
La niebla regresó este año con cierto retraso, pero ya se instaló como protagonista de las primeras horas del día en muchas zonas del país. Con junio como cierre del otoño y el ingreso definitivo del frío, el fenómeno reapareció en la vía pública, especialmente en el horario de 7 a 8 de la mañana, cuando aún no hay luz solar suficiente. Esta combinación refuerza uno de los factores externos que más atención requiere a la hora de conducir: la falta de visibilidad.
En el pasado, los caminos mojados o resbaladizos representaban el mayor desafío para los conductores. Sin embargo, la mejora tecnológica en los sistemas de frenado asistidos electrónicamente permitió reducir considerablemente los riesgos asociados a la adherencia. En cambio, la presencia de bancos de niebla se mantuvo como un factor de riesgo difícil de mitigar, sobre todo por la falta de preparación o la mala respuesta ante estas condiciones.
Existen cinco puntos clave que permiten disminuir el peligro de circular con niebla. Estos van desde lo que se debe hacer antes de subir al vehículo hasta el tipo de luces que hay que encender, pasando por errores habituales como el uso indebido de balizas o la subestimación del tiempo de frenado.

Preparación previa: cómo desempañar los vidrios correctamente
Antes de iniciar cualquier trayecto con niebla, el conductor debe resolver un obstáculo inicial: la condensación en los vidrios del vehículo. Este fenómeno se produce por el contraste entre la temperatura ambiente del exterior y el calor generado dentro del habitáculo, principalmente por la respiración de los ocupantes. El resultado es una película de vapor que se acumula rápidamente en los cristales.
Para despejar los vidrios de manera efectiva, se recomienda encender el aire acondicionado con la función de calor activada, apuntando inicialmente el flujo de aire hacia el parabrisas. Luego de un par de minutos, el flujo debe dirigirse hacia el resto del interior. En promedio, el proceso toma unos cinco minutos, tiempo suficiente para eliminar la humedad acumulada.
Una práctica desaconsejada es limpiar el vidrio de forma parcial con un trapo o paño, ya que esa sección puede quedar marcada y dificultar la visibilidad más adelante. La única acción preventiva recomendable es salir cinco minutos antes del horario habitual para realizar este proceso con calma.
Iluminación: uso correcto de las luces antiniebla
Una vez que el vehículo se encuentra en condiciones de circulación, es fundamental activar las luces de niebla. Las traseras vienen incorporadas en todos los modelos, mientras que las delanteras pueden estar o no incluidas, según la versión del auto. En ambos casos, su función no es mejorar la visibilidad del conductor, sino hacer visible el vehículo para otros.

En los casos en que un automóvil no disponga de luces de niebla delanteras, deben activarse las luces bajas. No alcanza con encender las luces de posición ni las luces diurnas automáticas (DRL), ya que estas no tienen suficiente intensidad para cumplir con el objetivo de advertencia en condiciones de niebla cerrada.
Encender el sistema adecuado de iluminación permite que automovilistas, motociclistas, ciclistas y peatones identifiquen al vehículo desde mayor distancia, reduciendo así la posibilidad de colisiones por falta de reacción.
Reducción de velocidad y aumento de la distancia
Una de las acciones más importantes para transitar con niebla densa consiste en disminuir la velocidad y aumentar la distancia con el vehículo de adelante. Aunque los vidrios estén totalmente desempañados y las luces funcionen correctamente, no es posible garantizar que el resto de los conductores circulen en condiciones óptimas.
El problema se agrava cuando un conductor reacciona de forma inesperada ante un obstáculo repentino, como un animal en la ruta, un auto detenido o una curva que aparece de manera súbita. Además, la niebla suele venir acompañada por exceso de humedad, lo que afecta la adherencia del neumático al pavimento y obliga a frenar de forma más cuidadosa.

Una mayor distancia entre vehículos permite compensar cualquier retraso en la reacción y minimizar el riesgo de impacto, especialmente cuando se circula a velocidades medias o altas. La conducción responsable bajo estas condiciones implica anticiparse a lo que puede hacer el otro, sin asumir que todos van a tomar las mismas precauciones.
Posponer viajes largos: evitar zonas rurales en plena niebla
En entornos urbanos o suburbanos, los trayectos cortos como ir al trabajo o llevar a los hijos al colegio no suelen representar un problema mayor, siempre que se tomen las precauciones básicas. Sin embargo, la situación cambia en forma drástica cuando se trata de salir a la ruta, ya sea para viajes de larga distancia o traslados interurbanos.
Las rutas abiertas, por su diseño y entorno, suelen tener menor cantidad de construcciones y árboles, lo que facilita la formación de bancos de niebla más densos y bajos que en las ciudades. Además, al tratarse de caminos en los que se circula a mayor velocidad, el peligro crece de forma proporcional a la visibilidad perdida.
Por eso, si el viaje no es urgente, lo recomendable es esperar a que las condiciones mejoren, evitando así exponerse a situaciones de riesgo. El tiempo que se gana por salir temprano puede perderse rápidamente ante un siniestro o un imprevisto, especialmente en zonas alejadas de centros urbanos donde la asistencia puede tardar más en llegar.

Balizas intermitentes: cuándo usarlas y cuándo no
Uno de los errores más comunes durante episodios de niebla intensa es el uso incorrecto de las balizas. Encenderlas mientras se circula, aunque sea a baja velocidad, es una práctica totalmente desaconsejada. El sistema de luces intermitentes está diseñado exclusivamente para vehículos detenidos o en emergencia, y su utilización en movimiento puede confundir a otros conductores.
Si la visibilidad cae de manera repentina, lo correcto es reducir la velocidad, encender las luces de niebla y abandonar la calzada principal lo antes posible. Si se encuentra una estación de servicio o una zona de descanso, es preferible ingresar allí y esperar a que la niebla se disipe. En todos los casos, el vehículo debe quedar lo más alejado posible de la cinta asfáltica.
Este punto cobra aún más importancia si el vehículo sufre un desperfecto mecánico o pincha un neumático. En ese caso, la banquina no representa un lugar seguro, ya que muchos automovilistas que pierden visibilidad tienden a desplazarse hacia ese sector, aumentando el riesgo de choque. Solo cuando el vehículo esté fuera del alcance de la calzada es válido encender las balizas como señal de detención.
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