
Un triángulo amoroso marcó la historia del rock y dejó una estela de canciones legendarias. George Harrison, el tranquilo guitarrista de Los Beatles; Eric Clapton, el virtuoso guitarrista que transformó su dolor en música; y Pattie Boyd, la musa que inspiró algunas de las composiciones más emblemáticas de ambos músicos.
Este triángulo no solo desbordó los límites del escándalo, sino que también cimentó una de las historias de amor más complejas y conmovedoras del rock. Recientemente, la subasta de cartas de amor y recuerdos de Boyd ha reavivado la fascinación por aquella historia, ofreciendo a los fanáticos un vistazo al corazón de este relato de pasión y desdicha.
El comienzo de una historia inolvidable
En 1964, Pattie Boyd, una joven modelo, participaba como figurante en “A Hard Day’s Night”, la película de Los Beatles, cuando conoció a George Harrison.
La química entre ambos fue inmediata, y pronto la atracción mutua se convirtió en una relación. En 1966, se casaron, y Boyd se convirtió en la inspiración de una de las canciones más emblemáticas de Harrison: “Something”.
El amor entre ellos parecía sólido, pero las constantes giras de Los Beatles marcaron el inicio de un distanciamiento que, con el tiempo, afectó la estabilidad de su relación.
Sin embargo, no fue solo la ausencia de Harrison lo que afectó a la pareja. En esos años, un tercer actor entró en escena: Eric Clapton, guitarrista y amigo cercano de Harrison, quien se enamoró perdidamente de Boyd. Este amor secreto fue el inicio de una historia que definiría a ambos músicos.

Las cartas de Clapton y la confesión
A lo largo de los años, Clapton mantuvo en secreto sus sentimientos hacia Boyd, escribiéndole cartas apasionadas que, en su mayoría, ella rechazaba.
En 1970, Clapton se atrevió a preguntarle si aún amaba a Harrison o si sentía algo por él. Su deseo de estar con Boyd se convirtió en una obsesión que inspiró algunas de sus composiciones más icónicas.
La canción “Layla” fue la manifestación más clara de ese amor no correspondido, una pieza dolorosa que refleja la desesperación de un hombre atrapado entre la amistad y el amor no correspondido.
En un momento de valentía, Clapton rompió con la barrera del silencio y le confesó a Harrison sus sentimientos. “Estoy enamorado de tu esposa, ¿qué vas a hacer al respecto?”, le dijo, a lo que Harrison, de manera sorprendentemente indiferente, respondió: “Haz lo que quieras”. Esta respuesta, lejos de ser un conflicto, se convirtió en el detonante de lo que vendría después.
El fin de un matrimonio y un nuevo comienzo
La situación entre Pattie Boyd y George Harrison empeoró por las infidelidades de ambos. Boyd descubrió que Harrison mantenía una aventura con Maureen Starkey, la esposa de Ringo Starr. Este escarceo, sumado a la separación constante debido a las giras de The Beatles, llevó a la pareja a separarse en 1974, aunque el divorcio no se formalizó hasta 1977.
En ese período, Eric Clapton no solo había compuesto “Layla”, sino que también comenzó a expresarle a Boyd su deseo de una vida junto a ella. Tras el divorcio de Boyd de Harrison, Clapton vio su oportunidad y, en 1979, se casó con ella, cumpliendo finalmente su sueño de estar con la mujer que había inspirado su música.
Sin embargo, la historia entre ambos no fue tan romántica como se esperaba. A lo largo de su matrimonio, Clapton luchó contra el alcoholismo, lo que afectó gravemente la relación. Las infidelidades del músico y otros problemas personales llevaron a su separación en 1989.

La amistad que perdura
A pesar del dolor y la complejidad de sus relaciones, la conexión entre George Harrison y Pattie Boyd nunca se rompió por completo.
Tras su divorcio, ambos mantuvieron un vínculo amistoso. Harrison, lejos de enojarse con su amigo Clapton, comenzó a referirse a él como su “marido político”.
La tensión entre ellos nunca se transformó en animosidad, y ambos continuaron con sus vidas, aunque de manera separada. Harrison falleció en 2001, y su relación con Boyd se mantuvo cordial hasta el final.
El legado musical
La historia de este triángulo amoroso no solo quedó marcada por los altibajos sentimentales, sino que también dejó un legado musical imborrable.
Las canciones que surgieron de estas complejas relaciones siguen siendo himnos que perduran en la historia del rock: “Something”, la dulce balada de Harrison; “Layla”, la desgarradora pieza de Clapton; y “Wonderful Tonight”, dedicada a Boyd, que se convirtió en una de las canciones más románticas del guitarrista.
Cada una de estas composiciones refleja los momentos de pasión, sufrimiento y reconciliación que definieron el vínculo entre estos tres personajes.

En la actualidad, el recuerdo de Pattie Boyd, George Harrison y Eric Clapton sigue vivo a través de sus canciones, pero también se ha visto revivido por una subasta de recuerdos personales de Boyd en 2024.
En el lote se incluyen cartas de amor escritas por Harrison y Clapton, que finalmente salieron a la luz para que los fanáticos puedan atesorar una parte de la historia más íntima de estos iconos del rock.
Además de las cartas, también se subastaron fotos, objetos y recuerdos que dieron una visión única de la vida de Boyd en el epicentro de la música y la contracultura de los años 60 y 70.
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