La profunda relación de Elizabeth Taylor y Michael Jackson: un amor que continuó después de la muerte

Por décadas, la relación entre Elizabeth Taylor y Michael Jackson ha sido objeto de especulación. Lo que oficialmente fue una amistad profunda, incondicional y extravagante, ha dado pie a numerosas teorías sobre una posible relación amorosa secreta entre dos de las figuras del entretenimiento más icónicas del siglo XX.

Aunque ambos negaron repetidamente cualquier implicación romántica, la intensidad de su vínculo, sus gestos públicos de afecto y la devoción mutua han alimentado el misterio: ¿hubo amor entre Elizabeth Taylor y Michael Jackson más allá de la amistad?

Las estrellas se conocieron en 1984, durante una proyección privada del video musical “Thriller”. Taylor, quien entonces ya era una actriz consagrada y ganadora de dos premios Oscar, se sintió impresionada por el talento y la sensibilidad de Jackson, quien se volvió una superestrella mundial tras el éxito de su primer álbum como solista.

Desde aquel primer encuentro, comenzaron a forjar una relación que rápidamente pasó de cordial a entrañable.

Cabe destacar que los artistas tenían una gran conexión. Ambos compartían una vida marcada por la fama temprana, la presión mediática y las rupturas emocionales.

Elizabeth Taylor había vivido matrimonios tumultuosos, adicciones y escándalos; Michael Jackson, por su parte, lidiaba con traumas familiares, inseguridades personales y una creciente obsesión mediática sobre su vida privada.

“Somos muy parecidos. Los dos tuvimos infancias horribles. Bueno, trabajar a los 9 años no es infancia”, señaló la protagonista de A Place in the Sun en una entrevista.

Oficialmente, tanto la actriz como el cantante insistieron en que su relación era estrictamente platónica. “Nos amamos profundamente, pero no de la manera que la gente quiere creer”, dijo Taylor en una entrevista de 1993.

Jackson también la describía como una figura maternal, diciendo que era “una amiga, una madre, una hermana” para él.

Sin embargo, las manifestaciones públicas de afecto entre ambos fueron, cuanto menos, inusuales. Se tomaban de la mano en eventos, se abrazaban de forma intensa, y frecuentemente intercambiaban declaraciones emocionales.

Incluso, “El rey del pop” la llamó en una entrevista “la mujer más hermosa del mundo”, y la estrella de Hollywood afirmaba que él era “la persona más gentil y pura” que había conocido.

La intensidad de esta relación, la exclusividad de su vínculo (Elizabeth rara vez compartía su tiempo con otras celebridades, y Michael prefería su compañía a la de su propia familia), y el hecho de que la artista organizara su octavo matrimonio en Neverland (el rancho del cantante), son elementos que muchos interpretan como indicios de algo más profundo que una simple amistad.

Además, la lealtad de Elizabeth hacia Michael fue inquebrantable, especialmente durante los períodos más oscuros de su vida.

En 1993, cuando el famoso enfrentó acusaciones de abuso sexual infantil, ella viajó a Singapur para estar a su lado en su cumpleaños número 35 y declaró públicamente que creía en su inocencia.

“Creo totalmente al 100% en la integridad de Michael. Preferiría cortarse las muñecas antes que dañar a un niño”, afirmó en una entrevista.

Ese mismo año, la actriz intervino para ayudar al cantante a ingresar en rehabilitación por su adicción a los analgésicos, demostrando su compromiso con su bienestar.

Los rumores sobre una posible relación amorosa entre ambos se intensificaron en la década de 1990. En 1997, Michael Jackson le dedicó públicamente una canción compuesta especialmente para ella: Elizabeth, I Love You, en una gala organizada por el 65º cumpleaños de la actriz.

La interpretación, llena de emoción, fue considerada por la prensa como una declaración de amor velada.

Otro episodio que alimentó la especulación fue el regalo de un anillo de diamantes de 17 quilates que el intérprete de “Dirty Diana” le dio a la estrella de Mujercitas.

