Con 30 años, se entera de que morirá si no lo operan de un cáncer fulminante: “No me he permitido tener miedo”

El joven tuvo problemas al reincorporarse a su trabajo, debido a los efectos secundarios de la quimioterapia

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Operan de urgencia a Antoine,
Operan de urgencia a Antoine, un joven de 30 años con cáncer de colon (Montaje Infobae, RTL info)

Antoine tiene 30 años, trabaja como enfermero de urgencias en Bruselas y está acostumbrado a cuidar de los demás. Pero en 2023, su vida dio un giro radical: fue diagnosticado con un cáncer de colon agresivo, un tipo poco habitual en pacientes tan jóvenes. “Yo era el que nunca estaba enfermo, siempre en camiseta y pantalones cortos, incluso en invierno“, recuerda en una entrevista para RTL info con la periodista Salima Belabbas.

A pesar de que la incidencia en adultos jóvenes ha aumentado en los últimos años, el cáncer de colon afecta principalmente a personas mayores de 50 años, por lo que el caso de Antoine ha sido una gran sorpresa, no solo para él, sino también para sus allegados. Este tumor se desarrolla en el intestino grueso, generalmente a partir de pólipos que pueden volverse malignos con el tiempo. Aunque los síntomas son a menudo inespecíficos —cambios en el ritmo intestinal, presencia de sangre en las heces o pérdida de peso—, la detección precoz es clave para mejorar el pronóstico.

“Ya ni siquiera podía atarme los cordones de los zapatos”

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Operan de urgencia a Antoine, un joven de 30 años con cáncer de colon (RTL info)

En el caso de Antoine, el diagnóstico fue un golpe inesperado. Las pruebas médicas revelaron una anomalía y el diálogo con su médico fue directo: “El médico se mantuvo ambiguo. Le pregunté: ¿Piensa que es cáncer? Me respondió: ‘Realmente no es imposible. ¿Y si no lo operamos? Va a morir’, me dijo”. La operación fue urgente y fue seguida de seis meses de quimioterapia. El tratamiento, como suele ocurrir en estos casos, tuvo efectos secundarios severos. Sin embargo, “no me permití tener miedo. La suerte estaba echada”, afirma Antoine, con una determinación que no decayó ni siquiera durante los peores momentos del proceso.

El mayor conflicto que tuvo Antoine durante todo este tiempo era poder seguir manteniendo su papel como padre. El enfermero tenía un hijo junto con su pareja Aurélie, Merlín, y esperaban con ansias el segundo: “Tuvimos que asumir nuestro rol de padres a pesar de todo lo que estaba pasando”, ha relatado. Además, su experiencia como paciente también le enfrentó a un nuevo tipo de vulnerabilidad: la de ser cuidado cuando toda su vida profesional se ha dedicado a cuidar a otros.

Tras finalizar el tratamiento, la recuperación no fue inmediata. Al parecer, Antoine experimentó algunas de las secuelas físicas y algunas de ellas le afectaron en su labor diaria: “Ya no sentía los dedos. Y tengo un trabajo donde tengo que ponerme catéteres, tomar muestras de sangre... Ya ni siquiera podía atarme los cordones de los zapatos”.

Testimonio de Eva Gabaldón tras el fallecimiento de su hermana Elena en el Hospital El Bierzo. (Oncobierzo)

A pesar de todo, ha conseguido regresar al trabajo y a su vida familiar. “Estoy volviendo a una vida parecida a la que tenía antes, a mi rol de padre, de esposo. Y por ahora, este es el momento en que estoy recuperando un poco mis alas”. Cuando se le pregunta qué lo sostuvo durante este proceso, no duda: “El apoyo de mi esposa, mi familia y mis seres queridos ha sido fundamental. Si mi sonrisa tiene fuerza hoy, es porque me la dieron ellos”.