Según Fernando Marengo de IAE, el potencial exportador de Argentina dependerá del ajuste y las reformas estructurales

El economista destacó el encarecimiento en dólares de la economía se vincula con el proceso de estabilización y la necesidad de cambios de fondo para reducir el denominado costo argentino y mejorar la competitividad externa

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"No es lo mismo importar
"No es lo mismo importar bienes de consumo que de inversión; de hecho, Argentina necesita inversión. Canadá tuvo déficit durante gran parte del siglo XIX, y Australia y Nueva Zelanda lo sostienen desde hace más de 70 años, como parte de un proceso de inversión y desarrollo"

Julio es un mes con marcada estacionalidad, porque el cobro del medio aguinaldo impulsa gastos extraordinarios, principalmente vinculados con el turismo, y la demanda de dólares por parte de quienes programaron viajes al exterior, pago de cuentas en moneda extranjera y ahorro, según los casos.

Adicionalmente, el fin de la baja transitoria de las retenciones a las exportaciones del complejo oleaginoso contribuyó a restar oferta de divisas respecto del mes previo.

Coincidentemente, economistas destacados, como Domingo Cavallo, volvieron a resaltar su inquietud por el supuesto atraso cambiario, pese a que desde el 14 de abril hay libre flotación del tipo de cambio sin intervención del BCRA dentro de las bandas de $1.000 y $1.400, que contribuyeron a sumar una cuota de incertidumbre al natural escenario electoral que llevó al aumento de las cotizaciones, pero sin alterar las brechas que se mantuvieron por debajo de más/menos 2%, mientras en el mundo disminuyó la volatilidad que había predominado en la primera quincena de junio con la guerra en Medio Oriente.

Con ese cuadro, Infobae entrevistó a Fernando Marengo, economista egresado de la Universidad Nacional de Tucumán, máster en Finanzas UTDT, socio y Chief Economist de BlackTORO Global -firma norteamericana dedicada a global wealth y asset management-, profesor de Economía de IAE Business School y exsocio y economista jefe del Estudio Arriazu Macroanalistas, para conocer su mirada de la coyuntura local e internacional y sus expectativas para el resto del año.

— ¿Cuál es su análisis sobre el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos registrado en el primer trimestre?

— La cuenta corriente refleja todas las transacciones económicas de un país con el resto del mundo en bienes, servicios, rentas y transferencias. Como en toda economía coexisten el sector público y el privado, el resultado de la cuenta corriente será el reflejo del balance agregado de ambos.

“Si el sector público es superavitario, como ocurre hoy, el único modo de que exista déficit externo es que el sector privado esté gastando más de lo que produce”

En el caso argentino, los desequilibrios externos históricos suelen estar atados a déficits fiscales, financiados vía emisión monetaria o endeudamiento. Cuando se agota el financiamiento, ya sea por caída de reservas o cierre del crédito, se impone un ajuste abrupto del gasto, con sus consecuencias sociales. Ahora bien, si el sector público es superavitario, como ocurre hoy, el único modo de que exista déficit externo es que el sector privado esté gastando más de lo que produce.

— ¿Ese desequilibrio puede interpretarse como una señal de fortaleza, como sugirió el viceministro José Luis Daza?

No necesariamente un déficit de cuenta corriente es negativo. Todo depende de dos factores: en qué se gasta y cómo se financia. No es lo mismo importar bienes de consumo que de inversión; de hecho, Argentina necesita inversión. Canadá tuvo déficit durante gran parte del siglo XIX, y Australia y Nueva Zelanda lo sostienen desde hace más de 70 años, como parte de un proceso de inversión y desarrollo.

En el caso argentino, cerca del 50% del deterioro de la cuenta corriente en el primer trimestre se explica por mayores importaciones de bienes de capital y sus componentes, además de un fuerte incremento en el turismo emisivo. Aunque también crecieron las importaciones ligadas al consumo, hay que considerar que, a fines de 2023, la brecha cambiaria y la expectativa de devaluación hacían de la importación una forma de resguardo de valor.

"Cerca del 50% del deterioro
"Cerca del 50% del deterioro de la cuenta corriente en el primer trimestre se explica por mayores importaciones de bienes de capital y sus componentes, además de un fuerte incremento en el turismo emisivo"

Por tanto, se está comparando una economía en recesión con niveles artificialmente altos de importación, con una que crece al 6% interanual. En cuanto al financiamiento, este año hubo una salida de capitales menor en más de USD 3.000 millones respecto a 2023, explicada por el ingreso neto tanto de inversión directa como de portafolio.

Respecto al déficit por turismo, en gran parte fue financiado con dólares propios, sin impacto en las reservas. Y el crecimiento del atesoramiento en dólares, tras la flexibilización del cepo, confirma que la divisa estadounidense sigue siendo la unidad de cuenta real en la economía.

