
En un contexto de inflación más moderada y con señales de recuperación del crédito en pesos, el uso de las tarjetas de crédito en la Argentina volvió a crecer con fuerza. En este escenario, un informe del Instituto de Economía de la UADE (INECO) relevó las opciones de plásticos más convenientes según el nivel de ingreso y la etapa de la vida.
La institución destaca que el uso de tarjetas de crédito en la Argentina creció más de un 18% interanual en 2024 y en los primeros 4 meses del 2025 los préstamos en pesos al sector privado crecieron de 9,7 billones de pesos a 14,3 billones. Este aumento se explica por múltiples factores vinculados con la dinámica inflacionaria.
Entre ellos, se destacan la búsqueda de financiación en cuotas, la imposibilidad de acceso al mercado oficial de divisas en ese período, lo que incentiva el consumo en pesos, y la creciente adopción de billeteras virtuales, que integran el uso de tarjetas como medio de pago. Los principales rubros en los que se utilizan las tarjetas son supermercados y alimentos, electrodomésticos (especialmente con cuotas sin interés), servicios varios y viajes dentro del país.

Un instrumento en transformación
A diferencia de años anteriores, donde el uso de la tarjeta implicaba asumir tasas de interés reales negativas, el escenario actual exige más cuidado. Por eso, elegir el producto adecuado y usarlo de forma inteligente se vuelve esencial.
Los componentes que tomó en cuenta INECO para clasificar a las tarjetas fueron:
- Comisión máxima por administración y mantenimiento de la cuenta (mantenimiento mensual).
- Comisión máxima por servicio de renovación (renovación anual).
- Tasa efectiva anual máxima de interés compensatorio por financiación de saldos (tasa de financiación).
- Ingreso mínimo mensual solicitado.
Perfil 1: Jóvenes con su primer empleo
Para quienes recién ingresan al mercado laboral y no cuentan con historial crediticio, la clave pasa por evitar productos con altos costos fijos. En este segmento, las tarjetas del Banco Nación o del Banco Provincia resultan convenientes: no exigen ingresos elevados, tienen costos de mantenimiento bajos o nulos y renovaciones sin cargo. Las fintech también ofrecen alternativas con comisiones reducidas, aunque con límites más bajos y menos beneficios.
- Recomendación: evitar financiar más del 30% del ingreso mensual y priorizar el uso como medio de pago, no como fuente de crédito.
Perfil 2: Jubilados
Con ingresos previsibles y hábitos de consumo estables, los adultos mayores deberían buscar tarjetas que minimicen costos de mantenimiento y renovación. Los bancos públicos suelen ofrecer productos específicos para este público, con promociones en medicamentos, supermercados o servicios.
- Recomendación: como en general no utilizan financiación, la tasa de interés no es el factor más relevante, pero sí lo son las comisiones fijas y la posibilidad de operar de forma sencilla.
Perfil 3: Jefes de familia
Con ingresos medios y múltiples responsabilidades mensuales, las familias requieren equilibrio entre costo y beneficios. Tarjetas como las de BBVA o Banco Galicia permiten financiar en cuotas con tasas competitivas y brindan beneficios en supermercados, combustibles o entretenimiento.
- Recomendación: evaluar cuidadosamente la tasa de financiación y acceder solo a promociones que ofrezcan cuotas sin interés reales, revisando siempre las condiciones.
Perfil 4: Ingresos altos
Para quienes cuentan con ingresos elevados, el foco se traslada hacia los beneficios. Las tarjetas premium, como Visa Signature o Mastercard Black, ofrecen servicios diferenciales: acceso a salas VIP, seguros de viaje, asistencia global, programas de puntos o millas. Las comisiones pueden superar los $500.000 anuales, pero en muchos casos se compensan con el uso intensivo de beneficios.
- Recomendación: dado que suelen cancelar el resumen en su totalidad, el costo financiero no es prioritario. Lo importante es maximizar el valor agregado.
Comparativa por costos
Según el relevamiento de UADE, las tarjetas con menor costo de mantenimiento mensual incluyen a la Visa Black del Santander ($3.709) y la Visa Lite de Brubank ($4.400), mientras que entre las más caras figuran productos de Banco Macro y Galicia, con comisiones que se ubican en $37.806 (Visa Signature) y $22.900 (premier black mastercard).
En cuanto a la renovación anual, los extremos van desde los $8.000 (Tarjeta Naranja) hasta los $774.000 (Amex Icon del Banco Macro).
También hay importantes diferencias en las tasas de financiación. Mientras la tarjeta Pactar del Banco Provincia ofrece una tasa del 53,8%, la Visa Platinum del Banco Industrial llega al 214,1%. Por eso, para quienes necesitan financiar consumos, elegir la tarjeta adecuada puede significar una diferencia sustancial en el costo final.
“Se recomienda comparar alternativas disponibles en el mercado, evitar financiar consumos con tasas elevadas, aprovechar promociones con cuotas sin interés reales y revisar detenidamente todos los cargos asociados, como renovaciones o seguros. La educación financiera del consumidor se vuelve clave para tomar decisiones responsables en un escenario cada vez más complejo“, señaló la UADE.
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