tiene como objetivo explorar las posibilidades de estas tecnologías en el ámbito financiero. No obstante, el EURM ha estado en fase de pruebas hasta finales de 2023, con la colaboración de diversas entidades seleccionadas para participar en el experimento. Ahora está a punto de ser utilizado, igual que sucede con el euro digital del Banco Central Europeo.

El desarrollo de monedas digitales soberanas no es exclusivo de Europa. En concreto, más de 70 autoridades monetarias en todo el mundo están investigando o experimentando con monedas digitales de banco central (CBDC).

Parece lógico entender que estas iniciativas buscan responder al auge de las criptomonedas y al aumento de los pagos digitales, enfrentándose al desafío de garantizar seguridad, solidez y privacidad para los usuarios. Además, los diseños de estas monedas deben evitar efectos adversos en los sistemas financieros y las economías nacionales.