
Ni siquiera salir a caminar por Wall Street con John Pierpont Morgan parece alcanzar para rescatar a la golpeada economía argentina.
La anécdota es muy conocida en el mundo financiero y volvió a circular estos días, en medio de la prometida ayuda de EEUU al país. A fines del siglo XIX, un empresario (o un banquero, difieren las versiones) le fue a pedir un salvataje al poderoso fundador de JP Morgan porque estaba pasando un mal momento y nadie lo financiaba. “Vos no necesitás dinero, acompañame”, le dijo el magnate fundador del que hoy es el banco más grande de EEUU. Se calzaron las galeras, salieron a caminar juntos por el corazón financiero de Manhattan y fueron a almorzar. Alcanzó, y sobró. La cercanía pública con el coloso de las finanzas de EEUU, que el mundo financiero se enterara de que eran cercanos, fue suficiente para conseguir los avales que necesitaba.
“Si tiene relación con Morgan, no hay problema. Es creíble y, de última, pagará el amigo”, seguramente pensaron los que antes le negaban crédito al empresario, y sacaron las chequeras. Funcionó, o al menos eso dice la leyenda.
El contundente apoyo de EEUU a la Argentina, que se plasmó hace dos semanas y luego tuvo iteraciones diversas, hasta no parece haber actuado del todo en el mismo sentido que la anécdota. ¿O sí?
La “tira” de los anuncios de EEUU y el impacto dispar que tuvieron muestra la montaña rusa en la que está inmersa la economía vernácula. Hace 15 días, luego de que el dólar tocara la parte superior de la banda cambiaria y el Banco Central tuviera que vender unos USD 1.110 millones de sus reservas para mantener el precio, se vivió un fin de semana de extrema zozobra. Hubo rumores para todos los gustos, todos semi apocalípticos.
El lunes siguiente –22 de septiembre– llegó el tuit en modo “whatever it takes”, de Scott Bessent, el secretario del Tesoro de EEUU. El apoyo fue total y contundente: hacer lo que fuera necesario para ayudar a la Argentina. Entre las opciones, el funcionario, quien visitó el país en abril por 12 horas, el día que Javier Milei levantó parcialmente el cepo, mencionó un canje de monedas, o swap, de USD 20.000 millones. Ese día, Economía bajó a 0% las retenciones al campo para recaudar unos USD 7.000 millones.
Horas después, Milei y Donald Trump se reunieron en las Naciones Unidas. Todo era algarabía, pero duró poco el fervor: el riesgo país volvió a subir y los bonos a bajar. Más dudas y dudas.
La semana pasada hubo otro tuit “salvador” del secretario del Tesoro. El respaldo del respaldo. “Es recontra fuerte, está muy bueno”, dijo un funcionario minutos después del posteo, exultante y, claramente, sin conocimiento alguno de que iba a ocurrir. Algarabía otra vez… pero minutos después el propio Bessent dijo en la televisión de EEUU: “No estamos poniendo dinero en la Argentina, le estamos dando una línea de swap”.

Ese jueves, los bonos de la deuda local arrancaron a la baja, subieron, bajaron y terminaron verdes la jornada, quizás luego de que se conociera –Infobae lo adelantó– que el ministro de Economía, Luis Caputo, viajaba con parte de su equipo a DC.
Bloomberg cree que la volatilidad tiene que ver con movimiento de operadores locales y que los extranjeros miran todo desde lejos sin meterse demasiado. Montaña rusa total.
Vuelo a DC
Caputo llegó ayer a Washington para negociar con Bessent.
Mientras tanto, el secretario del Tesoro, se adelantó y fue hablando con Kristalina Georgieva, la número uno del FMI. “Conversamos sobre los amplios planes de asistencia financiera de EEUU, incluyendo el uso de las tenencias estadounidenses de DEG", dijo la economista búlgara en X. Mencionar los DEGs, o derechos especiales de giro, la moneda del Fondo, no parece un detalle menor. ¿Si hay swap con DEGs quiere decir que no llegará dinero “fresco”? ¿Si es así, con qué dólares se pagarán los vencimientos a bonistas que vienen? ¿O habrá préstamos a pesar de lo que dijo Bessent el viernes? Muchas preguntas.
