Jodie Foster desafía los estereotipos en su nueva película: “Acepté envejecer, no pido que borren mis arrugas”

En “Vie privée”, la primera película hablada en francés que protagoniza, la actriz abraza la madurez y apuesta por roles genuinos. Los detalles del filme dirigido por Rebecca Zlotowski en una entrevista con Madame Figaro

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Jodie Foster debuta en francés con 'Vie privée', dirigida por Rebecca Zlotowski, y explora emociones complejas en un papel desafiante

Jodie Foster, una de las figuras más reconocidas del cine contemporáneo, asume un nuevo reto en su carrera: protagonizar su primer papel relevante en francés con la película Vie privée, bajo la dirección de Rebecca Zlotowski.

A los 63 años, la actriz y directora estadounidense se reinventa y reflexiona sobre los pilares que marcaron su vida: la fama, la maternidad, el paso del tiempo y, especialmente, la protección de su vida privada.

“Luché toda mi vida para seguir siendo yo misma”, afirma Foster, para quien la intimidad es esencial en un mundo de exposición constante. Y completa: “Acepté envejecer, no pido que borren mis arrugas”.

El estreno de Vie privée, previsto para el 26 de noviembre de 2025, destaca como un hito en la carrera de una artista que defiende su vigencia y autenticidad desde hace más de cinco décadas.

Un nuevo territorio con Rebecca Zlotowski

La actriz estadounidense reflexionó sobre
La actriz estadounidense reflexionó sobre la fama, la maternidad y la importancia de proteger su vida privada en un mundo de exposición constante

La colaboración con Rebecca Zlotowski significa para Foster más que un proyecto profesional. La cineasta francesa, reconocida por su inteligencia y humor, escribió un guion con enfoque en la psicología de los personajes que cautivó a la actriz.

Foster encarna a Lilian Steiner, una psicoanalista que investiga la muerte de una paciente, un papel que le permitió explorar matices emocionales en un idioma en el que, aunque lo domina, reconoce que le genera inseguridad.

“En francés, no estoy totalmente cómoda, siempre temo cometer errores, y eso aporta algo al personaje: una falta de confianza, una inquietud, como un titubeo”, explica en conversación con Madame Figaro. La relación entre Lilian y su hijo en la ficción, interpretado por Vincent Lacoste, se construye sobre esa tensión, reflejando situaciones presentes en la familia de Foster.

Vida bajo el foco y el valor de la privacidad

Foster interpreta a una psicoanalista
Foster interpreta a una psicoanalista en 'Vie privée', enfrentando inseguridades lingüísticas que enriquecen la profundidad de su personaje (REUTERS/Sarah Meyssonnier)

Desde los tres años, Foster estuvo ligada al mundo del espectáculo bajo la estricta tutela de su madre. Fue nominada al Oscar a los 14 años por Taxi Driver y ganó la estatuilla en dos ocasiones por Los acusados y El silencio de los inocentes.

“Pasé 59 años de mi vida en los platós”, recuerda. A pesar de la admiración que despierta, Foster reconoce que la exposición transformó su relación con los demás: “El cine cambió mi manera de relacionarme con la gente. Primero, porque a veces creen conocerme antes de que yo los conozca. Luego, porque puede que quieran algo de mí. Así es”, señala.

La terapia, afirma, fue determinante para comprender estas dinámicas y profundizar en su humanidad: “Me ayudó a ver más claro”.

Maternidad, vínculos y aprendizaje

Foster destaca la evolución de
Foster destaca la evolución de su relación con sus hijos, basada en la amistad y la comunicación constante (REUTERS/Mike Blake)

La maternidad ocupa un lugar central en las reflexiones de Foster. Es madre de dos hijos, uno de 27 años, residente en Nueva York y otro universitario.

“Hoy, mis hijos y yo somos buenos amigos, nos llamamos, vamos al cine juntos, nos lo contamos todo”, comparte. Reconoce que antes era más crítica y estricta, una característica común de su generación.

La relación con su madre, marcada por un carácter dominante y la enfermedad de Alzheimer al final de su vida, dejó una huella significativa. “Cuando eres joven, crees que llevas el legado materno y vives a través de eso. Y luego, en algún momento, dices: ‘¡Basta! ¡Soy diferente!’”, confiesa.

Límites y autenticidad frente a la exposición pública

Jodie Foster defiende la privacidad
Jodie Foster defiende la privacidad como un valor sagrado frente a la exposición pública en Hollywood (REUTERS/Mario Anzuoni)

La protección de la vida privada fue una cuestión de supervivencia para Foster. Entendió desde joven la necesidad de establecer límites entre su faceta pública y su intimidad. “Mi vida no es tan misteriosa, pero es mía, me pertenece. Luché para seguir siendo yo misma, para no ser devorada por el público, por la opinión de los demás”, afirma.

Su actitud, percibida en ocasiones como reservada, responde a la convicción de que la autenticidad solo se preserva manteniendo una conexión con la vida real: “Me gusta hacer las cosas normalmente, tomo el metro, llevo mis maletas, disfruto ver fútbol con mis hijos y no asisto a fiestas de Hollywood”.

Para la actriz, la privacidad es sagrada, una postura irrenunciable incluso ante la presión social. “Si tuviera que dar un consejo a un amigo, sería que conserve su vida privada. La mía es sagrada y no la voy a vender”, afirma a Madame Figaro.

“Vie privée”, madurez y nuevos significados

Foster rechaza los estándares de
Foster rechaza los estándares de Hollywood y acepta el paso del tiempo sin ocultar los signos de la edad (REUTERS/Carlos Osorio)

El paso del tiempo y la autenticidad ocupan un lugar esencial en la visión de Foster. A diferencia de otras actrices de su generación, rechaza la idea de ocultar los signos de la edad o seguir los estándares de Hollywood.

Acepté envejecer, no pido que borren mis arrugas”, resumió la actriz, quien orientó su carrera a papeles complejos y alejados de los clichés, buscando verdad y profundidad en cada personaje. “Cuando elijo un personaje, siempre privilegié al ser humano, a la mujer, no a la ‘mujer de’ o a la ‘chica maquillada’”, puntualiza.

Vie privée, comedia policial con guiños al cine clásico, representa para Foster mucho más que un hito profesional. Explora la psique de su personaje y aborda temas como el abandono, relaciones familiares y la ambivalencia materna.

Además, el componente psicoanalítico del guion, sumado a la oportunidad de trabajar con Daniel Auteuil, Virginie Efira y Vincent Lacoste, potenció el valor del proyecto. “Hacía mucho que no leía una historia tan rica”, confesó.