
La carne vacuna es el alimento preferido de los argentinos y la calidad de su ganadería y del producto también nos representa a nivel mundial. Si bien en los últimos años bajó el consumo a 47 kilogramos por habitante por año, sigue liderando el ránking a nivel mundial. No obstante, existen dos cuestiones que prometen seguir reduciendo la ingesta de proteína vacuna: la inflación y el constante deterioro del poder adquisitivo y, por otro lado, un cambio cultural y en los hábitos alimenticios que lideran las nuevas generaciones.
Así lo reveló una encuesta realizada por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) en la cual indagó sobre el consumo de este alimento a un universo de 1.000 personas cada dos meses. En el último informe, teniendo en cuenta los dos conceptos mencionados anteriormente, el 56% de los encuestados sostuvo que de contar con una mayor cantidad de dinero compraría más cantidad de carne o lo haría con mayor frecuencia, mientras que el restante 44% no lo haría o, incluso, disminuiría su consumo, independientemente de que haya una mejora en los precios o en el poder adquisitivo.
En diálogo con Infobae, el jefe del Departamento de Promoción Interna del IPCVA, Adrián Bifaretti, quien dio a conocer estos datos en una jornada a campo que realizó el Instituto días atrás en la provincia de San Luis, no consideró como algo “raro” el primer resultado en cuestión por “los problemas económicos y la inflación que estamos atravesando”, pero sí el especialista consideró que el dato más importante, es la intención de no incrementar ese consumo ante una mejora de la variables que lo propicie, como podría ser una mejora en los valores o contar con un mayor poder adquisitivo.

En este sentido, la encuesta arrojó que el 22% no aumentaría su consumo de carne, sino que continuaría en estos mismo niveles, mientras que el restante 22% piensa disminuirlo. “Estas respuestas hay que atarla a la interpretación de todos los cambios culturales, de los nuevos estilos de vida y valores”, indicó Adrián Bifaretti, quien estuvo a cargo de la encuesta.
“Hay mucha gente que dice que el problema de la carne se soluciona con más plata en el bolsillo de la gente, o bajando el precio de la carne, pero en realidad hay un cambio estructural en las conductas alimentarias que tiene que ver cómo se comportan las generaciones más jóvenes. Hay más cuestionamientos desde el punto de vista ambiental, de la salud y del maltrato animal. Hay que ver cómo desde el marketing podemos actuar para revertir esa tendencia”, explicó Bifaretti.
Estrategias
La encuesta muestra otros datos que podrían ser cruciales para el futuro del consumo de carne en Argentina. Por ejemplo, un 20% de los consultados aseguró estar interesado en incorporar a sus dietas aquellos alimentos que sirvan para suplantar la proteína animal, mientras que un 28% está realizando algún tipo de dieta que plantea un menor consumo de carne vacuna y un 38% sostuvo que existe una alta probabilidad de que un carnívoro se vuelva vegano.
“El ruido de los cuestionamientos de la carne tiene que ver sobre la digitalización de la vida y las redes sociales. Hay un 28% de los argentinos que está haciendo alguna dieta para reducir su consumo de carne y allí aparece la recomendación de nutricionistas y cardiólogos como la mitad de los motivos, pero la otra mitad viene de lo que la le gente ve, lee y escucha en las redes sociales o que ven un documental con imágenes sensacionalistas o sesgadas de la industria o que se culpa a la ganadería por la emisión de gases de efecto invernadero. Esto lo consumen los jóvenes sin mucho pensamiento crítico o la información necesaria”, destacó Bifaretti.

Es por eso que se hace necesario, en su visión, diseñar y llevar a cabo estrategias que permitan no solo llegar a los jóvenes inmersos en las redes sociales, sino también hacerles llegar la debida información para que puedan construir un criterio propio respecto al consumo de carne. “Hay que intentar llegarles con aquellas personas en la que más creen o confían, como lo son los influencers, a los que toman como modelo y muchas veces no chequean lo que dicen”.
“Por eso hay que hacerle llegar la información y evidencia vía sus influencers, hay que meterse en sus estilos de vida, donde priman otro tipo de valores, como la inclusión, el respeto a las minorías, la igualdad. Hay que llegar con los vectores adecuados, estar en el día a día. De todas maneras, los argentinos siguen apostando a una dieta equilibrada, con proteínas animales, que es lo que nosotros pregonamos”, culminó Bifarelli.
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