Más de 200 horas de clase perdidas: el “desastre” para las familias de Beniparrell tras el cierre de su colegio por la DANA

La demora de las obras y los retrasos diarios de los autobuses escolares hacen que los niños de este pueblo valenciano pierdan más de seis horas a la semana

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Protesta de las familias del
Protesta de las familias del CEIP Blasco Ibáñez. (Instagram)

Los 131 alumnos del CEIP Blasco Ibáñez (Beniparrell, Valencia) han perdido más de 200 horas lectivas desde que la DANA obligase a cerrar el centro. El edificio no sufrió las inundaciones de las aulas ni los despachos, pero sus cimientos quedaron peligrosamente dañados, hasta el punto de que se planteó la opción de derribarlo. Mientras las familias esperan pacientemente las obras que restauren el colegio, los niños han sido reubicados en distintas escuelas del municipio de Silla.

Pero el transporte hasta allí no ha sido sencillo, especialmente después de que la mayoría de los padres perdiesen sus vehículos en el temporal. La solución desde la Conselleria fue contratar los servicios de la compañía de transportes Monbus para que trasladase a los alumnos de un municipio a otro, un arreglo que ha resultado ser “un desastre”, destaca Lorena Expósito, madre de dos estudiantes afectados y miembro del AMPA. “Necesitábamos dos autobuses, porque hay 131 alumnos entre Primaria e Infantil, pero solo nos podían proporcionar dos, con lo cual hay uno de ellos que hace dos viajes”, explica a Infobae España.

Esta particularidad, unida a los constantes retrasos que tienen los vehículos, hace que los niños pierdan más de una hora de clase cada día, unas 6 horas y media cada semana, desde hace ya medio año.

Seis meses de retrasos y horarios cambiados

En un inicio, el perjuicio lo sufrían los alumnos mayores, a partir de 4º de Primaria, pero posteriormente fueron los de Educación Infantil, para evitar perjudicar a aquellos más cerca de pasar a la Educación Secundaria Obligatoria. Los niños que viajan en el segundo autobús empiezan sus clases a las 10:00 horas, una hora más tarde que el resto de sus compañeros si, con suerte, el transporte llega puntual. A su vez, han de salir media hora antes del colegio, a las 13:30 horas, para poder acomodar a todos los niños en el centro.

Para Expósito, es un desajuste enorme. “Un hijo mío se va a las nueve menos cuarto y el otro se va a las nueve y media. Tengo que estar tres cuartos de hora en la parada del autobús esperando a que venga, tanto para ir como para volver”, dice.

La gota que colmó el vaso para los padres ocurrió el pasado 30 de abril. Los autobuses llegaron a recoger a los niños, pero sin un monitor que vigilase a los menores, tal y como les exige la ley. A la ida pudieron resolver la incidencia, pero para el trayecto de vuelta fue imposible y los alumnos se quedaron sin forma de volver del colegio. “Nos tuvimos que organizar entre los padres, llegamos allí a las 15:40 horas y los niños estaban todos llorando”, afirma Expósito.

“Uso condón porque si no sale una aberración como tú... eres una rata de cloaca”: cuando el acoso en el colegio más elitista de Madrid te obliga a irte del país.

Sin planes para arreglar el CEIP Blasco Ibáñez

Mientras profesores y padres hacen malabares por la educación de sus hijos, la Conselleria trabaja en la reforma del colegio, sin que las familias reciban información clara. “Nos dijeron que entre los procesos y permisos se alargaría un poco, pero que en marzo estaríamos en el cole”, recuerda Expósito. Llegado el mes de mayo, sigue sin haber plan de obra.

Además de las inundaciones, el centro ha recibido otros daños: el vallado fue arrastrado por el agua y, al no repararse, el colegio ha sufrido robos y ha sido vandalizado. El vallado se ha repuesto, pero no se ha llevado a cabo ninguna actuación para reparar las instalaciones afectadas. “Y lo peor de todo es que no hay un plan. En un principio era para marzo, luego para después de Pascua. Ahora nos dicen que será en septiembre, pero que, en caso de que no pueda ser, ya tienen mirado un colegio de Alacuás que nos podría acoger”, dice la madre.

La Conselleria de Educación asegura que las obras de reparación del exterior llevan en pie desde el 24 de febrero, pero que han sufrido retrasos debido a la gravedad de los daños. Mientras, exige a Monbus el cumplimiento del contrato de emergencia y sigue trabajando para que el servicio se desarrolle con normalidad.

Las familias protestarán por la situación del colegio el próximo 15 de mayo, para exigir el inicio urgente de las obras del centro escolar y la dotación inmediata de un tercer autobús, que permita a los niños llegar a su colegio de acogida sin retrasos. O, al menos, que construyan unos barracones en su municipio donde los niños puedan estudiar.