
Un hallazgo inesperado en la casa de una abuela ha puesto de manifiesto el sorprendente valor que pueden alcanzar objetos cotidianos del pasado y los productos de segunda mano. Según informó el medio checo Techsvet, una mujer descubrió en la antigua vivienda unas cortinas que pertenecieron a su abuela, los cuales, tras publicarse en internet, fueron adquiridos por un coleccionista francés por la asombrosa suma de 50.000 coronas checas (aproximadamente 2.000 euros). Este objeto textil, que en su momento costaron apenas 10 coronas checoslovacas (40 céntimos), se han convertido en un ejemplo del creciente interés por piezas retro y artesanales.
De acuerdo con el medio, estas cortinas estaban confeccionados en algodón, con detalles de bordado manual en la técnica conocida como crewel, caracterizada por motivos florales típicos de Europa del Este, por lo que eran un “tesoro”. Además, presentaban un acabado de encaje y un estado de conservación casi impecable, lo que incrementó su atractivo para los coleccionistas. Este tipo de piezas, que en su época eran comunes en los hogares, han adquirido un valor significativo debido a su rareza y a la creciente demanda en plataformas de venta como Etsy, donde artículos similares alcanzan precios igualmente elevados.

El auge de lo retro
El caso de este elemento textil no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia más amplia que ha revalorizado objetos cotidianos del pasado: moda vintage y retro. Según ha detallado Techsvet, artículos como alfombras, porcelanas y discos de vinilo, que en su momento eran accesibles y comunes, ahora son considerados piezas de colección. Este fenómeno responde a un cambio en los gustos y preferencias, donde lo artesanal y lo antiguo han ganado protagonismo frente a la producción masiva y estandarizada.
En el caso de los textiles, el valor no solo radica en su antigüedad, sino también en los métodos de fabricación. Las cortinas hechas a mano, ya sea mediante bordados o tejidos con distintos motivos decorativos, son especialmente codiciados. Los estampados florales y geométricos, a menudo específicos de ciertas regiones, añaden un componente cultural que incrementa su atractivo. En este contexto, Europa del Este, y en particular la antigua Checoslovaquia, se ha destacado históricamente por su tradición textil que hizo que se produjeran piezas de alta calidad.
De lo cotidiano a lo exclusivo
El caso reportado por Techsvet también pone de relieve cómo el mercado global ha transformado la percepción de estos objetos. Lo que en su momento era un artículo funcional y accesible, como unas cortinas, ahora se considera un bien exclusivo, buscado por coleccionistas de todo el mundo. Plataformas digitales como Etsy han facilitado esta transformación, al conectar a vendedores locales con compradores internacionales dispuestos a pagar sumas considerables por piezas únicas.
El interés por estos objetos no solo responde a su estética o calidad, sino también a su capacidad para contar historias. Los cortinajes vendidos por la mujer checa, por ejemplo, no solo eran un ejemplo de artesanía, sino también un testimonio de una época y un lugar específicos, lo que añade un valor intangible que los coleccionistas aprecian.
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