— ¿Cómo evalúa el nivel actual del tipo de cambio real? ¿Puede hablarse de atraso cambiario?

— Argentina está hoy más cara en dólares que hace un año y medio. Los bienes importados son carísimos en Argentina con fundamento (costo de transporte, aranceles, anticipo de Ganancias e IVA, tasa de estadísticas, Ingresos Brutos, etc.); los exportables, que deberían ser más baratos, no lo son (se mantienen en niveles similares a los de otros países). En el caso de los bienes no transables y tarifas públicas, todavía hay precios muy bajos en comparación regional.

“La apreciación del tipo de cambio real -medido, por ejemplo, contra el tipo de cambio del contado con liquidación- no depende de una decisión política, sino del contexto macroeconómico”

Por otro lado, la apreciación del tipo de cambio real -medido, por ejemplo, contra el tipo de cambio del contado con liquidación- no depende de una decisión política, sino del contexto macroeconómico. En todos los procesos exitosos de estabilización hubo un encarecimiento en dólares.

Si Argentina logra desarrollar sectores con ventajas comparativas, esta apreciación puede continuar. Por eso resulta urgente avanzar con reformas estructurales que reduzcan el “costo argentino” y suavicen la transición.

— ¿El contexto global justificaría una devaluación con mayor inflación?

— En un país bimonetario como Argentina, donde el peso se usa para transacciones menores y el dólar para todo lo demás, cada vez que el tipo de cambio se deprecia, los precios tienden a subir para mantener ingresos en dólares. Por eso, un plan antiinflacionario requiere estabilidad cambiaria.

Pensar que una nueva devaluación resolverá los desequilibrios estructurales es ignorar nuestra historia reciente. Argentina fue el segundo país con la mayor tasa de depreciación acumulada en los últimos 70 años, por detrás del Congo, y ninguno de estos países se destaca por su productividad.

"En todos los procesos exitosos
"En todos los procesos exitosos de estabilización hubo un encarecimiento en dólares. Si Argentina logra desarrollar sectores con ventajas comparativas, esta apreciación puede continuar"

— En un esquema de flotación cambiaria, disciplina fiscal y desinflación, ¿hay margen para evitar una apreciación excesiva?

— El Gobierno anunció la posibilidad de intervenir indirectamente en el mercado de cambios con compras de divisas en bloque por fuera del mercado, y habría realizado ya algunas operaciones. Esto permite evitar una apreciación nominal. Pero, como ya mencioné, lo que ocurra con el tipo de cambio real dependerá del equilibrio macroeconómico.

— ¿Cómo evalúa el nivel actual de reservas internacionales?

—Sería deseable que el BCRA tuviera mayor nivel de reservas para generar confianza. Algunos creen que deberían respaldar toda la base monetaria, pero lo más prudente sería que puedan cubrir una corrida parcial sobre los billetes y monedas en circulación, más una porción de los depósitos privados en pesos, lo que hace el nivel de reservas deseable aún mayor para evitar una crisis de liquidez sistémica sin un salto cambiario.

“Las reservas sólo se acumulan genuinamente con superávit fiscal”

Vale aclarar que las reservas sólo se acumulan genuinamente con superávit fiscal. De lo contrario, son resultado de endeudamiento o emisión monetaria, una forma de deuda del Banco Central. Además, las compras de divisas del BCRA dependen de la demanda de base monetaria, no del volumen exportado.

— ¿Fue acertada la restitución de retenciones al complejo oleaginoso desde julio?

— La baja temporal de retenciones buscó anticipar la liquidación del agro en el primer semestre para fortalecer reservas. La restitución anunciada probablemente sea transitoria, hasta que el sector deba decidir su nueva siembra.

— ¿Qué opina del argumento de que el mundo “se aprovecha” de EE.UU., como sostiene cierta narrativa en ese país?

— El déficit externo de EE.UU. responde a dos factores. Primero, al uso del dólar como moneda global: cada vez que el mundo demanda dólares, EE.UU. emite y recibe bienes a cambio, lo que genera un déficit estructural. Segundo, a su elevado déficit fiscal.

Aunque el sector privado estadounidense ahorra, no alcanza para compensar el desequilibrio del sector público. Por tanto, no es que el mundo se aprovecha de EE.UU., sino que el desajuste es consecuencia del elevado desequilibrio fiscal.

"Con una inflación aún por
"Con una inflación aún por encima de la meta y un consumo interno que sigue creciendo, es difícil pensar en una baja de tasas de interés en EE.UU."

— ¿Qué impacto tiene la política monetaria internacional, especialmente la de la Fed, sobre Argentina?

