Un millón de euros en diamantes, sin rastro: investigan a un joyero por fingir un robo y estafar a un empresario

El gerente de una cadena de joyerías en los Pirineos habría urdido una trama para quedarse con 54 piedras preciosas confiadas por un empresario particular

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Múltiples diamantes (Freepik)
Múltiples diamantes (Freepik)

Este martes, el Tribunal Penal de Tarbes, en el departamento francés de Altos Pirineos, se convirtió en el escenario de un juicio de alto perfil por la desaparición de diamantes valorados en más de un millón de euros. En el banquillo se ha sentado el gerente de la cadena de joyerías “Les 3 Ors”, con establecimientos en diversas ciudades francesas, acusado de orquestar un falso robo para apropiarse de 54 diamantes que le había confiado un empresario particular. El caso, que implica delitos de abuso de confianza, estafa, blanqueo de capitales y robo, ha sacado a la luz una compleja red de engaños.

De la herencia al fraude

Todo comenzó en 2018, cuando el denunciante, un hombre ajeno al mundo de la joyería, heredó 27 diamantes. Siguiendo el consejo de un comerciante parisino, decidió vender una propiedad para adquirir otras 27 piedras “gemelas”, con la idea de formar lotes “tú y yo” que, supuestamente, aumentarían su valor de mercado.

“Rápidamente me di cuenta de que, si no eres del sector, todo es muy complicado”, declaró ante el tribunal. Fue entonces cuando conoció al gerente de “Les 3 Ors”, quien le transmitió confianza. Le confió el lote comprado en París para que lo guardara en su caja fuerte, y el joyero se comprometió a encontrar un comprador en Bélgica. La venta del lote heredado se realizaría posteriormente.

El gerente de “Les 3 Ors” organizó una reunión con el supuesto comprador en una cafetería de un hotel de Bruselas. Sin embargo, ese “comprador” nunca tuvo intención de comprar los diamantes de verdad. A su regreso, el empresario aseguró entre gritos que había sufrido un robo mientras le mostraba los diamantes a ese comprador. Lejos de sospechar, el empresario volvió a confiar en él y le entregó el segundo lote de diamantes.

Versión oficial frente a revelaciones policiales

Un joyero sosteniendo un anillo
Un joyero sosteniendo un anillo de diamantes (Freepik)

Durante la vista oral, el acusado negó haber cometido ningún tipo de fraude y sostuvo la versión del robo en la vía pública. Según declaró, dejó los diamantes en el asiento del copiloto del coche del comprador, quien se marchó del lugar inesperadamente. “Me pilló desprevenido”, dijo.

Sin embargo, la investigación de la gendarmería francesa ofrece otra versión muy distinta. El supuesto comprador, detenido en Bélgica, confesó haber llevado a cabo un “reap deal” —una estafa pactada para fingir un robo y luego devolver las joyas al joyero—. Este, al parecer, recuperó los diamantes, aunque nunca informó de ello al empresario.

Es más, el segundo lote, que según el denunciante quedó bajo la custodia del joyero, fue vendido sin que él recibiera ningún tipo de compensación. En su declaración, el acusado introdujo una nueva versión de los hechos, acusando al empresario de haberle tendido una trampa. “No tenía seguro, así que le debía dinero. Fue entonces cuando apareció el tema del segundo lote. Desde el primer día, yo sólo vi las piedras compradas a Taché, nunca las heredadas”, alegó.

Una defensa agresiva y un pasado comprometedor

La defensa del joyero, encabezada por el abogado Simon Cohen, denunció numerosos defectos en la instrucción del caso, acusando al investigador de parcialidad y solicitando la anulación del expediente judicial y la apertura de una investigación complementaria.

El letrado Quillivic cuestionó la conducta del denunciante: “¿Por qué confiarle un segundo lote tras un primer robo? ¿Por qué esperar dos años para denunciar? ¿Y por qué iniciar acciones civiles para luego abandonarlas?”, planteó ante el tribunal.

La fiscalía, por su parte, presentó un amplio historial de acusaciones adicionales contra el procesado: venta de pesos mexicanos falsos a un jubilado (que perdió 16.000 euros), tenencia de armas y drogas, comercio de productos prohibidos (como marfil o pelo de elefante) e incluso presunto intento de intimidación.

“Este no es el perfil de un joyero común, y por suerte no lo es”, señaló el fiscal, que solicitó un año de prisión con pulsera electrónica, una multa de 30.000 euros, la inhabilitación profesional permanente y el decomiso de bienes embargados por valor de más de un millón de euros.

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Su pareja, también procesada por un presunto delito de receptación, negó rotundamente depender de él. “Los investigadores han querido retratarme así, pero no soy esa persona”, afirmó.

Para ella, la fiscalía ha solicitado una multa de 15.000 euros. En cuanto a la empresa “Les 3 Ors”, se enfrenta a una sanción económica de 20.000 euros.