El príncipe Louis cumple siete años: de su íntima celebración hasta sus obligaciones como benjamín de la Corona británica

A primera hora del 23 de abril de 2018, la duquesa de Cambridge, ahora princesa de Gales, comenzaba con las contracciones que traerían al mundo a su tercer hijo. Tras un parto mucho más llevadero que el de George y Charlotte, Kate Middleton daba a luz a las 11:01 de la mañana, hora local, en el hospital londinense de St. Mary’s al príncipe Louis, considerado como alteza real desde el momento de su nacimiento.

Este 2025, el benjamín del hogar cumple siete años rodeado de un aura de esperanza a la vez que incertidumbre. Desde luego, el pasado año no fue nada fácil para la familia real británica, y el príncipe Louis celebró sus seis años bajo el caos y el dolor que suponía el diagnóstico de cáncer de su madre, solo unos meses después del mismo mal augurio de su abuelo, el rey Carlos III.

Sin embargo, este aniversario llega en un momento especialmente emotivo para la princesa de Gales, quien, tras haber atravesado los meses más duros de su vida, ha optado por priorizar por completo el bienestar de sus hijos. Para la celebración, el matrimonio ha decidido mantener todo el festejo en el ámbito privado, lejos de los focos y los medios de comunicación. Según revela el diario The Mirror, la jornada estará dedicada a compartir tiempo en familia en su residencia de campo en Norfolk, una elección que refuerza el nuevo compromiso de Kate y Guillermo con una crianza alejada del protocolo cuando se trata de sus hijos.

Louis ha crecido ante los ojos del público en un entorno cuidadosamente protegido. Si bien sus apariciones han sido retransmitidas en vivo y en directo, cada imagen difundida muestra a un niño alegre, vivaz y con una fuerte conexión tanto con sus padres como con sus hermanos mayores.

Sin embargo, el hecho de ser el más joven de los hijos del futuro monarca también plantea ciertos retos, tal como ha advertido la experta real Jennie Bond a The Mirror. Louis, al igual que Charlotte, forma parte de lo que tradicionalmente se conoce como los “repuestos” en la línea de sucesión. Es decir, miembros de la familia que no están destinados directamente al trono, pero cuya posición dentro de la institución puede ser ambigua y, en ocasiones, complicada de gestionar.

Este es un asunto que no pasa desapercibido para Kate y Guillermo. De acuerdo con voces expertas como la experta en realeza, ambos son plenamente conscientes de los riesgos emocionales que puede conllevar ocupar un segundo plano dentro de la estructura monárquica. La experiencia de la generación anterior, marcada por la ruptura entre el príncipe Guillermo y su hermano Harry, ha dejado una lección clara: no se trata solo de ocupar un lugar, sino de encontrar un propósito.

“Guillermo y Kate son muy conscientes de los problemas que enfrenta un sustituto de la realeza, un segundón. Ya han demostrado una actitud diferente y moderna en la crianza de sus hijos y harán todo lo posible para que Charlotte y Louis se sientan tan especiales, queridos y valorados como George”, asegura Bond. Por ello, han optado por mantener a sus hijos lo más alejados posible de la presión mediática, dándoles una infancia lo más “normal” que se pueda en su situación, indican en Daily Mail.

Para Kate Middleton, este nuevo aniversario de su hijo menor llega cargado de sentimientos. Según relata la misma experta, la princesa mantiene un vínculo particularmente estrecho con Louis, a quien todavía ve como su “niño pequeño”. “Aunque es una madre dedicada a sus tres hijos, la princesa de Gales tiene una relación especial con Louis. El hijo al que todavía considera su bebé cumple siete años. Como la mayoría de las madres, siente que su hijo menor está creciendo demasiado rápido y hay mucha emoción encontrada”, apunta Bond a The Mirror.

Este sentimiento se intensifica al considerar los duros meses que ha vivido la familia desde el diagnóstico de cáncer de Kate, anunciado al inicio del año. Lejos de paralizarlos, este momento vital ha reforzado la unidad del núcleo familiar y ha llevado a los príncipes de Gales a replantearse sus prioridades. Prueba de ello fue su ausencia en la tradicional misa de Pascua celebrada en el Castillo de Windsor. En lugar de cumplir con uno de los actos más emblemáticos del calendario real, optaron por pasar esos días junto a sus hijos, priorizando el tiempo en familia.