
La falta de efectivos de la Guardia Civil en las Islas Baleares sigue siendo un problema que pone en peligro la seguridad de los ciudadanos, especialmente en los periodos de mayor afluencia turística, como la Semana Santa y el verano. Así lo ha denunciado la asociación de guaridas civiles Jucil, que alerta de la insuficiencia de agentes para hacer frente a un incremento exponencial de la población durante estos meses.
Las Islas Baleares, uno de los principales destinos turísticos del Mediterráneo, atraen tanto a turistas nacionales como internacionales por su oferta de ocio, su buen clima y sus servicios de calidad. Sin embargo, la creciente afluencia de visitantes durante los períodos vacacionales pone en evidencia la carencia de recursos humanos para garantizar la seguridad en el archipiélago. Al respecto, Jucil ha advertido que este modelo de éxito turístico podría verse comprometido si no se toman medidas urgentes para mejorar las condiciones laborales de los agentes destinados en las islas.
Una de las principales razones de esta falta de efectivos es la congelación desde hace más de 20 años del plus de insularidad que reciben los guardias civiles en Baleares. Este complemento, que se instauró en 2006-2007 en las Islas Canarias con fondos de la Unión Europea, fue ampliado a las islas mediterráneas con el objetivo de paliar el alto coste de vida en la región. No obstante, pese a que la situación económica en el archipiélago ha empeorado debido a la inflación de las últimas dos décadas, este incentivo sigue sin actualizarse, lo que dificulta la atracción y permanencia de agentes en la zona.
El alto coste de vida en Baleares, que ha aumentado considerablemente en los últimos años, es otro factor determinante. La dificultad para acceder a la vivienda y el elevado precio de los alquileres hace que muchos guardias civiles opten por solicitar su traslado a otras zonas de la Península. De hecho, la mayoría de los agentes que trabajan en las Islas Baleares lo hacen de manera forzosa, mientras que solo una pequeña parte acepta voluntariamente su destino temporal. La escasa calidad de vida y las difíciles condiciones económicas son factores que agravan aún más la escasez de efectivos, lo que provoca que muchos agentes soliciten su regreso tan pronto como se presenta la oportunidad.
Además de la seguridad ciudadana en las zonas urbanas, la Guardia Civil tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad en los accesos a las islas, incluidos puertos, aeropuertos y carreteras, así como la vigilancia costera, el control del tráfico y la seguridad vial. Sin embargo, los puestos más importantes del archipiélago siguen sin contar con suficientes oficiales y suboficiales. Un ejemplo claro de esta falta de recursos es el aeropuerto de Son Sant Joan, el más transitado de España en verano, donde no se destinan agentes de las escalas intermedia y superior, lo que pone en riesgo la seguridad en un punto neurálgico del tráfico aéreo.
Incremento de la criminalidad
A pesar de los refuerzos puntuales que se envían durante los períodos vacacionales, como las dos unidades de los GRS (Grupos de Reserva y Seguridad) en zonas de gran afluencia turística, o la incorporación de efectivos temporales sin experiencia, la situación no mejora. En 2024, la criminalidad en Baleares aumentó un 2,4%, con más de 80.300 delitos registrados, colocando a municipios previamente tranquilos como Santa Eulalia entre los más afectados. En comparación, la media nacional de criminalidad descendió un 0,3%. Esta tendencia al alza de los delitos en las islas evidencia que los recursos destinados a la seguridad son insuficientes para hacer frente a las crecientes demandas, han subrayado desde Jucil.
El caso de Formentera, que cuenta con solo 25 guardias civiles para cubrir toda la isla junto a la policía municipal, es otro ejemplo preocupante. Este número de efectivos resulta claramente insuficiente para gestionar la creciente población y los desafíos de seguridad, como se evidenció en 2024, cuando los agentes tuvieron que hacerse cargo de la gestión de más de 6.000 inmigrantes irregulares llegados en patera.
Para la asociación de guardias civiles, la situación es aún más alarmante con la proximidad de la Semana Santa, en la que la población en las islas se multiplica considerablemente. Las reservas hoteleras alcanzan ya el 92% en algunas zonas, lo que aumenta la presión sobre los pocos efectivos disponibles. La falta de refuerzos externos en esta época, que solo llegan en los meses de verano, genera una sensación de vulnerabilidad. La asociación teme que, un año más, la seguridad ciudadana se vea gravemente afectada por la escasez de profesionales.
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