En medio de la volatilidad de las tasas y la pulseada con los bancos, el BCRA volvió a subir los encajes

La autoridad monetaria hizo una nueva modificación en el sistema tras recibir un reclamo de las entidades financieras

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La fachada del Banco Central
La fachada del Banco Central de La República Argentina, en una fotografía de archivo EFE/Juan Ignacio Roncoroni

Tras otra jornada de tensión en el mercado financiero y antes de una licitación de bonos del Tesoro, el Banco Central volvió a decidir un nuevo aumento de los encajes bancarios.

La normativa del BCRA incluyó dos puntos, ambos orientados a que los bancos puedan utilizar los bonos emitidos por el Tesoro en la licitación del próximo miércoles para cumplir con la integración de los encajes, la porción de los depósitos bancarios que las entidades deben dejar depositada en el Central.

El primero de ellos incrementa en 2 puntos porcentuales los encajes para los depósitos a la vista (caja de ahorros y cuentas corrientes) que pueden aportarse en los bonos mencionados, lo que reduce en la misma proporción el aporte en efectivo. “Esa parte de la norma apuntó a dar respuesta a un pedido de los bancos, en base a las reuniones mantenidas con el BCRA”, explicó una fuente de la autoridad monetaria.

El segundo punto de la norma dispone que a partir del 1° de septiembre todos los encajes en pesos (incluyendo tanto depósitos a la vista como plazos fijos y otras imposiciones) se elevarán en 3,5 puntos porcentuales. Este encaje adicional se podrá integrar, al igual que en el caso anterior, con títulos públicos “adquiridos en suscripción primaria a partir del día de la fecha y que tengan plazo al momento de suscripción no menor a 60 (sesenta) días”. Es decir, específicamente con los bonos de la licitación del miércoles.

De esta forma, generando una demanda cautiva en los bancos, el Gobierno busca cumplir con su objetivo de retirar los pesos del mercado que podrían impactar sobre la inflación o sobre el dólar, que hoy volvió a subir y llegó a $1.370 en el segmento minorista. A la vez, fuerza a las entidades financieras a quedarse con un bono que pueden utilizar para cumplir con este cambio regulatorio.

La licitación del Tesoro que se realizará el miércoles ofrecerá esos títulos frente a un vencimiento de $9 billones, en su mayoría en manos privadas. El vencimiento original era de $14 billones, pero hoy el Tesoro concretó un canje con los títulos en manos del propio BCRA, por lo que ese monto se redujo.

Por otra parte, el BCRA busca desactivar el malestar entre los bancos por los constantes cambios en los encajes. Por eso les permite entregar bonos en vez de efectivo. La normativa que los lleva a calcular e integrar sus encajes en forma diaria, bajo pena de recibir duras sanciones, no los conforma por dos motivos, según explican en las entidades. En primer lugar, les impide manejar su liquidez con eficiencia, tal como pide el propio titular del BCRA, Santiago Bausili. Pero a la vez, calcular los encajes en forma diaria los obliga a contemplar fondos en exceso, lo que los hace perder dinero que no recibe remuneración alguna.

Por otra parte, una nueva suba de encajes empuja a los bancos a prestar menos. En medio de un proceso de fuerte suba de las tasas, iniciado a partir del conflictivo desarme de las Lefi a comienzos de julio, cada vez es mayor el dinero que los bancos tienen “encajado” en el Banco Central y que, por ende, no llega a convertirse en préstamos.

Aún antes de esta suba conocida hoy, los encajes bancarios están en su nivel más alto de los últimos 30 años. El ajuste monetario es tan fuerte que hay más pesos guardados en encajes que circulando en la economía. Según el economista Amilcar Collante: los pesos guardados en encajes llegan a $24,6 billones mientras que en el circuito económico hay $23,9 billones.

A las puertas de las elecciones, el Gobierno de Javier Milei sigue priorizando la baja de la inflación por sobre el avance de la actividad económica. Por ese motivo avanza con una suba de encajes que intensificará el denominado “crowding out”, el escenario en el cual el Estado se queda con el financiamiento que debería ir para el sector privado. Los préstamos para las empresas y las familias se verán reducidos ya que los bancos deberán destinar esos fondos a comprar los bonos del Estado para cumplir con la regulación.