
El dólar negoció en baja por segundo día, para alejarse de la barrera de los 1.300 pesos, un horizonte de precios que el cual el Gobierno procura poner el límite de las expectativas de devaluación, luego de tres meses de operatoria de flotación entre bandas.
El principal objetivo oficial se mantiene inalterado. Es el de acentuar el sesgo de baja de la inflación, principal argumento económico para garantizarse un buen desempeño en las elecciones de medio término. El “ancla” cambiaria es un instrumento para ese fin.
Esta semana el Gobierno desplegó una serie de medidas para frenar una suba del dólar que se empezó a tomar velocidad a partir del 18 de junio. En ese trayecto el tipo de cambio llegó a trepar un 12%, hasta los $1.290 que tocó el dólar mayorista en la mañana del martes.
Para entender por qué se le puso un freno al dólar, hay que ver por qué se disparó. Y ello fue porque además de las presiones por estacionalidad -demanda por el cobro de aguinaldos y vacaciones de invierno, junto con el fin de la temporada alta de liquidaciones del agro- se les sumó una inyección de casi 10 billones de pesos a la plaza por la eliminación de las LEFI (Letras Fiscales de Liquidez)
Las tres claves de la reciente baja se resumen en:
1) Intervención en dólar futuro. El BCRA vende contratos de dólar futuro para fijar una expectativa de precios del dólar mayorista al momento de la expiración de los mismos. Las posturas más activas fueron los cierres de julio y agosto. El martes se operaron contratos por el equivalente a casi USD 3.000 millones, un monto muy elevado (el récord fue de USD 4.240 millones el 7 de mayo), que revela la activa participación oficial en este mercado.
2) Absorción de liquidez mediante Pases pasivos. Con este instrumento el BCRA capta la liquidez excedente de los bancos con colocaciones a un día de plazo, a una tasa que se ubicó en 36% nominal anual. De esta forma se retiran en lo inmediato fondos que podrían volcarse a la demanda de divisas.
3) Llamado a nueva licitación de bonos en pesos. El Gobierno aspira a que en definitiva los pesos de las LEFI que quedaron liberados vayan a deuda del Tesoro en pesos. Por eso este miércoles se llamó a una nueva licitación de bonos fuera del cronograma.
Según la consultora Quantum, de los $15,5 billones en circulación bajo el formato LEFI, unos $5,5 billones se canjearon por Lecap en la última licitación, otro tercio fue utilizado para recomponer el efectivo mínimo de los bancos, cumpliendo con regulaciones del BCRA, mientras que el tercio restante se volcó al mercado, lo que tuvo un impacto directo en la baja de tasas de corto plazo.
La explicación oficial
Quien mejor explicó lo ocurrido en la plaza cambiaria fue el ministro de Economía, Luis Caputo. A través de su cuenta en la red social “X” detalló que a “las LEFI se suponía que los bancos las iban a canjear por Lecap. Pero los bancos, temerosos de perder la liquidez diaria, no fueron con todo y prefirieron hacer numerales”.
“Al sobre encajar todos al mismo tiempo, estaba claro que eso iba a derivar en una baja de la tasa corta, por lo cual el Banco Central empezó a absorber esa liquidez excedente. Ahí surgió que los bancos mismos nos pidieran la licitación que anunciamos el lunes. La absorción vía licitación del Tesoro es mejor opción”, continuó el jefe del palacio de Hacienda.
“Pero en el mientras tanto, ya que esos pesos liquidan el viernes próximo, el BCRA absorbió 5 billones en los últimos tres días hábiles, siendo que la prioridad siempre fue, es y será, que no sobren pesos, de manera de consolidar el proceso de desinflación que estamos transitando”, puntualizó Caputo.
