Un alcalde propone usar pistolas de paintball para disparar a los conductores de carreras ilegales: “Una pintura invisible a simple vista”

Desde hace años, Francia afronta un problema con las carreras ilegales que se celebran en algunas localidades. Los conocidos como “rodeos urbanos” son un nuevo fenómeno en el que los conductores de motocicletas se saltan las normas de circulación para competir entre ellos, poniendo en riesgo su propia salud y la del resto de automovilistas. No en vano, se trata de una práctica en la que incluso entran en espacios cerrados como centros comerciales, lo cual ya ha provocado muertes -seis solo en 2022- y numerosos heridos.

Y es que la moda del bike life, como se denominó en Estados Unidos cuando surgió, no tardó en exportarse al resto de continentes. Esto motivó que en Francia, en 2018, se modificara la ley para establecer penas de hasta cinco años de cárcel y multas de 15.000 euros, duplicables en caso de que la infracción se cometiera en grupo o que hubiera consumo de drogas de por medio. El año anterior, se habían contabilizado hasta 8.700 rodeos en zonas urbanas, y otros 6.600 en zonas rurales.

Pero, más allá de los cambios en la legislación nacional, los ayuntamientos también han intentado tomar medidas en el ámbito local. Un ejemplo se puede ver en la localidad de Compiègne, al norte de París. Allí, el alcalde ha solicitado al Ministerio del Interior más recursos para adquirir drones que puedan perseguir a los conductores y localizar sus escondites. De este modo, podrían hacerse fácilmente con los vehículos o no exponer a los agentes a riesgos innecesarios.

Pero, además, el Ayuntamiento de Compiègne ha pedido también poder utilizar pistolas de paintball, que sirvan como medida disuasoria. Esta petición, revelada por medios franceses como RMC, se explica en palabras del subdirector de seguridad de la policía municipal, que ha concretado que se pretende “utilizar un rifle específico", que utilice “pintura indeleble e invisible a simple vista”. Gracias a ello, se podría localizar y seguir a los perpetradores de las carreras con mayor facilidad.

Ante la pregunta de si esta medida podría resultar peligrosa, la subdirectora reconoció que en esto residía la complejidad del asunto. “Habrá que ver la realidad sobre el terreno". En caso de que el Ministerio diera luz verde, se realizarían algunas pruebas. “Tendremos que ver el daño que puede causar, tal vez un pequeño hematoma".

Puede que a muchos les resulte una medida extrema, pero para muchos de los habitantes de la localidad resulta ya una cuestión de vida o muerte. RMC, en este sentido, rescata el testimonio de un vecino de Compiègne que asegura que allí se producen rodeos cada semana. “El mayor problema es la seguridad”, destaca, “a menudo hay niños jugando cerca y para las familias y las personas mayores no es algo bueno".