
Cuando estaba embarazada, la madre de Ilaria contrajo un virus que provocó que su hija naciera con una sordera completa en el oído derecho y otros problemas de audición en el izquierdo. Una situación a la que habría que añadir una pequeña discapacidad intelectual, cosa que no ha evitado que la niña, de 13 años, haya tenido en todo momento ganas de vivir y aprender.
“Siempre es muy positiva”, explica su madre al medio belga Sudinfo, el cual se ha hecho eco de su historia. “Mentalmente siempre ha sido muy fuerte, siempre quiere aprender”. Ilaria comenzó a asistir a una escuela especializada, con todo lo necesario para que pudiera aprender en las mejores condiciones. La joven vivía ya acostumbrada a su condición, hasta que a principios de otoño sufrió un revés que ha vuelto a transformar su vida por completo.
Un resfriado que resultó ser algo más
La niña se resfrió y los padres apreciaron que su capacidad auditiva había empeorado significativamente, “así que la llevamos al médico”, cuenta la madre al medio belga Nieuwslad. “Al principio pensó que tenía algo de líquido en el tímpano. Pensó que los antibióticos solucionarían el problema”. Pero los antibióticos no dieron resultado, por lo que acabaron en el hospital realizando una serie de pruebas que revelaron una desconexión entre el oído izquierdo -del que aún podía oír- y el cerebro.
De este modo, los médicos se encontraron con que Ilaria sufría algo que se conoce como sordera súbita. El National Institute on Deafness and Other Communication Disorders, de Estados Unidos, define esta afección como “una pérdida rápida e inexplicable de la audición, ya sea de pronto o en el transcurso de unos días”. La institución explica, además, que “aunque aproximadamente la mitad de las personas con sordera súbita recuperan parte o toda su audición espontáneamente”, hay también algunos casos en los que el tratamiento no resulta eficaz.
“Dicen que es algo muy raro”, sigue su madre. “La sordera unilateral ocurre en unas pocas personas de cada 100.000. Desafortunadamente, sucedió en la casa de Ilaria... y en el lado por el que todavía podía escuchar”. De este modo, esta niña se ha visto forzada durante estos meses a acostumbrarse a no poder escuchar y aprender lenguaje de señas, así como a leer los labios.
La nueva realidad de la familia de Ilaria
Los problemas han aparecido, no obstante, en la escuela. Ilaria necesita un traductor que le dé explicaciones en lenguaje de signos. De este modo, pese al apoyo que el centro ha ofrecido hasta el momento, “no tiene los medios” para poder ayudarla en ese sentido. “Si queremos contratarlo nosotros mismos, son unos 400 euros al día”.
A pesar de esto, se ha realizado una operación para ponerle un implante coclear, que la ayudará a detectar los sonidos, si bien necesitará un amplio margen de tiempo para poder acostumbrarse y acudir tanto a sesiones con un logopeda como a realizar el seguimiento de la evolución de su sistema auditivo. “Ella está afrontando muy bien la situación. Espera que pronto todo esto quede atrás y pueda regresar a la escuela”.
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