
El Gobierno obtuvo el último jueves un respaldo clave de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional (FMI) en su disputa con el mercado para sostener el precio del dólar dentro de las bandas cambiarias sin intervención implementadas en abril, tras el acuerdo con el organismo.
Esta fue probablemente la principal victoria conseguida en Washington por el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Santiago Bausili, a pocos días de las elecciones legislativas de medio término.
El equipo económico del Gobierno de Javier Milei enfrentaba crecientes dificultades frente a un mercado que especulaba con una modificación cambiaria y una posible devaluación, con impacto en la inflación y en las urnas el próximo 26 de octubre.
Mientras la moneda argentina se depreciaba, el Tesoro agotaba recursos para mantener el tipo de cambio dentro de la banda establecida -los USD 2.200 millones que había conseguido con la rebaja temporal de retenciones al agro-, evitando que el BCRA utilizara parte de sus ya reducidas reservas en el proceso de intervención.
Durante la tarde del jueves, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, anunció en X que, tras cuatro días de negociaciones con Caputo, la institución cerró un swap por USD 20.000 millones y vendió dólares a cambio de pesos para sostener el valor del peso. Esta maniobra, inédita para la Argentina y rara en la región, involucró al menos cerca de USD 100 millones a través de órdenes de Citi, JPMorgan y Santander, según fuentes de mercado.
Bessent añadió una definición clave sobre el esquema cambiario: “Las políticas argentinas, cuando se basan en la disciplina fiscal, son sólidas. Su banda cambiaria sigue siendo adecuada para su propósito“. En una entrevista posterior con Fox News, remarcó que el peso se encuentra barato –“subvaluado”– y aseguró que la intervención no generará pérdidas para Estados Unidos. También mencionó el compromiso de Milei de “sacar a China” de la Argentina.
A este panorama se sumó la confirmación del FMI a través de la directora-gerente, Kristalina Georgieva, quien resaltó en X que el ancla fiscal y cambiaria son fundamentos incuestionables. “El FMI apoya plenamente el sólido programa económico del país, basado en la disciplina fiscal y un sólido régimen cambiario para facilitar la acumulación de reservas”.
Sin embargo, la acumulación de reservas sigue siendo el punto más débil de la gestión libertaria en el actual acuerdo, el número 23 entre Argentina y el organismo.
El director del Banco Central, Federico Furiase, destacó que el respaldo de Estados Unidos garantiza la continuidad del esquema de bandas: “Sobre esa duda que tenía el mercado respecto de si el Tesoro o el BCRA venderían dólares hasta las elecciones, ahora el Tesoro de Estados Unidos está dispuesto a proveer dólares y llevarse los pesos, lo que constituye una buena señal para el índice de riesgo país”.
La percepción del mercado
Este posicionamiento contrasta con las expectativas de inversores locales. Un informe de Barclays, realizado tras reunirse con cerca de cincuenta analistas e inversores en Buenos Aires, detectó un consenso sobre la necesidad de avanzar hacia una flotación total del dólar luego de las elecciones intermedias del 26 de octubre.
La consultora Invecq reportó que “el Tesoro continuó interviniendo en el mercado para contener la presión cambiaria. Tras vender USD 1.025 millones entre martes y viernes de la semana pasada, en los últimos días se habría desprendido de casi USD 1.100 millones adicionales. Lo llamativo es que, en vez de dejar que el tipo de cambio flotara y que el BCRA interviniera solo al alcanzar el techo de la banda ($1.483,7 – $1.485,1), las ventas se efectuaron a un precio inferior ($1.430). Más llamativo aún: se fijó el ‘techo blue’ en $1.470, cifra que finalmente no se alcanzó”.
Al mismo tiempo, el Banco Central liberó liquidez mediante operaciones simultáneas y redujo su ritmo de absorción, lo que provocó mayor volatilidad en el mercado y restó relevancia a la tasa de interés de referencia, en torno al 25% nominal anual. Las tasas de interés ajustaron al alza: los pases entre bancos privados subieron del 40% al 57% TNA, y la caución a un día pasó del 23,7% al 40,4%. Las Lecap más cortas alcanzaron 69% TNA, y los bonos CER llegaron a rendir hasta 57% por encima de la inflación, reflejando un escenario de stress en el mercado de deuda local.
El anuncio de Bessent tuvo un impacto inmediato en los mercados: el tipo de cambio bajó y los activos argentinos se apreciaron
El anuncio de Bessent tuvo un impacto inmediato en los mercados: el tipo de cambio bajó y los activos argentinos se apreciaron, revirtiendo la tendencia negativa de septiembre, cuando las elecciones locales en Buenos Aires intensificaron la presión sobre el peso.
Sin embargo, persisten dudas entre analistas y bancos. JP Morgan advirtió el jueves por la noche en un informe a clientes que Argentina deberá ampliar el consenso político y recalibrar el esquema cambiario para aprovechar plenamente el respaldo de Estados Unidos y alcanzar la estabilización macroeconómica antes de las elecciones de 2027.

En este contexto, Claudio Caprarulo, director de Analytica, advirtió: “La cuenta del Tesoro en el Banco Central se estaba quedando sin dólares para intervenir y mantener el tipo de cambio dentro de la banda. La ayuda de Estados Unidos llega en el momento justo y significa que consideran adecuado el esquema cambiario. Lo mantendrán hasta las elecciones, aunque sigue la incertidumbre sobre la política posterior”.
Caprarulo añadió que este respaldo “puede mejorar las expectativas y, con tasas de interés altas en pesos, colaborar en una menor dolarización de carteras”, aunque aclaró que la incógnita sobre el escenario posterior a los comicios aún permanece.
Sebastián Menescaldi, director de EcoGo, consideró la intervención como una señal “muy fuerte, que funcionará al menos hasta las elecciones. El Tesoro estadounidense no permitirá que el dólar supere el límite de la banda; si hace falta vender dólares, serán fondos norteamericanos y no los del Banco Central. Es un cambio de juego que estabiliza en el corto plazo”. La incógnita principal es qué exigencias impondrá Estados Unidos después.
En la misma línea, Ramiro Blázquez, estratega de StoneX, advirtió que se trata de un “evento único”: “La compra de pesos y el respaldo de Bessent tienen el objetivo de sostener el peso hasta las elecciones y preservar reservas. No considero que esta asistencia se prolongue después. El Tesoro de Estados Unidos no asumirá el costo político de financiar una moneda sobrevaluada. Finalizadas las elecciones, es probable que permitan la flotación del peso y apunten a la acumulación de reservas”.
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