
A fines de 2011 se estrenaba la primera parte de la última película de la saga de Crepúsculo, que desató una fiebre de fanáticos desde su primera cinta a fines de 2008. Basada en la obra homónima de Stephenie Meyer, la serie logró recaudar 3.300 millones de dólares en ingresos mundiales a lo largo de sus cuatro años en cartelera.
Sin embargo, su arrolladora popularidad no siempre estuvo acompañada de la aceptación, pues se crearon polémicas alrededor de la trama que, por momentos, resultaba perturbadora.
Si bien los protagonistas eran siempre los mismos actores, cada película de la saga era dirigida por un director diferente: Catherine Hardwicke (Crepúsculo), Chris Weitz (Luna Nueva), David Slade (Eclipse). Hasta la tercera película, la narrativa sigue la historia de Bella Swan, protagonizada por Kristen Stewart, una joven estudiante de 17 años que se enamora de Edward Cullen, a quien da vida Robert Pattinson. Bella pronto descubre el secreto de Edward y su familia: son vampiros e inmortales. Sin embargo, de cara a la cuarta película, la historia comienza a tornarse algo problemática.

El personaje de Taylor Lautner, Jacob, debía “imprimir” su huella de hombre lobo en la hija recién nacida de la pareja protagónica a modo romántico, lo que ocasionó que reconocidos cineastas como Sofia Coppola huyan del proyecto de inmediato. La ganadora del Óscar recordó que estaba entusiasmada por hacer un romance entre vampiros y adolescentes, pero confesó que su “única reunión” para trabajar en el drama “no llegó a ninguna parte”.
“Pensé que todo el asunto de la impronta del hombre lobo era raro. El bebé. Demasiado raro”, fueron las palabras que dijo a la revista Rolling Stone durante la gira de prensa de su próxima película Priscilla. “Pero parte del Crepúsculo anterior podría hacerse de una manera interesante”. Si bien se trata de un género fantástico, aquel detalle fue suficiente para que la cineasta de 52 años renuncie a ser la directora, dando pase a Bill Condon, quien se hizo de las dos últimas partes en 2011 y 2012.

En la última película llamada Amanecer, el personaje de Jacob insiste en que será el mentor y amigo de Renesmee durante años, antes de entablar una relación romántica con ella finalmente. “De repente, no es la gravedad la que te sujeta al planeta, es ella. Nada más importa. Haces cualquier cosa, eres cualquier cosa por ella”, decía.
Esta parte del famoso filme no solo fue polémica para Sofia Coppola. Muchos espectadores y lectores de la franquicia también consideraron problemática y perturbadora la impronta de Jacob en la híbrida vampiro-humana inmediatamente después de su nacimiento.
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