“Esa tasa no la puso el Central, sino el mercado. El mandato de (Santiago) Bausili fue claro: absorber 5 billones de pesos, porque ésa era la estimación del BCRA del excedente de liquidez, producto de los bancos que no fueron a las tres licitaciones de Lecap posteriores al anuncio de extinción de LEFI. Su objetivo no es de tasa, ni de dólar, sino de que no haya sobrante de pesos. Si esos 5 billones se los hubieran dado a una tasa menor, obviamente ésa hubiera sido la tasa. Es decir, la tasa es endógena”, consideró el ministro.
Qué dicen los analistas
Desde Max Capital indicaron que “la Secretaría de Finanzas anunció una licitación fuera de calendario para absorber el exceso de liquidez, luego tanto de la eliminación de las LEFI como de la última licitación del Tesoro, donde la expansión monetaria contribuyó a una baja en las tasas locales. El Gobierno parecería estar explorando distintos mecanismos para absorber pesos. Inicialmente, parecía que buscaba canalizar toda la política monetaria a través de licitaciones del Tesoro, una estrategia que puede generar una volatilidad significativa”.
“El Banco Central intervino sobre la tasa doméstica, utilizando tanto operaciones de mercado abierto como la ventanilla de pases, en lo que marcó el regreso de los pasivos remunerados del BCRA, una medida que parece ser transitoria. El BCRA pagó un costo significativo, fijando una tasa mínima del 36% a través de la ventanilla de pases, absorbiendo liquidez, además de establecer una referencia más alta para las Lecaps mediante operaciones en el mercado secundario”, precisó Max Capital.
Los expertos de Aurum Valores subrayaron que lo hecho “por el BCRA con la tasa que empezó a pagar por los pases pasivos se podría haber resuelto si se hubieran hecho las cuentas de la liquidez sobrante que iba a generar el final de las LEFI. La integración de los bancos producía un desborde de liquidez extremo que iba a generar baja de tasas. Que el BCRA pague hoy una tasa de pases mayor que la tasa que remuneraba el Tesoro por las LEFI hasta la semana pasada es síntoma de improvisación y mala praxis”.
El economista Gustavo Ber observó que “los ruidos políticos y las novedades económicas locales vienen concentrando la mayor atención entre los inversores a partir de las repercusiones del ‘efecto LEFIs’ en el dólar, los futuros y una tasa de interés más volátil recientemente, en busca de una delicado equilibrio para conservar la calma cambiaria”.
“De ahí que ponerle un piso a la retribución de los pesos a corto plazo resulta una prioridad para no deteriorar las colocaciones en moneda local, en especial en momentos cuando el reacomodamiento del dólar hacia los $1.300 podría ir abriendo un renovado apetito por apuestas tácticas hacia el carry dentro del actual proceso de desinflación", completó el titular del Estudio Ber.
Nicolás Cappella, analista del Grupo IEB (Invertir en Bolsa), afirmó que el Gobierno irrumpió “con todas las armas apuntando al mismo lado: sacar pesos del sistema y generar una baja del tipo de cambio. Con el fin de las LEFI, los pesos no fueron directamente a Lecap, sino que quedaron en su mayoría en encajes -base monetaria, que tuvo un fuerte aumento-. Como consecuencia, esos pesos se volcaron a la caución, que llego a tocar 16% el lunes. El Gobierno, al ver que este exceso de pesos estaba generando un nivel de tasas bajo, salió a ofrecer esta licitación de Lecap cortas que tuvimos hoy. Esto busca generar dos efectos: darles liquidez para que los bancos pasen de caución a Lecaps, y ponerle un piso a la tasa, ya que ofrecerá muchos títulos con tasas más atractivas que la de caución, justamente para tentar a esos pesos”.
Un informe de Adcap Grupo Financiero enfatizó que “hasta ahora, la transición desde colocaciones más largas -un mes o más- a instrumentos verdaderamente de corto plazo en pesos fue todo menos fluida. La duda ahora es si el mercado ve en la nueva combinación de tasa y tipo de cambio un atractivo para el carry, o solo más ruido en un esquema monetario complejo”.
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