—Con una inflación aún por encima de la meta y un consumo interno que sigue creciendo, es difícil pensar en una baja de tasas de interés en EE.UU. Esto perjudica a los emergentes, porque reduce el apetito por riesgo. Las tasas “libres de riesgo” elevadas encarecen el financiamiento y dificultan el acceso al crédito para países emergentes.

— En su informe del IAE usted mencionó un panorama global negativo para América Latina. ¿Por qué?

— Las economías se vinculan con el mundo a través de sus socios comerciales, los términos de intercambio y los flujos de capital. El FMI recortó la proyección de crecimiento global en medio punto, lo que implica menor dinamismo en nuestros socios.

Por otro lado, las tasas altas en EE.UU. y Europa reducen los flujos hacia los emergentes. Aunque hay una depreciación global del dólar, la desaceleración y las tasas de interés altas frenan los precios de las materias primas. Por esto el contexto global resulta de moderadamente negativo a negativo.

— ¿La nueva minería y Vaca Muerta pueden compensar este contexto global adverso?

— Los países pueden amplificar o amortiguar los shocks globales con su política interna. Entre 2023 y 2024, casi todos los países de la región ampliaron sus desequilibrios fiscales y externos. Argentina fue la excepción, con un ajuste fiscal de más de 5 puntos del PBI que le permitió pasar a superávit y mejorar el frente externo. Ese orden fiscal es el que explica hoy el equilibrio de la cuenta corriente, y lo que hace que Argentina sea uno de los países mejor preparados para enfrentar un contexto global adverso."

“El orden fiscal es el que explica hoy el equilibrio de la cuenta corriente, y lo que hace que Argentina sea uno de los países mejor preparados para enfrentar un contexto global adverso”

El desarrollo minero, energético y agroexportador resultará clave para el mediano plazo, generando crecimiento económico, demanda de empleo directo e indirecto y un fuerte incremento en las exportaciones del país, en la medida que se materialice el potencial de estos sectores.

— ¿Qué sectores pueden liderar el crecimiento local pese al contexto?

— Según el EMAE, en febrero Argentina alcanzó su nivel de actividad más alto de la historia. Aunque marzo tuvo una caída -por la incertidumbre ante el acuerdo con el FMI-, en abril la economía casi recuperó ese máximo. El crecimiento es muy desigual entre sectores, y se da en un entorno de baja rentabilidad. La transición de un modelo financiero a uno productivo será clave para que la productividad vuelva a ser el principal motor de expansión.

La utilización eficiente de los factores de producción implica la explotación de aquellos sectores en los cuales el país tiene ventaja comparativa: agroindustria, minería, litio, energía. Por detrás de estos se necesita infraestructura, intermediación financiera. Asimismo, la construcción para cubrir el importante déficit habitacional existente en el país, con un eventual resurgimiento del crédito hipotecario, debería ocupar un rol relevante en este proceso. Como ejemplos de otros sectores con potencial, pueden mencionarse la economía del conocimiento y el diseño.

— ¿Qué señales deberían alertar al Gobierno sobre posibles cambios en los flujos de capital hacia emergentes?

—El índice de riesgo país argentino sigue duplicando al de la región, a pesar de la compresión reciente de spreads. Esto mantiene al país fuera del mercado voluntario de crédito. Reducir el riesgo país es clave para bajar la tasa de descuento de proyectos de inversión. Para lograrlo se necesita:

  1. trayectoria de deuda sostenible, algo que se está logrando con el superávit fiscal y el bajo nivel de deuda en el mercado.
  2. Acumulación de reservas, que requiere que el Gobierno compre divisas.
  3. Entorno político que garantice avances en las reformas estructurales.

Sin eso, es difícil pensar en crecimiento sostenido, algo que Argentina no consigue hace 125 años.

— ¿Qué reflexión final desea compartir sobre las perspectivas de Argentina y el mundo?

— El mundo vive un contexto de alta incertidumbre, por guerras y tensiones geopolíticas. A diferencia de otras crisis, hoy el dólar está débil y las tasas de los bonos del Tesoro siguen altas. Eso indica que los inversores están diversificando sus portafolios, y EE.UU. debería tomar nota.

En cuanto a Argentina, los desafíos son dos:

1. Avanzar con reformas estructurales que reduzcan el “costo argentino”: presión impositiva (donde provincias y municipios también deben colaborar), legislación laboral, costo financiero, logística e infraestructura.

2. Que el sector privado abandone la lógica de rentabilidad financiera que prevaleció con alta inflación y apueste a invertir para mejorar productividad.

El crecimiento económico sostenido es condición necesaria -aunque no suficiente- para reducir la pobreza estructural que afecta al país.

Foto: Gastón Taylor

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