El mercado espera con ansias que del viaje salga una hoja de ruta con detalles de la ayuda que vendrá, sobre todo con montos, desembolsos y condiciones. Las novedades podrían llegar esta tarde noche o mañana, antes de la apertura de los mercados.
En EEUU el clima es tenso, en medio del shutdown de la administración federal. Los demócratas y los farmers se preguntan por qué Trump destina dólares para Argentina cuando allí se discuten importantes recortes a la asistencia en temas de salud y trabas para que los rancheros les vendan granos a China.
Todavía parecen estar “todas las opciones sobre la mesa”, como prometió Bessent, pero menos que días atrás. De un crédito USD 30.000 millones del Tesoro se pasó a un swap (¿entre los Tesoros de ambos países o entre el BCRA y la Fed?), que se pagaría con DEGs, y con la opción aún “viva” de que EEUU puede comprar bonos locales en el mercado secundario para que suban esos títulos muy castigados.
El alto ejecutivo de uno de los bancos más importantes de Wall Street pidió disculpas por el ruido ambiente: terminaba la semana e iba en subte a una reunión en Manhattan. Está convencido de que el voto de confianza de EEUU para el país tiene mucho valor en el sentido práctico, pero que falta la instrumentación. “Además, tiene un valor simbólico para el mercado, pero el tema es que Argentina siempre necesita una bazuca para matar a una hormiga, y eso es por su historia de fragilidad”, destacó. No es argentino y, off the record, describió el contexto de manera muy futbolera: “Ni Messi les alcanza a ustedes, que sería similar a los posteos de Bessent. Pasaron por el momento Arabia Saudita y Bessent fue el partido con México. Ahora tienen que construir cómo construyó la Selección en Qatar”.
A pocos cuadras, un ejecutivo de otro banco global, dijo que “todo es un tema de confianza” y que el track record del país hacen que “ni siquiera el ‘ok’ de Bessent alcance del todo”. “El mercado pricea lo que pasa en el Congreso y la victoria de Kicillof, también ruidos como lo de Espert. Igual, hay variables exógenas que pueden hacer ordenar todo, porque Argentina fabrica alimentos y tiene energía para el mundo. No soy pesimista porque el tamaño de la oportunidad es muy grande. Llegará la ayuda, pero no antes de las elecciones, y habrá que hacer las reformas que prometió Milei para que llegue el upside, la inversión, el crecimiento por oferta, no por demanda”, explicó.
EEUU le pide a Milei gobernabilidad, que amplíe la relación con los gobernadores y que refuerce su estrategia legislativa. Que se abra más, podría resumirse, porque incluso si tuviera una muy buena elección no logrará un número de legisladores propios que le permita hacer rápido las reformas estructurales de segunda generación que prometió. Bessent se lo pidió a Caputo directamente y el ministro lo reconoció días atrás: “Me dijo que trabajemos en la gobernabilidad”, confesó en TN, para “recomponer la confianza”.

En el mismo sentido se manifestó la semana pasada el FMI, que no deja de ser un organismo que “depende” de Bessent: por más burocracia económica global que exista y por más votaciones y consensos de board que se hagan, en el organismo, manda Estados Unidos. No es una figura: es el mayor accionista y tiene poder de veto.
“Con respecto al programa en curso, también seguimos enfatizando la necesidad de generar un amplio apoyo político para asegurar la implementación de la ambiciosa agenda de reformas de la autoridad y fortalecer la confianza”, dijo el jueves la vocera del Fondo, Julie Kozack, en una conferencia de prensa que ofreció el jueves en Washington.
