
La llegada de dos unidades de Tesla Cybertruck a las calles argentinas sobre e lfin de la semana pasada generó que se vuelva a hablar de la importación de autos por parte de personas particulares o jurídicas, aunque no tengan la representación oficial de una marca.
En este caso se trató del empresario Malek Fara, quién a través de su empresa Black Saphire, importó estas dos primeras unidades de la pick-up eléctrica producidas en Estados Unidos por la marca de Elon Musk, que venderá en el mercado local en un precio aproximado entre los USD 250.000 y USD 300.000.
Este precio de venta puso nuevamente en debate el real beneficio o no que puede tener el mecanismo habilitado por el Gobierno para permitir que una persona pueda importar un vehículo nuevo para su uso personal, ya que el mismo auto en su país de origen tiene un precio que oscila entre los USD 69.990 a los USD 99.990.
Descontando que Fara trae este tipo de autos para vender y por lo tanto hay un margen de utilidad natural que pretende obtener, que el precio se triplique vuelve a poner sobre la mesa los costos e impuestos que se pagan para importar un vehículo en Argentina.

El costo de importar
El primer dato duro es el del precio de compra, lo que para un fabricante o importador es el famoso precio FOB (free on board), que no es otra cosa que el precio al que se adquiere un vehículo en el país desde el cual se importará.
Como Fara no es importador oficial de Tesla, el único modo de importar un Tesla es comprándolo en un punto de venta convencional al mismo precio que cualquier ciudadano norteamericano. Ese es el primer punto en contra de la importación particular, porque los representantes oficiales de las marcas compran los autos a precio diferencial, lo que se entendería como precio mayorista.
Tomando el modelo de Tesla Cybertruck que se importó en esta oportunidad, el denominado All Wheel Drive que cuesta USD 79.990, una vez comprado el auto, los siguientes costos son el traslado hasta el puerto, ya que el vehículo no tiene dominio y no puede circular por sus propios medios, el embarque y el costo del viaje en barco, que debe incluir también el seguro.

Para un solo automóvil, este costo varía entre los USD 2.500 y los USD 3.000 aproximadamente según el tamaño del vehículo. En este caso, al ser de los más voluminosos, el monto que se debería sumar es el más alto, por lo cual el Tesla ya cuesta USD 83.000.
Una vez que el vehículo llegó a Argentina, se debe pagar el arancel del 35% por derechos de importación, con lo cual el vehículo pasa a costar USD 112.000; luego el 3% de tasa estadística para sumar USS 115.400.
Desde entonces, hay que sumar el 21% de IVA para subir a USD 139.600; otros gastos de logística y traslado local cercanos a los USD 1.000, lo que promedia el precio cerca de los USD 140.000 y finalmente un 10% de impuestos y tasas, entre Ingresos Brutos, Ganancias, Débitos y créditos, tasas provinciales y municipales, con lo que el vehículo termina costando USD 154.000.
Cuando un vehículo lo trae una persona física, ahí terminan los gastos de importación, y dependiendo el camino que tome para la homologación y patentamiento, tendrá que sumar el costo de usar una Licencia de Configuración de Modelo (LCM) ya existente, tramitar una nueva si no existiera en el país, que tienen un valor actualizado a agosto de $10.763.000 (unos USD 8.000).

En cambio, si no se puede obtener una LCM, se debe tramitar un Certificado de Seguridad Vial (CSM) en los talleres habilitados por la ex ANSV o Secretaría de Transporte.
Este último trámite todavía no tiene publicada la regulación que determina el procedimiento para autos híbridos y eléctricos, sino sólo para autos importados 0km con motor de combustión interna. Si se toma esa referencia, el costo de un CSV es del 2% del valor del vehículo, por lo tanto sería aproximadamente de unos USD 3.000.
Un dato para tener en cuenta al momento de importar un vehículo desde un país que no está dentro del Acuerdo de Complementación Económica del Mercosur, es que deberá pagar el 35% de arancel de importación como si proviniera desde un país de extra zona, ya que la intrazona sólo se considera a Argentina, Brasil y Uruguay, además de los acuerdos vigentes con México y Colombia.
En estos casos, el arancel de importación es 0%, pero para poder aplicarse, el vehículo tiene que tener una integración de partes regionales mínima, que en el caso de Brasil y Argentina es del 50% regional y 50% extra zona, y en casos como Colombia o México es del 60% regional y 40% extra zona.
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