
Los indicadores macroeconómicos y también los sectoriales muestran mes a mes progresos tanto respecto del período previo como de un año antes, incluso en algunos casos recuperando niveles que no se registraban desde siete u ocho años antes. Sin embargo, aún persiste en un amplio espectro de la población, como de los analistas de mercado que persisten carencias marcadas en la política económica -en particular vinculadas con el plano cambiario- y en la cobertura de las necesidades básicas de trabajadores y más aún de jubilados y pensionados.
Para analizar ese cuadro Infobae entrevistó a Nicolás Gadano, economista Jefe de la consultora Empiria y profesor en la Universidad Torcuato Di Tella, dada su experiencia en diversas áreas del sector público: subsecretario de Presupuesto, economista senior de YPF, jefe de Gabinete del Ministerio de Economía y gerente general del Banco Central, durante la presidencia de Cambiemos, como en el análisis de la coyuntura nacional e internacional.
— Tras varios meses de estabilidad cambiaria y una marcada desaceleración inflacionaria, ¿considera probable un cambio de tendencia en el tercer trimestre?
— No esperaríamos una marcada reversión de la dinámica actual previo a las elecciones. Creemos que el Gobierno utilizará las herramientas que tiene a disposición para mantener el proceso desinflacionario, que requiere una relativa estabilidad cambiaria. Podría haber algún aumento en la tasa de depreciación del dólar por la dolarización previa a las elecciones, pero sin grandes tensiones.
— ¿Existen sectores que puedan revertir la tradicional estacionalidad deficitaria de divisas, tanto por turismo como por comercio exterior?
— Estamos en un proceso de consolidación de ciertos sectores que no solo tienen potencial, sino que ya están aportando superávit externo. Este año, el saldo comercial va a ser equivalente al saldo comercial energético, aproximadamente de entre 7.000 millones de dólares.
“Podría haber algún aumento en la tasa de depreciación del dólar por la dolarización previa a las elecciones, pero sin grandes tensiones”
Por otro lado, el turismo o los servicios basados en el conocimiento tienen potencial, pero también necesitan una economía que los impulse, con mejoras regulatorias, impositivas y un tipo de cambio que no atente contra su competitividad.
— ¿Cree que las importaciones continuarán creciendo por encima de las exportaciones, o se trata de un adelantamiento de operaciones ante la expectativa de un aumento del tipo de cambio libre?
— Sí, el deterioro de la balanza comercial continuará siempre y cuando se mantenga este nivel de apreciación y la necesidad de la economía de volver a recapitalizarse.

Actualmente, los motores del aumento de las importaciones son varios:
- Volver a niveles más normales luego del parate de actividad y cadena de pagos de comienzos de 2024.
- La apreciación vuelve atractiva la inversión en bienes de capital importados, así como piezas y accesorios. Los bienes de consumo, por el mismo motivo, son otro de los rubros que más crecen.
- La reducción de aranceles, aunque en menor medida, también explica algunos rubros específicos que están en aumento.
- Del lado de las exportaciones, la caída en precios de las materias primas y la apreciación le ponen un techo al aumento, que cerrará 2025 en un nivel similar al de 2024, mientras que las importaciones crecerán cerca de 30 por ciento.
— En un escenario con flotación cambiaria, sin cepo para transacciones y con un superávit fiscal aparentemente consolidado, ¿cuán relevante resulta la acumulación de reservas en el Banco Central?
— Es importante remarcar que el levantamiento del cepo fue parcial. Las empresas todavía no tienen acceso al dólar oficial sin restricciones, por lo que queda demanda aún latente. Tampoco es tan cierto que, cuando el dólar flota libremente, el nivel de reservas es irrelevante: como argumentó el Gobierno, la intervención para reducir volatilidad excesiva es deseable.
“Las empresas todavía no tienen acceso al dólar oficial sin restricciones, por lo que queda demanda aún latente”
Sin reservas, no habría poder de fuego para contrarrestar presiones alcistas y la economía sufriría las distorsiones que genera la inestabilidad. Una cosa es el mercado flotando sabiendo que el Banco Central tiene USD 50.000 millones para intervenir; otra muy distinta es si tiene reservas negativas por USD 5.000 millones.
— ¿Cómo analiza la comparación entre los niveles de reservas de Brasil y de Argentina, tanto en función de la deuda de corto plazo como de la cobertura de importaciones, considerando además la evolución del PBI per cápita?
— Tras el período de crisis de emergentes a fines de los 90 y principios de los 2000, Brasil y Argentina tomaron caminos diferentes, independientemente de las orientaciones políticas de sus gobiernos. Mientras Brasil aprovechó el contexto internacional para acumular reservas y dejar flotar su moneda, Argentina optó por un camino opuesto, con desequilibrio macroeconómico financiado con las reservas. En consecuencia, hoy la situación es totalmente distinta y se refleja en la capacidad de acceso a mercados internacionales, en la volatilidad, en el índice de riesgo país, etc.

