El ingeniero de Ferrari y Maserati que renunció a su sueño porque no llegaba a fin de mes: “Con 1.600 euros al mes no lo conseguía”

La industria automotriz italiana está concentrada en el norte del país, donde los costes de vida son mucho más altos que en las regiones del sur

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FILE PHOTO: Maserati headquarters is
FILE PHOTO: Maserati headquarters is seen as the new MC20 Cielo Spider model is unveiled, in Modena, Italy, May 25, 2022. REUTERS/Flavio Lo Scalzo/File Photo

Sabino Di Molfetta, un ingeniero italiano de 32 años originario de la región sureña de Upulia, tomó la difícil decisión de abandonar su carrera en empresas automotrices de renombre como Ferrari y Maserati, tras años de trabajo en el norte del país, donde los altos costes de vida le hacían imposible llegar fin de mes.

Según una información del medio Corriere del Mezzogiorno, Di Molfetta inició su trayectoria profesional en el sector automotriz después de completar su formación en ingeniería eléctrica en 2016. Posteriormente, se trasladó a Bolonia para realizar sus estudios de postgrado. La decisión no era casual, ya que en el centro y norte del país es donde se concentran las principales industrias del automóvil. “En el sur no hay oportunidades en este sector”, explicó el ingeniero en unas declaraciones a este medio, que explica que desde joven soñaba con trabajar en el diseño de vehículos eléctricos y sus componentes.

Una carrera prometedora

El camino profesional de Di Molfetta comenzó con un puesto de prácticas en la filial de Kemet Electronics Corporation en Bolonia, una empresa líder en la producción de equipos electrónicos. Más tarde, logró un contrato indefinido en Ferrari, donde trabajó durante tres meses en el equipo de verificación y validación de componentes eléctricos.

Carlos III y Camila, durante su visita oficial a Roma. (REUTERS)

En julio de 2019, su carrera dio un salto significativo al ser contratado como project manager en Maserati, en la ciudad de Módena. Allí, se especializó en el diseño de componentes eléctricos, incluyendo la toma de carga para vehículos eléctricos, y participó en proyectos emblemáticos como los modelos Gran Turismo y Grecale. “Era un trabajo que me apasionaba, formar parte de la transición energética en un sector tan importante era un sueño hecho realidad”, afirmó el ingeniero.

La mitad de su sueldo iba al alquiler

Sin embargo, a pesar de su entusiasmo por el trabajo, Di Molfetta enfrentó dificultades económicas que lo llevaron a replantearse su futuro. Según detalló el medio, su salario mensual en Maserati era de 1.600 euros, de los cuales 750 euros se destinaban al alquiler de un pequeño apartamento. A esto se sumaban los gastos de servicios básicos como agua, electricidad y gas, lo que dejaba poco margen para otros gastos. “Al final del mes, apenas me quedaba dinero para vivir”, confesó.

Fue entonces cuando el joven apostó por buscar nuevas oportunidades en el sur. En junio de 2021, durante la pandemia, recibió una oferta de trabajo de Enel X, la división del Grupo Enel dedicada a la movilidad eléctrica.

Regreso a casa

La propuesta de Enel X marcó un punto de inflexión en la vida de Di Molfetta. Aunque inicialmente trabajaba desde su casa en su ciudad natal, debido a las restricciones por la pandemia, los frecuentes viajes a la sede central en Roma implicaban más y más gastos en transporte y alojamiento. A pesar de ello, el ingeniero comenzó a notar una mejora en su calidad de vida.

En enero de 2022, logró un traslado definitivo a los oficinas de Enel X en Bari, lo que le permitió establecerse en una ciudad cercana. “Ahora, en solo 20 minutos de tren estoy en mi lugar de trabajo”, explicó el ingeniero, que destacó que los costes de vida en el sur son significativamente más bajos en comparación con el norte.

Optó por el bienestar económico y social

Di Molfetta asegura no tener arrepentimientos por su decisión de regresar al sur. “Siempre he amado el sol y el calor de la Puglia, y ahora lo valoro aún más”, afirmó. Además, subrayó la importancia de estar cerca de su familia, algo que considera invaluable.

El caso de este joven ingeniero pone en evidencia las dificultades que enfrentan muchos profesionales en Italia, especialmente aquellos que trabajan en sectores altamente especializados y concentrados en regiones específicas del país. Su historia también refleja cómo desde la pandemia, muchas personas han comenzado a reconsiderar sus prioridades y optar por un estilo de vida más equilibrado.