El hielo de los polos captura el pasado en su interior y desvela el futuro del planeta: “Todas estas Danas que estamos teniendo proceden del deshielo del Ártico”

El experto en microbiología Antonio Quesada relata que las burbujas de aire que se acumulan dentro de las grandes masas de agua congelada pueden indicar cómo era el clima hace más de un millón de años y cómo será en las siguientes décadas

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El experto en microbiología, Antonio
El experto en microbiología, Antonio Quesada, desvela lo que oculta el hielo en su interior y las pisas que da sobre el clima. (Canva)

La Antártida es la mayor reserva de agua del planeta y, además, esconde las claves del pasado y del futuro del clima terrestre. También lo hace el Ártico, al norte, aunque en menor medida, por contener hielo más joven. Si bien la ciencia aún no sabe cómo será el planeta exactamente dentro de varias décadas, las muestras en estas grandes masas congeladas ofrecen muchas pistas. “El hielo, cuando se forma, acumula burbujas de aire de ese momento”, relata Antonio Quesada del Corral, licenciado en biología y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid.

Este experto ha trabajado en ambas regiones polares desde 1992, investigando sobre las bacterias que existen en los lagos y ríos de estas zonas heladas en más de 15 expediciones. Ahora estudia los microorganismos del aire, que tienen la peculiaridad de no estar influenciados por la acción humana: “No hay actividad en la Antártida, ni coches, ni agricultura”, explica el científico, “por eso se pueden observar los procesos naturales”. Estos inhóspitos lugares, aunque en la zona ártica viven cerca cuatro millones de personas, cuentan con temperaturas que alcanzan los -50 grados y los -89 en la Antártida, que es el lugar más frío del mundo: “Se estima que puede llegar a los -94 grados. Es un frío inmenso, no te lo puedes ni imaginar”, relata Antonio a Infobae España.

Un barco turístico surca el
Un barco turístico surca el mar de Groenlandia. (Freepik)

Lo que esconden los icebergs

Los icebergs o bloques de hielo, no son simples masas de agua congelada. Guardan en su interior muestras de aire, como pequeñas burbujas, mientras la nieve estuvo cayendo: “Es muy interesante porque gracias a eso podemos sacarle el gas y saber cómo era la atmósfera en ese momento”, manifiesta el experto. Estas albergan pistas de cómo fue el planeta hace más de un millón de años, lo que permite conocer las dinámicas del clima, entre otros aspectos. Para ello, se extrae un cilindro —en la Antártida se ha hecho de 3,5 kilómetros—, luego se corta en rodajas y se extraen las partículas de su interior. “Esto está directamente relacionado con nosotros, ya que podemos entender el efecto invernadero”, explica Quesada.

Sin embargo, el deshielo ya es un miedo real: “Estamos muy asustados. En el Ártico ya no queda hielo tan antiguo”. Si bien el científico no considera que se puedan derretir por completo ambas regiones polares, existe inquietud: “Ya tenemos que hacerlo fatal para que se fundan cuatro kilómetros de espesor”. No obstante, al norte, donde las capas de este material son más finas, el calentamiento global ya está causando estragos: “El deshielo en el Ártico va a pasos agigantados. En el sur de Groenlandia ahora se puede cultivar”. Las temperaturas también han aumentado, llegando algunos veranos a los 14 grados, que “para una zona polar es mucho”.

El aumento de temperatura causará
El aumento de temperatura causará más deshielo en las zonas polares. (Freepik)

El futuro de la Tierra

Los científicos trabajan en las bases para desvelar lo que la naturaleza oculta a simple vista. Gracias a los testigos de hielo que se extraen, “se puede aseverar con seguridad, y sin ninguna duda, que el cambio climático que está habiendo en la Tierra en los últimos 50 años es más rápido que el que ha ocurrido en los últimos 800.000 años”. La situación es preocupante. A 10 años vista, va a aumentar mucho la temperatura terrestre: “No importa lo que hagamos”, asevera Antonio Quesada, que afirma que lo único posible es reducir la velocidad a la que se produce esta subida. Ya no es posible prevenirlo, está pasando.

“El deshielo se está acelerando más deprisa de lo que los modelos nos decían”, contempla el catedrático. En este ámbito, algunas personas se muestran escépticas y se declaran ‘negacionistas’. Sin embargo, el experto lo tiene claro: “Puedo decir que el 99,5% de los científicos entiende el cambio climático y que este es consecuencia del ser humano”. La Tierra ha sufrido muchas variaciones de temperatura a lo largo del tiempo, pero ninguno al ritmo de esta. En la última mitad de siglo ha subido 1,7 grados a nivel global: “Eso no había ocurrido nunca. Ha habido cambios de tres o cuatro grados, pero en miles de años y por diferentes causas que no son humanas”.

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Las consecuencias del deshielo

“Todas estas Danas y este tiempo raro que estamos teniendo proceden del Ártico”, señala Antonio Quesada. Los efectos meteorológicos adversos ya se han hecho notar en distintos países como la Dana de Valencia del pasado mes de octubre, que causó más de 200 fallecidos. Estos efectos, además, se experimentarán con mayor intensidad y frecuencia “si no se frenan las emisiones de dióxido de carbono en masa a la atmósfera”. A esto se suma el papel crucial que juega el Ártico, ya que “es el que maneja todo el clima del hemisferio norte” al ser el principal foco de frío próximo y porque “hace mover las masas de aire en un sentido o en otro”.

En esta región del planeta cada vez hay más mar abierto, que al ser oscuro acoge mayor cantidad de radiación solar y, por tanto, aumenta el calor que provoca el deshielo. El experto indica que “es un bucle que podrá causar en 2035 que no exista hielo en verano allí”. Esto ocurre porque la capa congelada “se funde más rápido de lo que se va construyendo”. Por otro lado, uno de los problemas que más asusta es la subida del nivel del mar: “Eso por desgracia lo vamos a ver en nuestras costas levantinas. El agua va a llegar al paseo marítimo”, asevera Antonio Quesada.

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Un pingüino camina sobre el hielo de la Antártida. (Freepik)

“Algunas especies van a desaparecer, otras surgirán nuevas, pero los mayores afectados vamos a ser nosotros, nuestra economía y nuestra forma de vivir”, expresa categóricamente. Perjudicará a los cultivos, ya que la “agricultura se hará difícilmente predecible”. El turismo también se verá afectado, debido a que las altas temperaturas, en el sur de España, sobre todo, cada vez causan mayores problemas para lidiar con ellas. En el Ártico esto ya se está viviendo: los millones de habitantes con los que cuenta esta región, que se extiende hasta Rusia, Canadá o Groenlandia, han tenido que cambiar sus costumbres: “Muchas de estas poblaciones son nómadas. Necesitaban el hielo para poder cruzar de un sitio a otro y cazar. Ya no lo pueden hacer”, manifiesta el científico.

La fase científica de incertidumbre, denominada así por los profesionales de este campo, aún no concluye lo que acontecerá pasada una década: “No sabemos qué es lo que va a ocurrir y eso es muy malo”, explica el investigador. Lo único que se puede hacer es concienciar de que el problema ya está aquí y es “imparable”, aunque es posible frenar la velocidad de este cambio: “Hay que reaccionar”.