
“El Ayuntamiento de Barcelona ha dicho que quiere cerrar dos de las terminales de cruceros del puerto, pero en realidad no creemos que quiera cerrar ninguna. No hay ningún plan para reducir el número de cruceros que llegan a la ciudad”. Así de contundente se muestra Daniel Pardo, uno de los portavoces de ‘Stop Creuers’, una plataforma que aglutina a asociaciones ecologistas y vecinales que quiere que se clausuren, no solo dos, sino todas las terminales de Barcelona que permiten la salida y llegada de los cruceros. A falta de que se hagan públicos los datos de 2024, el puerto de Barcelona recibió en 2023 un total de 803 de estos grandes buques con 3.568.000 pasajeros. Las previsiones son que 2024 superó este dato y marcará un nuevo récord.
‘Stop Creuers’ asegura que “hablamos de una industria totalmente superflua e innecesaria, altamente contaminante y responsable de una de las modalidades de explotación turística más depredadora en nuestra ciudad. Genera lugares de trabajo extremadamente precarios y se lleva los beneficios a madrigueras fiscales. Una industria que, especialmente en emergencia climática, hace falta urgentemente reducir de forma progresiva hasta eliminarla. Son resort de lujo, no un medio de transporte”. El Puerto de Barcelona ensalza, en cambio, los beneficios económicos que esta industria deja en la ciudad: 1.083 millones de euros al año y 9.000 puestos de trabajo.
En teoría, sí hay un plan para reducir las terminales de los cruceros: en concreto, dos. Un portavoz de los ‘comunes’ asegura a Infobae España que el objetivo es clausurar las terminales A y C. Los ‘comunes’ arrancaron este compromiso al PSC (que gobierna el Consistorio) a cambio de aprobar las ordenanzas fiscales. Pero el Ayuntamiento tiene muy poco poder ejecutivo en el Puerto, solo un asiento de los 17 del Consejo de Administración, en el que están el Gobierno central, la Generalitat, el Ayuntamiento del Prat de Llobregat (gobernado por los comunes), empresarios y sindicatos. Los ‘comunes’ aseguran “que el Ayuntamiento tiene que llevar la propuesta de cierre de dos terminales al Consejo del Puerto”. ¿Cuándo? No hay plazos.

La primera teniente de alcalde de Barcelona, Laia Bonet, ya señaló en febrero en una entrevista a TV3 que la Ciudad Condal ha “tocado techo” en cuanto a su capacidad de recibir cruceristas. “Hemos hecho llegar al Puerto, ya formalmente, la voluntad de asumir unas conversaciones para poder reubicar el número de terminales a cinco”, señaló Bonet. Es decir, reducir las terminales de siete a cinco. Y menos terminales suponen menos barcos y menos turistas. Este diario se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento para conocer qué plazos maneja para conseguir este objetivo. No ha obtenido respuesta. “Hacen falta muchos votos para aprobar una decisión que difícilmente gustará al sector privado”, matizan desde ‘Stop Creuers’.
No hay plazos
Desde el Puerto tampoco hablan de plazos. Solo aclaran que los miembros de dicho Consejo “pueden proponer con antelación que se introduzca un punto en el orden del día”. En este caso, el Ayuntamiento tiene que proponer la posibilidad del cierre de estas dos terminales. “Y es potestad del presidente del Consejo de Administración, cargo que recae en el presidente de la Autoridad Portuaria, aceptar o no la introducción de dicho punto, ya que es legalmente el presidente del consejo quien fija los puntos a tratar”. Si el presidente da el visto bueno, se introduce y se debate ese punto. Los acuerdos serán adoptados por mayoría de votos.
Hay que tener en cuenta que el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat y el Gobierno son tres administraciones capitaneadas por el Partido Socialista. “No podemos elucubrar sobre un tema del que no tenemos información. Cuando el Ayuntamiento nos remita su propuesta, se analizará y se procederá conforme a la normativa vigente, como no puede ser de otra manera”, señala un portavoz del Puerto, dejando claro que no hay ninguna propuesta de cierre de terminales sobre la mesa.
El convenio actual entre el Ayuntamiento de Barcelona y el Puerto se firmó en 2018 con Ada Colau de alcaldesa. El cumplimiento de este acuerdo supone una inversión total de 335 millones de euros, de los que 195 millones corresponde a inversión privada. Desde entonces “estamos trabajando en la concentración del tráfico de cruceros en el muelle ‘Adossat’, dando así cumplimiento para reducir a siete las terminales y alejar la actividad de cruceros de las zonas urbanas”, explica el portavoz del Puerto. Eso fue en 2018, cuando se entendió que siete era un número razonable de terminales.

