El gigante británico Barclays puso la lupa sobre la Argentina: descarta una crisis externa pero pide sumar reservas al BCRA

El análisis comparó planes de estabilización para concluir que el déficit de cuenta corriente no es un riesgo tan importante. Prevé, si, algo de ruido cambiario por las elecciones

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Barclays explicó que el aumento
Barclays explicó que el aumento de importaciones refleja un patrón típico de normalización macroeconómica (Reuters)

Un informe elaborado por Barclays Research, el sector de investigación y estrategia del gigante de Wall Street, realizó un análisis detallado de la situación externa de Argentina y con un tono eminentemente optimista argumentó que la preocupación por el déficit de cuenta corriente del país no tiene grandes fundamentos. Con todo, los especialistas del banco de inversión admitieron que podrían existir tensiones en el mercado de cambios antes de las elecciones de octubre y lanzó una advertencia respecto a la necesidad de que el Banco Central (BCRA) sume reservas.

El trabajo se publicó el 30 de junio lleva la firma de Iván Stambulsky, especialista en estrategia de mercados emergentes del banco. En su introducción, el reporte explicó que algunos analistas comparaban el escenario argentino actual con el período de Mauricio Macri, cuando un déficit elevado en cuenta corriente desembocó en un ajuste brusco, caída del salario real y un retorno de políticas populistas. Barclays dijo que veía razones para no compartir esos temores, aunque subrayó que preferiría un tipo de cambio real más alto y reconoció riesgos de corto plazo vinculados a las elecciones.

Para el banco, existen sectores que “temen que las vertiginosas dinámicas comerciales de Argentina sean el preludio de una corrección abrupta”, aludiendo a que “una analogía frecuente es la experiencia de Macri”. En ese caso, recordaron que un déficit amplio derivó en un “sudden stop” y en “el regreso de la macroeconomía populista”.

En el documento se aclaró, sin embargo, que “si bien nos sentiríamos más cómodos con un tipo de cambio real más alto”, no veían razones de peso para alarmarse por la sostenibilidad externa.

El análisis precisó que tras cuatro trimestres de superávit, la cuenta corriente “se tornó en un déficit de USD 5.000 millones en el primer trimestre de 2025”. Según el reporte, el saldo anual ajustado se proyectaba en -2,1% del PBI, cifra que se ubicaba “en línea con nuestro pronóstico y por encima del consenso de -1%”.

El primer trimestre del año
El primer trimestre del año vio un deterioro de las cuentas externas según el Indec

El deterioro, señaló Barclays, “se explica completamente por la balanza comercial”. El saldo de bienes y servicios “se redujo USD 6.000 millones hasta -USD 2.000 millones”, con el componente comercial cayendo a -0,7% del PBI tras haber llegado a +3,9% en el primer trimestre de 2024.

El trabajo vinculó directamente esta dinámica al alza de importaciones. Describió que “las importaciones crecieron un fuerte 34% interanual hasta mayo”, en un contexto donde el tipo de cambio real multilateral se fortaleció, los salarios reales subieron y se flexibilizaron controles. También destacó que el turismo emisivo registró un aumento de “140% interanual hasta abril”.

Para contextualizar el salto importador, Barclays detalló que los autos importados crecieron “114% interanual” hasta mayo, mientras que los bienes de capital subieron “70%”. El análisis remarcó que esta reacción es consistente con el patrón de otras estabilizaciones latinoamericanas: “Cuando la incertidumbre es alta, los hogares posponen consumo y las empresas inversión. Esta demanda contenida se libera cuando las condiciones mejoran”.

Por qué Barclays no teme al déficit de cuenta corriente

El informe recordó, a modo de ejemplo, que “Argentina en la Convertibilidad pasó de +3% del PBI en 1990 a -4% en 1994, Brasil en el Plan Real de 0% en 1993 a -4% en 1998 y Perú en la estabilización de Fujimori de -3% en 1989 a -9% en 1994”.

