A cuatro siglos del mejor año en la historia de España: el ‘Annus Mirabilis’ de Felipe IV se concibió en Brasil

En 1625, la Monarquía Hispánica encadenó una serie de éxitos militares que consolidaron su reputación política en una época convulsa en Europa. La reconquista de Salvador de Bahía fue una de esas victorias

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Cuadro de la reconquista de
Cuadro de la reconquista de Bahía expuesto en el Museo Naval. (IHCN)

1625 está considerado como el mejor año de España. La serie de victorias militares que se sucedieron a lo largo de sus 365 días le han valido el título de Annus Mirabilis, expresión latina que se traduce en “año de las maravillas” y está reservada únicamente para aquellos periodos de 12 meses que albergaron sucesos extraordinarios que marcaron el devenir histórico. Hace 400 años, la grandeza y la reputación del reinado de Felipe IV fueron apuntaladas por los éxitos conseguidos en el asedio de Breda, el socorro de Génova, la batalla de San Juan, la defensa de Cádiz y la reconquista de Bahía, batalla, esta última, que ha sido la elegida por el Museo Naval para recordar este tiempo de hazañas en la historia de España.

La exposición Annus Mirabilis. Salvador de Bahía 1625: El crédito de España, inaugurada este viernes, gira alrededor de un cuadro que hasta ahora había pasado inadvertido, oculto al público general. “Siempre había circulado por conductos privados por no responder a la versión oficial del acontecimiento”, ha explicado durante la presentación de la muestra el catedrático de Historia Moderna David García Hernán, uno de sus comisarios. “Estamos demasiado acostumbrados en nuestro tiempo a que prevalezca el relato de las cosas, esta exposición tiene como objetivo contar la verdad”, ha asegurado.

Para García, esta pintura, en la que se ven los 52 navíos comandados por Fadrique de Toledo, capitán general de la Armada del Mar Océano, que sitiaron y reconquistaron, entre marzo y mayo de 1625, la ciudad brasileña que había sido tomada por los holandeses unos meses antes, se contrapone a la realizada por Juan Bautista Maíno a petición del todopoderoso conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV, y que forma parte de la colección del Museo Nacional del Prado. A diferencia de este, ideado para exaltar la figura de la mano derecha del rey, el cuadro que presenta el Museo Naval describe fehacientemente los hechos ocurridos en Salvador de Bahía cuatro siglos atrás, asegura García.

“El objetivo de esta muestra es recuperar la memoria de un tiempo poco conocido de la historia común de España y Portugal, para recordar que la recuperación de Salvador de Bahía vino de la mano de una escuadra hispano-lusa”, ha señalado el director del Museo Naval, capitán de navío Juan Escrigas. La importancia de esta operación radicaba en que este puerto en lo que hoy es Brasil suponía, ha detallado Escrigas, “un punto estratégico para el control no solo del tráfico del Caribe y del Atlántico”, sino también de las vías que España empleaba para transportar la plata que extraía del continente americano. “Era crucial recuperar Salvador de Bahía y no solo recuperarlo, sino que había que hacerlo de la manera más brillante posible”. Y así se hizo.

Más repercusión que Lepanto

La obra que sirve como hilo conductor de la exposición ilustra la lucha de los 12.500 hombres que, ayudados por 1.585 piezas de artillería, lograron expulsar al invasor de la colonia portuguesa. “Este acontecimiento fue absolutamente espectacular, el más impactante entre todos los de 1625. Tuvo más repercusión en Europa que la propia batalla de Lepanto, en 1571″, ha subrayado el comisario de la muestra sobre la proeza logística que supuso en aquel entonces que una flota militar de tal magnitud cruzara el Atlántico sin perder ningún barco, cuando las probabilidades de naufragio ascendían eran del 10%.

La ciudad española que es la más antigua de Europa: un viaje por sus 3.000 años de historia.

Al llegar a la bahía brasileña, la flota hispano-lusa formó un arco de 34 kilómetros de extensión para sitiar la ciudad, a la vez que iniciaron el desembarco de las tropas ante la atónita mirada de las fuerzas holandesas. “Yo muchas veces lo comparo con la visión que tuvieron los centinelas alemanes cuando observaron, el 6 de junio de 1944, las 10.000 naves de la Operación Overlord del desembarco de Normandía“, ha destacado García.

A día de hoy se desconoce el autor de la obra, pero se sospecha que debe haber sido alguien con conocimientos en cartografía. De igual manera, se sabe a ciencia cierta que el cuadro se remonta al siglo XVII y se cree fue encargado por la familia de Fadrique de Toledo, quien murió en la miseria y el descrédito por su enemistad con Olivares, en 1634. “Su hijo, a la vez marqués de Villafranca del Bierzo y de Villanueva de Valdueza, va a tener una situación económica muchísimo mejor y su madre va a querer que sea caballero de la Orden de Santiago. Entonces hay que rehabilitar (a su padre), porque para ser caballero no era tanto lo que hacía uno, sino lo que hicieron los antecesores”, ha explicado García. “Probablemente el cuadro está encarnado para recalcar la historia de Don Fadrique”.