“Hemos cerrado ya dos terminales [pasando de nueve a siete] y una tercera, situada en el muelle ‘Barcelona Sud’, está previsto que cese su actividad a finales de 2026″. Es decir, que solo quedarían seis. Pero el Puerto sigue con planes de futuro. MSC acaba de inaugurar una terminal (la H) en el muelle ‘Adossat’, y hay una segunda en construcción que se adjudicó a Royal Caribbean, el muelle G. Es decir, el Puerto volverá a tener siete terminales cuando se supone que el Ayuntamiento de Barcelona quiere reducir de nuevo el número a cinco. Esto obligará a negociar un nuevo convenio. El alcalde socialista Jaume Collboni quiere además revisar la fiscalidad asociada a los cruceros que hacen escalas de menos de 12 horas.
Las dos terminales escogidas para su cierre acaban su concesión a corto plazo entre este año y 2029, lo que permitiría su clausura sin indemnización a la concesionaria. ‘Stop Creuers’ no entiende por qué la propuesta se limita a cerrar solo estas dos, cuando hay una tercera que se encuentra en la misma situación. Además, la terminal G fue otorgada en concesión el pasado mes de marzo, cuando la plataforma ecologista reclamó que se parara el proceso de adjudicación.
Royal Caribbean, la adjudicataria, ya ha anunciado que su nuevo crucero, el más grande del mundo, debutará visitando Barcelona en agosto de 2026. Actualmente, se construye en Finlandia. Las proporciones de este buque son faraónicas: 365 metros de eslora, 3.000 tripulantes, 20 cubiertas, y capacidad para más de 7.000 pasajeros en sus 2.814 cabinas, que supondrán el equivalente a seis veces el Hotel Vela de Barcelona, todo en un solo barco.
Terminal G con polémica
Esta terminal G no ha estado exenta de polémica. A principios de 2023, el Puerto de Barcelona se vio obligado a retirar el concurso público para la licitación de las obras de construcción y explotación. Un contencioso presentado por un grupo de navieras al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) provocó que, “por prudencia”, el Puerto adoptara esa decisión. Las compañías denunciaron entonces un trato de favor hacia Royal Caribbean. Solo fue un paréntesis. Finalmente, ha sido adjudicada a Royal Caribbean. Se trata del muelle más grande, al estar más alejado de la ciudad. Su puesta en marcha supondrá la llegada de un millón de cruceristas al año.

Es decir, es posible que el acuerdo de tener solo cinco terminales no pueda cumplirse hasta 2029. Pero entonces volverá a haber el mismo número de amarres que hay hoy, con la paradoja de que el Puerto tendrá capacidad para acoger a más cruceristas. Esto se debe a que las dos nuevas terminales (G y H) son de más capacidad que las que se cierran. “En el mejor de los casos, si se acabara concretando el cierre de las dos terminales, sería más bien una medida cosmética destinada a calmar ánimos”, se lamentan desde ‘Stop Creuers’.
Y eso que los barceloneses demuestran su hartazgo con este tipo de turismo. Un 64,6% de los encuestados cree que se debe limitar el número de cruceristas, una cifra que ha aumentado significativamente desde el 48,5% de hace dos años, según datos de la última encuesta de percepción del turismo de 2024 hecha por el Ayuntamiento de la Ciudad Condal.
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