Un médico explica por qué estornudamos si nos da el sol: “No tiene nada que ver con la alergia”

El divulgador Víctor Espuig cuenta a través de un vídeo publicado en TikTok el motivo que produce este fenómeno hereditario conocido como reflejo del estornudo fótico

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El médico de familia Víctor
El médico de familia Víctor Espuig en un vídeo publicado a través de su cuenta de TikTok (@victorespuig). (Montaje de Infobae España)

Tiritar cuando hace frío, que el párpado empiece a contraerse de repente, que se arruguen los dedos de las manos tras pasar cierto tiempo en el agua… Son muchas las reacciones extrañas que se producen en el cuerpo cada día y que pueden resultar bastante inusuales. Una de ellas es especialmente curiosa: estornudar cuando da el sol. Pero lo cierto es que todo esto tiene una explicación científica, como ha contado el médico de familia Víctor Espuig en un vídeo publicado a través de su cuenta de TikTok (@victorespuig). “No tiene nada que ver con la alergia”, advierte.

Estornudar es, por lo general, una reacción automática del organismo ante la presencia de partículas irritantes o agentes infecciosos que estimulan la mucosa nasal. Sin embargo, existe un desencadenante poco común que afecta a un pequeño porcentaje de la población: la exposición repentina a la luz solar.

Este fenómeno provoca estornudos involuntarios al mirar directamente una fuente luminosa intensa, como el sol. Se trata de una respuesta neurológica que ha despertado el interés de la comunidad científica por su singularidad. Según asegura Víctor Espuig, esta reacción tiene una base fisiológica concreta.

La genética hace que algunas personas estornuden al mirar al sol

“¿Eres de las personas que estornudan cuando les da el sol en la cara? Pues no estás solo”, comienza diciendo Víctor Espuig en el vídeo. Y es que, tal y como relata, se trata de un fenómeno hereditario conocido como reflejo del estornudo fótico o ‘síndrome ACHOO’, en inglés.

Según cuenta el experto en su canal de TikTok, donde acumula más de 158.000 seguidores, este fenómeno afecta a alrededor del 25% de la población. Pero hay quienes se preguntan a qué se debe esto, una cuestión a la que el médico de familia da respuesta: “No tiene nada que ver con la alergia y, aunque no se sabe al 100%, se han propuesto varias teorías”.

No obstante, hay una explicación que parece resultar la “más convincente” y que indica que, cuando estas personas se exponen a una luz tan intensa como la del sol, la señal que va a través del nervio óptico se cruza con el nervio trigémino y lo activa, que es el que se encarga del estornudo. “Como si se tratara de un cortocircuito”, garantiza.

Asimismo, Espuig hace especial hincapié en el papel tan importante que juega la genética en las personas a las que esto les ocurre. “Si te fijas, es muy probable que le pase a alguno de tus padres y a otros familiares, ya que se hereda de una forma autosómica dominante”, sostiene el joven.

Qué es el reflejo del estornudo fótico

No todas las personas reaccionan igual ante la luz intensa. Mientras que para la mayoría una salida al exterior en un día soleado no supone más que una contracción de las pupilas, en otros casos este simple gesto desencadena una serie de estornudos involuntarios. Se trata del llamado reflejo del estornudo fótico, un fenómeno neurológico que afecta a entre el 10% y el 35% de la población, según diversas estimaciones.

La explicación teórica se encuentra en la proximidad entre dos nervios clave: el nervio óptico, encargado de transmitir la información visual al cerebro, y el nervio trigémino, implicado en funciones sensoriales de la cara, incluida la respuesta del estornudo. Cuando una persona pasa repentinamente de un entorno oscuro a uno muy iluminado, el cambio de luminosidad provoca una contracción rápida de las pupilas. Esta respuesta es detectada por el nervio óptico, que podría activar de forma cruzada al trigémino, generando una sensación de cosquilleo en la nariz que culmina en un estornudo.

El fenómeno, conocido también como reflejo autosómico dominante compulsivo helio-oftálmico (ACHOO, por sus siglas en inglés), ha sido objeto de estudio, aunque no cuenta aún con una explicación definitiva. La causa exacta por la que solo ciertas personas presentan este reflejo no está completamente clara, aunque se ha observado un posible componente genético. De hecho, investigaciones como las realizadas por el genetista David P. King en los años 80 apuntan a que podría tratarse de un rasgo hereditario autosómico dominante.