— ¿Cuál es su opinión sobre la estrategia de emisión de deuda en pesos, suscribible únicamente en dólares?
— Es una operación positiva, que contribuye a allanar el camino del regreso pleno de Argentina al mercado internacional de capitales. Fue una alternativa a comprar reservas en el mercado, pero al final del día es una operación análoga. En la medida en que se renueven los vencimientos de deuda en pesos, el Tesoro estará cubriendo parte de los vencimientos con los pesos depositados en el Banco Central y recibiendo dólares al tipo de cambio del mercado.
— ¿Qué expectativas tiene respecto de la primera auditoría del Fondo Monetario Internacional sobre las metas del acuerdo de facilidades extendidas?
— El FMI tendrá poco enforcement porque el grueso de los desembolsos ya fue otorgado en abril. Las metas de reservas se incumplieron, por lo que seguramente habrá un waiver en esa materia. Probablemente en el Fondo no estarán contentos ante el incumplimiento, pero tendrán poco para hacer al respecto.
— ¿Cuáles son, a su juicio, los principales factores que frenan la baja del riesgo país, y por qué cuando sube lo hace con mayor intensidad que en el resto de la región?
— Hoy, el mercado no parecería estar siguiendo la voluntad de pago sino la capacidad de pago, y eso viene mejorando más lentamente que otras variables económicas. Y la capacidad de pago no solo se mide por los números fiscales, sino también por la capacidad de acumular reservas en el BCRA (hoy, el flanco débil del programa).
“El mercado no parecería estar siguiendo la voluntad de pago sino la capacidad de pago, y eso viene mejorando más lentamente que otras variables económicas”
— El repunte de la actividad en los primeros meses de 2025 frente al año anterior, ¿obedece únicamente a una baja base de comparación?
— La base de comparación es relevante, pero más allá del número de la variación interanual, la economía ya está funcionando a niveles por encima de los que recibió el actual gobierno. En el primer trimestre de 2025, todos los grandes rubros de la economía (salvo el consumo público) están por encima del trimestre anterior a la asunción de Javier Milei como presidente. Sin embargo, esto no significa que todos los sectores estén creciendo o hayan tenido ese comportamiento: la construcción, la industria o el turismo, por ejemplo, no lo han hecho.
— ¿Qué proyecciones tiene para el segundo semestre de 2025 en materia económica?
— Para el segundo semestre, esperaríamos que el proceso desinflacionario continúe y con un tipo de cambio relativamente estable.

— La última Encuesta Permanente de Hogares del Indec reveló aumentos tanto en la oferta como en la demanda laboral, y también en el desempleo. ¿Qué interpretación hace de estos datos?
— El mercado laboral, desde la pandemia en adelante, cambió. La estructura actual implica una mayor cantidad de personas trabajando, lo que no significa lo que históricamente significó. El desempleo perdió poder como indicador, dado que hoy estar ocupado es mucho más fácil que antes, aunque para muchos también es considerablemente menos relevante para asegurar calidad de vida.
Las aplicaciones cambiaron eso. Difícilmente veamos tasas de desempleo similares a las de los 90, pero hay otros factores a tener en cuenta: la creación de empleo privado formal es muy débil, o nula, al punto que llegó a representar el menor porcentaje del empleo total en la historia.
— ¿Cómo evalúa el impacto del contexto internacional —primero alterado por la política arancelaria de Donald Trump y ahora por la guerra entre Irán e Israel— en la economía argentina?
— Dado que Argentina tiene poca exposición al mercado financiero internacional y no está claro el impacto de los últimos eventos globales en los precios de materias primas o en los términos de intercambio del país, el efecto neto sobre Argentina es bajo. De todos modos, sí es importante que obligue a nuestro país a tener una política exterior más estratégica que incorpore esta nueva realidad a la toma de decisiones.
— ¿Considera que la volatilidad financiera internacional puede afectar tanto el programa financiero como la acumulación de reservas en Argentina?
— Seguro que sí. Pero gran parte de los riesgos son intrínsecos al programa económico o locales.
Fotos: Adrián Escandar
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