No obstante, los autores matizaron: “Este argumento no justifica cualquier posición externa”, y sugirieron analizar evidencia sistemática. El reporte citó un estudio académico sobre 46 programas de estabilización en América Latina, subrayando que “una característica de los planes exitosos es que comienzan con superávits de cuenta corriente más amplios”, con una mediana de +2% del PBI frente a los déficits de los casos fallidos o transitorios.

Sobre los datos locales recientes, el informe recordó que “el superávit trimestral de cuenta corriente de Argentina alcanzó un pico de 1,8% del PBI en el segundo trimestre de 2024”, mientras que el saldo anual fue de 1% del PBI. Aun así, admitió que “la mediana del deterioro es de 6 puntos del PBI en dos años” incluso en planes exitosos.

El análisis avanzó sobre la cuestión de la sostenibilidad externa al indicar que “las preocupaciones sobre la sostenibilidad emergen cuando se considera que el perfil de superávits externos previstos es insuficiente para pagar la deuda externa”. No obstante, subrayó que “la posición neta de inversión internacional de Argentina es positiva”, lo que implica que “el país en su conjunto es acreedor neto del resto del mundo”.

El banco consideró crucial sumar
El banco consideró crucial sumar reservas para reforzar la credibilidad del esquema cambiario (Reuters)

El informe remarcó además que “el sector privado, en particular, tiene una posición neta positiva de USD 156.000 millones”, equivalente a “20% del PBI”. Agregó que “los argentinos tienen USD 250.000 millones en efectivo”, un nivel que considera que permitiría financiar un déficit en cuenta corriente mediante la des-acumulación de activos externos en un escenario favorable.

En un apartado, Barclays planteó: “¿No era esto también cierto justo antes de la crisis de Macri? Sí, pero con dos grandes diferencias”. Explicó que “el déficit de cuenta corriente fue 5% en el segundo año de Macri, muy por encima de nuestro esperado 2,2% para 2025” y que entonces la fuente del desequilibrio era el sector público.

El reporte argumentó que “aunque un déficit del sector privado también genera vulnerabilidad, creemos que la expectativa de repago de los deudores privados es más resistente que la del sector público argentino”.

Riesgos cambiarios previos a las elecciones

Para reforzar esta perspectiva, el estudio se detuvo en el frente fiscal. Recordó que “los planes exitosos de estabilización comienzan con cuentas públicas más fuertes”, con déficits primarios de apenas “0,1% del PBI” en la mediana de los casos duraderos, frente a 2,4% en los transitorios y 3,4% en los fallidos. Destacó que “el superávit primario de Argentina en 2024 fue de 1,7% del PBI” y proyectó una trayectoria similar para 2025.

Al proyectar hacia el corto plazo, Barclays advirtió sobre presiones previas a las elecciones: “El récord de turismo emisivo, el achicamiento del superávit de bienes, un BCRA que vendió USD 1.500 millones en futuros en mayo y la caída estacional de las ventas del agro en el tercer trimestre podrían pintar un panorama bajista para el peso argentino antes de las elecciones de medio término en octubre”.

El banco aclaró que la liquidez del BCRA —estimada en “USD27.000 millones”— alcanzaba para cubrir la base monetaria al techo de la banda cambiaria, y consideró que esa cobertura funcionaba como “un respaldo de expectativas”.

Advertencia sobre la necesidad de reservas

No obstante, el informe advirtió: “El hecho de que el sector privado sea acreedor neto en dólares no significa que el sector público no pueda tener problemas ni que el régimen cambiario sea inmune”. Y remató con un diagnóstico central: “La acumulación de reservas es clave para el éxito del programa, ya que fortalece la credibilidad de la banda, actúa como seguro para los bonistas frente a un cambio político adverso y aumenta las chances de refinanciar deuda en condiciones sostenibles”.

El documento recordó que “en junio el gobierno emitió solo USD500 millones” en instrumentos destinados a la compra de reservas, un nivel inferior al tope mensual de USD1.000 millones.