“La decisión política está tomada, los van a ayudar con un paquete flexible para que puedan tomar decisiones y darle credibilidad al mercado. Todavía es un work in progress, pero el problema real de Argentina es la credibilidad”, le dijo a este medio Alberto J. Bernal León, Chief Global Strategist de XP Investment.
“Mientras la ayuda no se concrete (con montos, condiciones y cronograma definidos), los flujos grandes no se mueven” (Ades)
“Faltan detalles y el mercado ya estaba nervioso por las elecciones de Buenos Aires. Si el pueblo no acompaña al Gobierno no hay nada que hacer. Hay que seguir ajustando la cuenta fiscal, si no será otra vez devaluación, inflación alta, renegociación de la deuda, la misma historia de siempre. Otra oportunidad perdida, como con Macri. En Wall Street siempre se dice que Argentina no es una inversión, que es un trade. Mientras no logre salir de ese círculo vicioso de desconfianza veremos estos niveles de volatilidad”, aseguró Bernal.
Diego Ferro, director de M2M Capital, duda desde EEUU sobre la velocidad a la que podrían llegar los dólares. “No hay nada definido aún y Argentina ya recibió asistencias inusuales. Los anuncios muy efusivos de Bessent fueron para modificar las expectativas, pero hace falta más que eso. El mercado quiere ver cosas concretas”, aseguró.
“Falta confianza, pero si Milei toma las decisiones correctas puede revertir esa situación. Es más importante generar confianza interna que la ayuda externa, cuyo mayor aporte deberían ser condicionamientos para que las políticas sean más pragmáticas y no puramente electoralistas”, dijo Ferro, con paso anterior por Goldman Sachs, Morgan Stanley y Greylock.
“La decisión política está tomada, los van a ayudar con un paquete flexible para que puedan tomar decisiones y darle credibilidad al mercado” (Bernal)
Alberto Ades es director de Investigación y Estrategia en el fondo NWI Management. La agenda decía que iban a encontrarse con el Presidente en Nueva York el lunes 22 de septiembre a las 11, pero Milei demoró su viaje y el encuentro que sí se había dado un año antes, se canceló. Ades cree que existe resistencia tanto de demócratas como de “sectores MAGA” [Make America Great Again], que cuestionan los costos, los precedentes y la excepcionalidad argentina. “Es lógico que el mercado se mantenga cauto: mientras la ayuda no se concrete (con montos, condiciones y cronograma definidos), los flujos grandes no se moverán”, dijo en diálogo con Infobae.
“El contexto seguirá volátil. Hubo un mini-rally tras los anuncios, seguido de una vuelta a la fluctuación. La incertidumbre golpea la demanda doméstica y los activos oscilan al ritmo de los titulares. Nadie podía esperar que íbamos a ser Uruguay o Chile en dos años. Así y todo, Milei logró avances importantes: equilibrio fiscal, desinflación marcada, reducción de piquetes e inicio de reinserción internacional”, destacó el autor de la reciente trilogía “Economía conversada”.
Mientras tanto, el Tesoro siguió vendiendo fuerte para sostener el precio del dólar. El Banco Central cerró un rulo –“Para 40 vivos”, según Caputo–, pero luego tuvo que cerrar la canilla de venta de dólar oficial en dos billeteras grandes, Mercado Pago y Cocos, desde donde aseguraron que lo que vendían en esa modalidad era “bajísimo”. Santiago Bausili, titular de la autoridad monetaria, salió de urgencia a explicar por televisión que “nada cambiaba” en términos regulatorios.
“Lo corrió una fintech con un tuit. El presidente del Banco Central no tiene que aparecer de esa manera para hablar de estos temas”, reflexionó un funcionario cercano al equipo económico. Caputo y Bausili ya estaban en Washington apurando la negociación para no perderse, otra vez, el “efecto Bessent”.
Y tratar de que un anuncio, una hoja de ruta sobre lo que vendrá, una foto, o lo que sea, generen, por fin y de manera duradera, la sensación de estar paseando con John Pierpont Morgan por Wall Street.
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