Por qué Islandia es el único país de la OTAN que no tiene ejército

Esta isla se encuentra en un punto crucial para las rutas de navegación y la vigilancia del espacio aéreo y marítimo. Fue de gran importancia durante la Guerra Fría y sigue siéndolo en un momento de gran tensión con Rusia

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El presidente del Consejo Europeo,
El presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, y el primer ministro de Islandia, Kristrun Frostadottir, a 9 de abril de 2025. (REUTERS/Yves Herman)

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha puesto en duda la eficacia de Alianza Atlántica y los europeos tienen cada vez más motivos para pensar que deberán hacerse cargo de su propia seguridad. Su viejo aliado estadounidense tiene ahora otras prioridades estratégicas. Algunas de ellas chocan frontalmente con los intereses europeos, como es el caso de Groenlandia, un territorio vinculado a Dinamarca —y por tanto miembro de la OTAN— que Trump quiere comprar —o tomar por la fuerza— para controlar las rutas marítimas que atraviesan el ártico.

Pero Groenlandia no es la única ubicación estratégica en el Atlántico Norte que podría estar en peligro si la nueva Administración Estadounidense decidiese abandonar o reducir sus compromisos con la OTAN. Islandia es otro país con la misma importancia estratégica y cuya seguridad depende en su totalidad de esta alianza, ya que es el único país miembro sin ejército propio.

Situada entre América del Norte y Europa, Islandia también se encuentra en un punto crucial para las rutas de navegación y la vigilancia del espacio aéreo y marítimo. Lo fue especialmente durante la Guerra Fría y todavía lo es en la actualidad, en un contexto de gran tensión geopolítica con potencias como Rusia.

Una alianza internacional que sirve de ‘escudo’

Tras su independencia de Dinamarca en 1944, Islandia ha mantenido su decisión de no tener un ejército en el sentido tradicional de la palabra. Ni siquiera cuando se convirtió en miembro fundador de la OTAN, una decisión que fue desde el inicio controvertida por la larga tradición pacifista que ha defendido esta isla.

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La nación tiene menos de 400.000 habitantes, recursos limitados y ningún conflicto abierto, por lo que no ha considerado necesario mantener un ejército propio, ya que sería muy difícil de sostenerlo económicamente. “Mi pueblo está desarmado y lo ha estado desde la época de nuestros antepasados ​​vikingos. No tenemos ni podemos tener un ejército“, declaró en 1946 el ministro de asuntos exteriores islandés.

Pero la ausencia de un ejército tradicional no significa que esté aislada en términos de defensa. Islandia ha confiado en la protección de los aliados de la OTAN, en especial Estados Unidos, con quien firmó una acuerdo de Defensa bilateral que estableció una base militar en Keflavík en 1951, en el suroeste del país. Esta base aérea jugó un papel clave durante la Guerra Fría, ayudando a Islandia a mantener su seguridad sin necesidad de una fuerza militar nacional y permitiendo a los aliados occidentales vigilar el espacio aéreo y la presencia de submarinos soviéticos en aguas atlánticas.

Ya con la URSS disuelta, los estadounidenses se mantuvieron en el territorio décadas hasta que en el año 2006 decidieron unilateralmente la retirada de los militares de la base Keflavík, pero el compromiso de Defensa sigue vigente. A día de hoy, Islandia participa en operaciones de paz y misiones internacionales, aportando de otras formas, como el envío de personal civil y la cooperación en inteligencia y logística. Además alberga instalaciones de radar que proporcionan información crucial para las misiones de defensa aérea y naval de la OTAN.