
Tras el triunfo del peronismo en las elecciones legislativas y municpales bonaerenses del 7 de septiembre pasado, el mercado argentino atravesó una serie de altibajos, con “electrocardiogramas” en todas las variables.
La volatilidad fue protagonista en la City y aunque los activos lograron recuperarse luego del apoyo financiero anunciado por EEUU, en el medio hubo importantes bajas en las valuaciones de los activos: más de 20% en bonos en dólares y 25% en el S&P Merval, precisó un informe de GMA Capital.
En paralelo, el riesgo país llegó a ubicarse en torno a los 1.500 puntos. El dólar oficial pasó de $1.355 el 5 de septiembre, previo a las elecciones en PBA, a cerrar en $1.483 el viernes; mientras que el CCL de $1.381 a $1.533. En el mismo periodo, la brecha pasó de 2 a 3,4 por ciento.

Para GMA, el evento catalizador de la corrida extraordinaria fue la activación del techo de la banda cambiaria. De acuerdo a sus estimaciones, esta dinámica habría insumido intervenciones directas por más de USD 5.000 millones entre el Tesoro local, el BCRA y el Tesoro norteamericano, más participaciones activas del Gobierno en el mercado de futuros y la curva dollar-linked.
Equilibra calculó que desde la previa de las elecciones en la provincia de Buenos Aires, entre el BCRA (USD 1.155 millones), el Tesoro Nacional (aproximadamente USD 640 millones) y el Tesoro Americano (USD 2.100 millones, según estimaciones propias), se volcaron alrededor de USD 3.900 millones netos al mercado de cambios para contener el tipo de cambio oficial.
Turbulencia y sangría de reservas
En tanto, “la turbulencia cambiaria y la sangría de reservas dispararon los peores temores acerca de la capacidad de pago argentina entre los bonistas. Y los precios de la renta fija reflejaron este nerviosismo como nunca antes”, sostuvo GMA.
Ocurre que desde hace 3 años no se observaban movimientos tan fuertes en los bonos en dólares. Sólo en las últimas 34 jornadas el GD30 mostró 5 subas superiores al 3% y 5 caídas mayores a este valor, algo prácticamente inédito.

El 18 de septiembre el Global 2030 se desplomó 8% ante ventas del BCRA en el techo de la banda y cuatro días después escaló más de un 15% ante el primer apoyo de EEUU.
La volatilidad reciente del GD30 supera todos los registros desde la emisión de los últimos Globales y Bonares. Para encontrar niveles similares, hay que remontarse a la renuncia de Martín Guzmán, a mediados de 2022.
Así las cosas, el resultado de este domingo resultará clave en la apertura de los mercados el lunes ante la expectativa de modificaciones en el esquema cambiario y monetario. La posibilidad de más financiamiento externo y la negociación de reformas estructurales son otras de las claves.
De acuerdo a LCG, hay tres puntos importantes a mirar mañana:
Señales políticas. Será importante ver cómo reacciona todo el arco político y si se percibe un contexto de mayor colaboración, habiendo pasado la tensión pre-electoral.
“Lógicamente, el poder ejecutivo nacional tiene la mayor responsabilidad, y las señales de esta semana no son las más auspiciosas: siguieron los insultos a gobernadores y el puesto de canciller se ocupó rápidamente sin querer abrir un espacio para sectores dialoguistas. Es posible que desde el lunes rija otra lógica, pero por el momento sigue siendo incierta”, indicó el informe.
Régimen cambiario. “Seguimos pensando que, más allá de los obvios mensajes públicos, la mejor estrategia cambiaria post-electoral sería un régimen más flexible, sin bandas, con intervenciones no definidas en el MLC, apuntando a tener un equilibrio en el comercio de bienes y servicios”, consideró LCG.
“Tal vez el dólar necesario no se encuentre muy por arriba del tope de la banda actual. Sólo así, y manteniendo más o menos estable ese dólar competitivo, de a poco podrían atenuarse las expectativas de depreciación e ir bajando la demanda de dolarización de carteras. Eso, a su vez, permitiría la reducción de las tasas de interés (aunque deberían mantenerse en valores positivos en términos reales)”, añadió.
Balance interno dentro del Gobierno. Vinculado al primer punto, “será importante ver cómo se ecualizan las tensiones internas entre distintos referentes del gobierno. En ese balance se verá finalmente la vocación por cambiar de estrategia política”, señaló LCG.
“Y también es cierto que difícilmente podemos ver un contexto más armónico entre todos los espacios políticos con vocación de no volver a esquemas pasados, si primero no vemos un contexto más armónico entre los distintos espacios de poder dentro del Gobierno”, añadió.
“Esta semana, en este frente, tampoco se vieron señales auspiciosas, pero todo dependerá del presidente. En la conformación de un nuevo gabinete, además, no sólo será relevante si es el resultado de una mayor articulación política sino también si muestra mayor eficacia en cuanto a gestión, en áreas que hasta ahora reflejaron déficits”, concluyó.
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