A ello se suman otros extravagantes obsequios como un elefante que Elizabeth Taylor le regaló a la estrella pop, como muestra de agradecimiento por la fastuosa boda que él le organizó en su rancho Neverland en 1991.

Taylor se casó allí con su séptimo esposo, Larry Fortensky, y Jackson no solo prestó su excéntrico hogar para el evento, sino que también corrió con muchos de los costos, estimados en más de 1.5 millones de dólares.

“Elizabeth estaba vestida como gitana y por eso decidimos llamarla Gypsi. Fue uno de los mejores regalos que me han hecho”, expresó el famoso en una entrevista.

Por si fuera poco, algunos medios de comunicación afirmaron que Michael Jackson llegó a proponerle matrimonio en varias ocasiones a la actriz, lo cual fue calificado por ella como “una exageración fantasiosa”.

Sin embargo, durante una entrevista, el intérprete pareció dar una declaración de amor hacia Elizabeth Taylor: “Elizabeth es preciosa, hermosa, todavía lo sigue siendo y estoy loco por ella”, expresó.

Además, cuando a Michael Jackson le preguntaron si el rumor de su propuesta de matrimonio era cierto, él respondió: “Me gustaría haberlo hecho”.

En la biografía Untouchable: The Strange Life and Tragic Death of Michael Jackson (2012), el periodista Randall Sullivan sugirió que Elizabet fue el único amor real y no sexual de Michael.

Según Sullivan, el cantante tenía una profunda adoración por la actriz, que bordeaba lo romántico, pero la relación no llegó a consumarse físicamente por decisión de ambos o por la compleja relación de Jackson con la intimidad.

Algunos amigos cercanos del artista, como su ex guardaespaldas Matt Fiddes, sostienen que la química entre ellos era evidente y que “existía algo más que amistad, aunque nunca lo hicieran público”.

En cambio, la familia de Jackson, especialmente su madre Katherine, veía con recelo la influencia de Taylor sobre él. Katherine llegó a declarar que Elizabeth había “alejado a su hijo de su familia” y que Michael parecía depender emocionalmente más de la actriz que de cualquier otro ser querido.

A pesar de los rumores, Elizabeth Taylor fue enfática en desmentir cualquier implicación romántica. “Nunca fui su amante, fui su mejor amiga”, declaró en 2003.

En entrevistas posteriores, reiteró que Michael tenía un alma infantil y que su relación se basaba en la confianza y la ternura, no en el deseo sexual o romántico.

Además, Taylor sostuvo que la vida de Jackson era tan observada y manipulada por los medios que cualquier gesto de cariño o complicidad se transformaba en una historia falsa.

“Nos abrazábamos porque nos necesitábamos emocionalmente, no porque fuéramos amantes”, dijo.

Lo que hace particularmente enigmática la relación entre Michael Jackson y Elizabeth Taylor es que parece resistirse a las etiquetas convencionales. Si bien no hay pruebas concretas de una relación romántica o sexual, la intensidad emocional de su vínculo va más allá de lo común hacen que los cuestionamientos aún estén sobre la mesa.

El público, siempre ávido de historias extraordinarias, se aferra a los gestos, a los regalos, a las canciones y a los suspiros. La historia de Taylor y Jackson se convierte, así, en una narración abierta, donde cada quien puede proyectar sus ideas sobre el amor, la soledad, la fama y la necesidad humana de conexión.

Michael Jackson falleció en junio de 2009, y Elizabeth Taylor fue una de las pocas figuras públicas que se negó a asistir al funeral mediático transmitido por televisión.

“No puedo ser parte de una ceremonia pública para alguien que considero un hermano”, dijo. En cambio, lo despidió en privado, dejando claro que su vínculo estaba más allá del espectáculo.

Cuando Elizabeth murió en 2011, fue enterrada en el mismo cementerio donde descansan los restos de Jackson, el Forest Lawn Memorial Park en Glendale, California. Aunque ambos nunca fueron pareja oficial, sus cuerpos yacen no muy lejos el uno del otro, como símbolo eterno de una amistad (o algo más) que desafió las normas, los rumores y el tiempo.