
Obtener la nacionalidad en Suiza tiene la particularidad de que además de cumplir con lo establecido en la legislación federal, hay normas específicas de cada cantón y comuna. Como punto de partida, y más allá de la vía del matrimonio, las autoridades exigen haber residido en el país al menos diez años, contar con un permiso de residencia de tipo C y demostrar una integración satisfactoria en la sociedad, para lo que se evalúa el conocimiento de una lengua nacional, la participación en la vida económica o académica, el respeto por el orden público y por los valores de la Constitución. Adicionalmente, algunos cantones imponen pruebas sobre historia, geografía y ordenación política.
El periódico local Blick cuenta la historia de una pareja de holandeses, Ronny van Unen, de 72 años, y Saskia Scheltes, de 66, residentes desde hace 20 años en Suiza y a los que se les acaba de negar la nacionalidad reuniendo todas las condiciones para lograrla menos una, a juicio de sus vecinos: no se han integrado. Los últimos 15 años los han pasado en Unteriberg, un pequeño municipio del cantón de Schwyz, al este del país. A pesar del tiempo de residencia, el dominio del alemán, un historial judicial limpio y una implicación personal en la vida comunitaria, su solicitud de naturalización ha sido rechazada.
La decisión de la Comisión de Naturalización les ha sido comunicada recientemente y ha suscitado atención mediática tras publicarse el caso inicialmente en el diario Bote der Urschweiz. Según la resolución, a la pareja le faltaría “identificación con Suiza”. El presidente comunal, Ruedi Keller, quien también forma parte del órgano evaluador, ha explicado a Blick que durante la entrevista “el matrimonio no logró convencerles”. A su juicio, no demostraron un grado suficiente de participación en la vida social y política local.

Fallaron dos preguntas
Durante el proceso, Van Unen y Scheltes respondieron a doce preguntas de la comisión y fallaron dos. Entre ellas, no sabían el nombre de su representante en el parlamento cantonal. En su defensa, subrayan su integración a través de actividades locales. En una carta dirigida a la asamblea comunal, explicaron su pertenencia al Club Alpino Suizo (CAS), su participación en excursiones y su implicación en asociaciones dedicadas a la restauración de relojes suizos antiguos. Ambos exponen regularmente estas piezas en ferias regionales y aseguran tener un fuerte vínculo afectivo con la cultura helvética.
Pese a sus esfuerzos, el 24 de abril la asamblea comunal confirmó el rechazo a su solicitud de ciudadanía. Ante este nuevo revés, la pareja considera ahora llevar el caso ante el tribunal administrativo del cantón.
Vetada por comprar el Aldi
No se trata de un caso aislado. Suiza mantiene un sistema de naturalización particularmente exigente, en el que los municipios desempeñan un papel clave. La naturalización ordinaria requiere no solo cumplir con plazos de residencia y demostrar conocimientos lingüísticos, sino también acreditar integración efectiva, una categoría evaluada de forma subjetiva por las autoridades locales.
En ocasiones, los motivos para rechazar solicitudes han generado controversia. En Clos du Doubs, en el cantón del Jura, un ciudadano francés fue vetado por cortar el césped en días festivos, conducta interpretada como una falta de respeto a las costumbres locales. En Buchs (Argovia), una mujer turca fue penalizada por hacer la compra en cadenas como Aldi y Migros, en lugar de apoyar al comercio del municipio. En otro caso, un ciudadano caboverdiano vio denegada su petición tras haber sido sancionado por no deshelar correctamente el parabrisas de su coche durante un invierno.
Estas decisiones son posibles porque en muchas comunas la ciudadanía suiza se concede tras un voto popular o en asamblea vecinal. Aunque los solicitantes pueden recurrir a la vía judicial, los tribunales suelen limitarse a verificar que no se hayan vulnerado derechos fundamentales o que los criterios aplicados no sean discriminatorios.
Uno de los pasaportes más valiosos del mundo
Los rechazos por razones aparentemente menores han reabierto en varias ocasiones el debate sobre qué significa estar “integrado” en Suiza. Mientras que para muchos solicitantes bastaría con cumplir los criterios legales -residencia, idioma, respeto por las normas-, para algunos municipios lo esencial es la implicación emocional con la comunidad y la participación activa en la vida social.

El pasaporte suizo, uno de los más valorados del mundo por su acceso sin visado a numerosos países y sus implicaciones fiscales, es también uno de los más difíciles de obtener. Este nivel de exigencia refleja una concepción del vínculo nacional que trasciende lo administrativo. Sin embargo, para personas como Ronny y Saskia, el ideal de ciudadanía puede verse frustrado por percepciones subjetivas y expectativas difíciles de satisfacer. Mientras el proceso judicial sigue su curso, la pareja continúa viviendo en Unteriberg, donde, incluso tras el rechazo oficial, afirman sentirse parte de la comunidad.
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