Mujica era Muxika: los orígenes vascos del expresidente de Uruguay

Mikel Prieto, doctor en Pedagogía y miembro de Eusko Ikaskuntza, ha podido demostrar sin lugar a dudas el pueblo de origen del exguerrillero tupamaro

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Mujica viene de Astigarreta, un
Mujica viene de Astigarreta, un pequeño barrio de Beasain

José Alberto Mujica Cordano, fallecido este martes en Montevideo a los 89 años, fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015. Exguerrillero tupamaro, preso político durante 14 años - trece de ellos en régimen de aislamiento durante la dictadura cívico-militar -, y más tarde ministro, senador y figura clave del Frente Amplio. Desde su chacra a las afueras de la capital uruguaya, donde cultivaba flores para su venta, se dedicó en sus últimos años al diálogo político y a la reflexión pública. El cáncer de esófago que se le diagnosticó en abril de 2024 y su delicado estado de salud impidieron cualquier tratamiento agresivo. “No me cabe ni un tratamiento bioquímico ni la cirugía porque mi cuerpo no lo aguanta”, explicó entonces.

Mujica viene de Astigarreta, un pequeño barrio de Beasain, en Gipuzkoa

Mujica siempre afirmó, sin demasiados rodeos, que era descendiente de vascos. Durante su presidencia, en 2013, visitó el municipio vizcaíno de Muxika convencido de que ese era el origen de su apellido. Lo cierto, sin embargo, es que su linaje hunde sus raíces más atrás y más al este: en Astigarreta, un pequeño barrio rural del municipio guipuzcoano de Beasain, tal como demuestra el estudio realizado por el investigador donostiarra Mikel Prieto, doctor en Pedagogía y miembro de Eusko Ikaskuntza (una sociedad científica fundada en 1918 por las diputaciones forales de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra con el objetivo de “ser un recurso estable y duradero para desarrollar la cultura euskalduna”)

Según informan desde NAIZ, Prieto ha dedicado dos años a bucear en archivos como el de Oñati, el diocesano de Donostia y el de Aranzadi para reconstruir con documentación el árbol genealógico del expresidente. Y lo que ha podido demostrar sin lugar a dudas es que la familia Mujica - originalmente Muxika - habitó durante al menos doce generaciones en Astigarreta, desde el siglo XVI. “Ciertamente todos los indicios apuntan a Muxika como casa solar del expresidente, pero lo único que por ahora está documentalmente demostrado, sin asomo de duda, es que los antepasados de Pepe Mujica proceden de este minúsculo barrio rural escondido entre bosques en el Goierri guipuzcoano. ¿De qué casa o caserío en concreto? No se sabe con certeza puesto que habitaron varios caseríos”, apunta el investigador.

Jose Mujica en su chacra
Jose Mujica en su chacra en Montevideo, Uruguay (REUTERS/Andres Stapff/File Photo)

Uno de esos antepasados, a finales del siglo XVIII, se trasladó a Azpeitia. En generaciones posteriores, la familia se estableció en Tolosa. Francisco Mujica Yeregui, bisabuelo del presidente, nacido en esa localidad guipuzcoana, emigró en 1842 a Uruguay desde el puerto de Pasaia junto a su esposa y dos hijos. El contrato de viaje, hallado por Prieto en el archivo de Oñati, indica que pagaron 1.500 pesetas por un alojamiento en el entrepuente del Chateaubriand. Aquel viaje, como tantos otros, marcó el inicio del recorrido americano de una saga que culminaría, tres generaciones más tarde, en la presidencia de un país.

Mujica, que hablaba de su abuelo como un hombre que aún conservaba el euskera, siempre mantuvo una conexión afectiva con Euskal Herria. “Pienso que debían haber estado muy mal mis antepasados para que se fueran de semejante país tan hermoso”, dijo durante su primera visita. En una segunda, ya fuera del cargo, recaló en Astigarreta. “No hay que confundir vasco y español, el aspecto vasco es predominante”, señaló entonces.

El trabajo de Prieto - que encuadernó y envió al propio Mujica - recopila actas de matrimonio, documentos notariales y registros sacramentales. Incluye, por ejemplo, el acta de la boda entre Francisco Mujica y Catalina Chipiriano Esnaola, descendiente de madre vasca y padre italiano, celebrada en la iglesia de San Vicente de Donostia.

Hoy, el caserío Muxika de Astigarreta está habitado por Pedro Mari Alustiza y María Rosario Mujika. Ella, desde el umbral, recuerda con distancia la noticia: “Bai, bai, zerbait aditu dugu Uruguaiko presidentearena. Nik zer esango dizut, ba? Gauza horiek jakintsuek argitu beharko dituzte (Sí, sí, algo hemos oído del presidente uruguayo. ¿Qué te voy a decir yo? Estas cosas deberán ser aclaradas por los sabios)“. A miles de kilómetros, la vida de Mujica se apagó en Montevideo, en la misma chacra donde durante años cultivó flores. Su herencia, sin embargo, sigue ligada a la tierra que un día trabajaron sus antepasados en la ladera del Murumendi.