
Para beneficio del peso de muchas carteras, este año el frío de invierno ha tardado un poco en llegar. Aunque, más allá del factor económico, puede ser preocupante, lo cierto es que lo que la población se habrá ahorrado bastante dinero en calefacción. Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el gasto medio anual por familia ronda los 640 euros.
Hay factores que pueden influir en la eficiencia de los radiadores y provocar que se acabe gastando más para un menor efecto. Si los radiadores no están calentando lo suficiente, lo más probable es que algo no vaya bien y, aunque en general la solución será sencilla y no requerirá de grandes conocimientos (ya que, en realidad, los radiadores suelen ser sistemas simples), en ocasiones hace falta un poco más de maña, aunque tampoco tanta.
A veces, cuando el sistema de calefacción circula agua a través de los radiadores, quedan bolsas de aire atrapadas en su interior. Esto ocurre cuando el aire no puede escapar y se acumula en la parte superior del radiador. Como resultado, el agua caliente no puede llenarlo completamente, lo que impide que se caliente con la máxima eficiencia. Además, el aire atrapado puede causar ruidos extraños, como golpeteos o silbidos, lo que indica que algo no está funcionando correctamente. Cuando esto suceda, se deben purgar los radiadores, aunque lo más recomendable es no esperar a que empiecen a fallar y hacerlo cada año cuando acabe la época de frío.

Cómo purgar los radiadores
Antes de comenzar, es necesario reunir una serie de materiales: la llave de purga es la más importante. Es una pequeña herramienta que se adapta a la válvula de purga del radiador. También es recomendable hacerse con un recipiente para recoger el agua que pueda salir; un trapo, papel o toalla para limpiar ese agua; y guantes para protegerse las manos, ya que el agua puede salir muy caliente y ser peligrosa.
Aun así, lo primero que se debe hacer es apagar la calefacción y dejar que los radiadores se enfríen para evitar quemaduras. A continuación, se coloca el recipiente justo debajo de la válvula, que generalmente estará en la parte superior del radiador, en un lateral. Esta válvula tiene una forma cuadrada o hexagonal y es donde se debe insertar la llave de purga. Con los guantes puestos, se debe girar lentamente la válvula en sentido antihorario utilizando la llave.
En general, al principio debería salir sobre todo aire y muy poca agua. Una vez deje de echar aire, comenzará a salir un flujo constante de agua. En ese momento, si no se ven burbujas de aire, se podrá cerrar de nuevo la válvula, girándola en sentido horario y asegurándose de que quede bien cerrada para evitar fugas. Después de todo este proceso, se debe comprobar la presión de la caldera, ya que es probable que el proceso la haya reducido, en cuyo caso será necesario reajustarla.
Si se tienen varios radiadores, se debe repetir el mismo proceso en todos, comenzando por el más cercano a la caldera, y verificando y reajustando la presión después de purgar cada uno. Cuando queden dos radiadores, se debe cerrar uno de ellos, manteniendo el otro abierto mientras se purga: hay que asegurarse de que siempre esté abierto al menos uno. Si después de este proceso, la calefacción sigue funcionando mal, lo mejor es llamar a un técnico profesional para que encuentre el problema y lo deje a punto para no pasar frío dentro de casa.
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