La pausa arancelaria de Trump alivia a los inversores pero la preocupación persiste

En medio del pánico de los mercados, el presidente de EEUU dio marcha atrás en sus aranceles “recíprocos” más extremos

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El presidente de EEUU, Donald
El presidente de EEUU, Donald Trump, en la Casa Blanca este miércoles 9 de abril de 2025 (REUTERS/Nathan Howard)

Donald Trump ha parpadeado. Poco más de 12 horas después de que entrara en vigor su régimen radical de aranceles “recíprocos”, ha puesto la mayoría de ellos en pausa durante 90 días. El Sr. Trump dijo que esto era en reconocimiento del hecho de que más de 75 países se habían comprometido con su administración en las negociaciones, trabajando juntos para abordar las quejas de Estados Unidos sobre el comercio mundial. El convulso mercado del Tesoro también puede haber contribuido a su decisión. El anuncio de Trump proporcionó un alivio inmediato a los mercados, con subidas de las acciones y los futuros de las materias primas, ya que el retraso alivió los temores sobre un daño económico inminente.

Desde que Trump anunció el “Día de la Liberación”, el 2 de abril, la imposición de aranceles altísimos, todo el mundo, desde los inversores hasta los diplomáticos, había llegado a la inquietante conclusión de que el presidente estaba decidido a intentar rehacer el sistema de comercio mundial, sin importarle las consecuencias económicas y financieras. Esa creencia, tanto como los propios aranceles, estaba llevando a los mercados mundiales en picado. La incertidumbre acosaba a las empresas. La confianza de los consumidores se hundía. Y los economistas emitían pronósticos cada vez más pesimistas sobre una recesión este año. Con su abrupto cambio de postura, Trump ha revelado que, de hecho, no es completamente inmune a las consecuencias de sus políticas comerciales.

No obstante, la pausa arancelaria dista mucho de ser un alto el fuego total. Destacan tres preocupaciones. En primer lugar, el presidente hizo una gran excepción a su benevolencia, al prometer que aumentaría los aranceles sobre los productos chinos hasta el 125%, frente al 104% de una docena de horas antes, que a su vez era superior a su anuncio del 34% de hace una semana. El castigo especial se debió a la temeridad del Gobierno chino de tomar represalias contra los aranceles de Trump. China había mostrado una “falta de respeto” a los mercados mundiales, dijo en su plataforma de redes sociales.

En segundo lugar, la pausa de Trump solo se aplicaba a los aranceles “recíprocos”, es decir, los gravámenes adicionales impuestos a los países que tienen elevados superávits bilaterales en su comercio con Estados Unidos. Se mantiene la base de un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones, salvo unos pocos productos. Algunas excepciones, sobre todo los automóviles, se enfrentan a un arancel más elevado del 25%, anunciado el mes pasado. Otros, como los productos farmacéuticos y los semiconductores, podrían verse pronto afectados por sus propios aranceles. El resultado es que, a pesar de haber sacado al mundo del borde de una guerra comercial catastrófica, Trump ha elevado en dos meses el tipo arancelario medio de Estados Unidos a su nivel más alto en casi un siglo. La tasa arancelaria media efectiva del país ha pasado de aproximadamente el 3% a cerca del 20% durante ese tiempo.

Una última preocupación es que Trump solo ha prometido un retraso, no una suspensión total de su plan de “reciprocidad”. A juzgar por la actitud intermitente de Trump con respecto a los aranceles sobre Canadá y México, hay motivos para pensar que reavivará su amenaza de imponer aranceles más elevados antes de que finalicen los 90 días. La próxima vez, es probable que los inversores traten su retórica belicista con más escepticismo. Pero si eso significa que las reacciones del mercado son relativamente moderadas, Trump tendrá más margen para seguir presionando.

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