Los gatos pudieron llegar al continente americano a bordo del barco de un conquistador español del siglo XVI: encuentran los restos más antiguos del continente

Un equipo de investigación analiza el naufragio de un barco que navegó en una expedición de Tristán de Luna y Arellano

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Los gatos pudieron llegar al
Los gatos pudieron llegar al continente americano a bordo del barco de un conquistador español (Montaje Infobae)

Hoy en día, los gatos están presentes en prácticamente todo el mundo. Solo algunos rincones - como la Antártida, por motivos obvios; o el archipiélago noruego de Svalbard, donde no solo están prohibidos los gatos sino que también lo está el morir - escapan a su expansión. Sin embargo, no siempre fue así: la historia evolutiva de los felinos modernos se remonta a millones de años atrás, cuando el género extinto Pseudaelurus - de cuerpo esbelto, patas cortas y pelaje moteado - habitaba Europa, Asia y América del Norte durante el Mioceno (hace entre 20 y 8 millones de años). De esa rama primitiva surgirían todos los felinos modernos, incluidos los grandes panterinos (leones, jaguares, leopardos, tigres, leopardos de las nieves, y panteras nebulosas) y los gatos domésticos (Felis catus).

El gato doméstico, tal como se lo conoce hoy, apareció hace unos 10.000 a 12.000 años en Oriente Próximo, en la región de Mesopotamia y del Mediterráneo oriental. Las primeras evidencias de su domesticación se remontan a unos 9.500 años, gracias al hallazgo de un gato enterrado junto a un humano, con toda probabilidad su dueño, en una tumba en Chipre, isla donde los gatos no eran nativos. Se deduce, por tanto, que el proceso de domesticación ya había comenzado antes de que los primeros ejemplares fuesen transportados por el hombre.

Una expedición española de conquista
Una expedición española de conquista trajo los primeros gatos al continente americano (Imagen Ilustrativa Infobae)

Una expedición española de conquista trajo los primeros gatos al continente americano

En América, en cambio, no entraron hasta mucho más tarde. A pesar de que hoy están presentes en al menos un tercio de los hogares estadounidenses, los gatos no eran originarios del continente. Se asume que cruzaron el Atlántico a bordo de los barcos de conquistadores y colonos europeos en los siglos XV y XVI: restos óseos de gatos domésticos habían sido identificados previamente tanto en San Agustín (Florida), asentamiento español, como en la colonia británica de Jamestown (Virginia). Sin embargo, los restos más antiguos hallados hasta ahora en el continente americano fueron hallados recientemente en un naufragio español frente a las costas de Florida.

El naufragio, conocido como Emanuel Point II, formaba parte de la expedición del conquistador Tristán de Luna y Arellano. La flota, procedente de Veracruz (México), había fondeado en la bahía de Pensacola con la intención de establecer la colonia de Santa María de Ochuse. Según Muy Interesante, en septiembre de 1559 una tormenta tropical de gran intensidad provocó el hundimiento de seis de los once barcos de la expedición, lo que frenó - temporalmente - los planes imperiales. Pero también dejó bajo el mar un valioso registro arqueológico.

Entre los restos del Emanuel Point II, un equipo de investigación encontró fragmentos óseos de un gato adulto y otro juvenil, ambos genéticamente emparentados con linajes europeos del siglo XVI. No se sabe con certeza si los animales fueron embarcados con un propósito específico - como el control de ratas y ratones a bordo, motivo bastante habitual para meter un gato en un barco - o si simplemente se colaron durante la estancia del barco en algún puerto. Lo que sí pudo determinarse, gracias al análisis de los restos, fue que al menos uno de los gatos no se alimentaba de roedores.

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Según John Bratten, investigador de la Universidad del Oeste de Florida, “lo interesante es que nuestro gato no comía las ratas del barco, sino que tenía una dieta más alineada con la de los marineros”. Esto podría indicar que los tripulantes lo alimentaban directamente, bien porque los roedores no eran suficientes como fuente de alimento, o por un vínculo afectivo que convirtió a estos animales en algo más que simples exterminadores. El descubrimiento, publicado por Archaeology Magazine, supone la documentación más temprana de gatos domésticos en territorio estadounidense. Una prueba concreta de cómo, en medio de tormentas coloniales, naufragios y planes imperiales truncados, los gatos encontraron su camino a través del Atlántico.