El joven multimillonario que pasó de tener 300 dólares en la cuenta a facturar un millón: “Me gané una comisión de 114.000 euros en mi primera operación”

No sabía lo que era una hamburguesa ni una Coca-Cola; compartían una barra de pan entre cuatro

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El joven multimillonario que pasó
El joven multimillonario que pasó de tener 300 dólares en la cuenta a facturar un millón. (Imagen: Instagram)

Danilo Domínguez no sabía qué era una hamburguesa cuando llegó a Miami. Tampoco conocía la Coca-Cola ni entendía cómo alguien podía tener más de un par de zapatos. Había nacido en Cuba y crecido en una casa sin electricidad y bajo el sistema de racionamiento alimentario.

“Compartíamos un pan entre cuatro personas. Eso nunca lo olvido”, repite a menudo en sus conferencias. Su infancia transcurrió sin lujos, marcada por la escasez y una rutina donde soñar a lo grande no era una opción.

La “oveja negra” de la familia

A los 14 años, sus padres, ambos ingenieros (él químico y ella agrónoma), decidieron emigrar con él a Estados Unidos. “Nos fuimos a Miami cuando tenía 14. No sabía lo que era una hamburguesa. No conocía la Coca-Cola. No entendía cómo alguien podía tener dos pares de zapatos”, recuerda.

La mudanza no solo representó un cambio de país, sino un salto abismal en términos culturales y de expectativas. A pesar del entorno profesional de su familia, Danilo se consideraba “la oveja negra”. Inició la carrera de Administración de Empresas (ADE), presionado por su entorno familiar, pero pronto sintió que su lugar no estaba en las aulas.

A los 21 años tomó una decisión drástica: dejó la universidad para dedicarse por completo al mundo de los negocios. En ese momento tenía apenas 300 dólares en la cuenta bancaria. Durante los seis meses siguientes no generó ni un solo ingreso.

“Me dijeron: ‘Te vas a arrepentir‘. Pero yo sentía que tenía que actuar. Estaba dispuesto a comer tierra si hacía falta”, explica. La clave, asegura, fue un cambio en la forma de pensar. “El éxito fue mental. Cambié el chip. Dejé de pensar en dinero y me enfoqué en actuar”.

El punto de inflexión llegó con una operación inmobiliaria que gestionó tras llamar puerta a puerta. Fue honesto con la propietaria: le explicó que era su primera operación y le pidió 30 días de exclusividad para vender una casa valorada en cuatro millones de dólares.

En apenas cuatro días, la vendió. La comisión ascendió a 124.000 dólares, equivalentes a unos 114.000 euros. “Le dije la verdad: ‘Esta es mi primera operación. Si me das 30 días de exclusividad, te vendo la casa‘. Y cumplí”, señala. Fue entonces cuando comprendió que su método podía funcionar si mantenía la constancia.

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Una rutina sin secretos

Desde ese momento, Danilo impuso una rutina estricta: despertarse cada día a las 6:30, ser el primero en abrir la oficina y el último en irse. “La disciplina y la rutina fueron mi fórmula. No hay secretos. Hay que duplicar rutinas hasta que los resultados aparezcan”, explica.

Con esa lógica de esfuerzo sostenido, logró escalar posiciones dentro del sector inmobiliario. Años más tarde, su empresa dio un giro hacia la construcción modular, un modelo que permite fabricar viviendas en mes y medio y venderlas a partir de 180.000 dólares.

El enfoque, según indica, reside en combinar construcción acelerada con financiación total. Aunque no detalla los aspectos específicos de su modelo de negocio, subraya que la rapidez en los procesos y el acceso al crédito son los pilares sobre los que se apoya su empresa.

Equipo de la empresa de
Equipo de la empresa de Dani Domínguez. (Imagen: Instagram)

A pesar de todo, agradecido con sus padres

Hoy, Danilo Domínguez ha superado los 400 millones de dólares en facturación antes de cumplir los 30 años. Sin embargo, insiste en que su definición de éxito no está ligada únicamente al dinero. “El éxito es estabilidad emocional, ser buena persona y tener valores. Estoy agradecido a mis padres por inculcarme eso”, afirma.

En sus conferencias, suele compartir su historia sin adornos. No ofrece soluciones mágicas ni promesas de riqueza instantánea. Su relato, desde un barrio sin luz en Cuba hasta liderar una compañía multimillonaria en Estados Unidos, gira en torno a una premisa: cambiar la mentalidad. Una decisión sencilla, pero radical.