Giorgio Alliata di Montereale, de la Eurocámara: “Milei fue cambiando su posición, pero hoy tiene interés en el acuerdo Mercosur-UE”

En diálogo con Infobae, el presidente de la Eurocámara, Giorgio Alliata di Montereale, aseguró que es probable que en los próximos meses se ratifique el capítulo comercial del acuerdo firmado entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur en diciembre pasado.

Este, cuyas negociaciones llevaron 25 años, podría ser aprobado por la Comisión Europea, sin necesidad de que cada parlamento de los 27 países que conforman el bloque lo validen, evitando reticencias de naciones como Francia.

Di Montereale consideró que hay muchas posibilidades de que el pacto reciba el visto bueno ya que es beneficioso para la UE y se enmarca en un contexto geopolítico complejo, en medio de una guerra comercial. Cabe recordar que el presidente de EEUU, Donald Trump, amenaza con imponer un arancel del 50% a las importaciones del Viejo Continente.

Esta semana se encuentra en Argentina un grupo de integrantes del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo para reunirse con el canciller Gerardo Werthein, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; el presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara baja, Fernando Iglesias, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

Sucede que además de ratificarse en la UE, el acuerdo comercial debe ser aprobado en los parlamentos del Mercosur, por lo que ganar voluntades políticas tanto a nivel regional como interno resultará esencial.

También, contó Di Montereale, llegó una delegación del Parlamento Europeo de la Comisión del Mercado Interno y Defensa del Consumidor.

- ¿Observa algún avance concreto en la ratificación del acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur?

- El acuerdo que se firmó es marco y tiene varios capítulos. Además del comercial, hay otros de cooperación, investigación, cultura y salud. El acuerdo completo tiene que ser ratificado por el parlamento de cada uno de los 27 países de la Unión Europea, donde en algunos hay reticencias. Por otro lado, la Comisión Europea tiene la facultad de aprobar solo el capítulo comercial, que es el que nos interesa. Es muy razonable prever que en los próximos meses haya avances concretos en la ratificación de esa parte. Ahora se está en proceso de traducción.

- Mencionó las reticencias, el país que más se destaca en este sentido es Francia. ¿Qué es lo que se comenta en el sector empresarial al respecto?

- Francia rechaza el acuerdo porque está, equivocadamente, preocupada por ciertos sectores como el agrícola. Pero también hay que recordar que la Unión Europea, entendiendo que va a haber afectaciones, ya está implementando toda una serie de amortiguadores económicos para compensar o ayudar en la transformación de aquellos que podrían no ser competitivos. Se puso a disposición un fondo de 200 billones de euros para tal fin. Que las medidas contemplen las realidades de todos los sectores es fundamental para que los acuerdos sean ventajosos para ambas partes y así, sostenibles y sustentables en el tiempo.

Es evidente que Francia no podrá nunca competir con Argentina y Brasil en el sector agrícola por una simple cuestión de escala. Argentina, con una población de 45 millones, produce alimentos para 450 millones de personas y tiene un potencial de producción aún más grande por su alto grado de tecnificación. El sector agrícola francés se tiene que reconvertir, migrando a otros cultivos de nicho y de alto poder adquisitivo.

- ¿Por qué es tan relevante este acuerdo para la UE?

- El mundo es dinámico y estamos en un marcado proceso de desglobalización y de reshoring productivo, es decir, la vuelta a casa de las empresas que habían trasladado su producción a otros países, en gran medida a China. Y hay una fuerte preocupación con la competencia desleal que esta genera y por la guerra tarifaria en curso. Lo hemos visto con la disrupción en los mercados financieros, en todas las cadenas de aprovisionamiento y de valor. Hoy más que nunca Europa, que siempre miró del otro lado del océano Atlántico, debe aliarse con la región para reconstruir sus cadenas de suministro. Por ejemplo, Europa tiene un serio problema: la falta de energía. Antes, una de las claves del desarrollo de Alemania era que recibía el gas de Rusia en condiciones muy ventajosas, pero con la guerra en Ucrania se cerró el grifo. Esto causó una crisis en Alemania porque aumentaron los costos y en consecuencia, la inflación, una problemática que se extendió al resto de los países.

- El presidente Javier Milei deslizó en algunas ocasiones la posibilidad de alejarse del Mercosur, ¿es motivo de preocupación en el marco del acuerdo comercial?

- Milei ha ido cambiando su posición, pero hoy tiene interés en el Mercosur y en el acuerdo del bloque con la UE ya que es beneficioso. Hay industrias, como la automotriz, que por una cuestión de escala no se pueden desarrollar mucho ni ser muy competitivas en la Argentina. Entonces, es necesario integrarse con otros países. Al hacerlo, se gana mucha tecnología y financiamiento para potenciar el aparato productivo local.

- ¿Cómo ven las empresas europeas la Argentina actual?

- Se está mirando con atención la evolución política y económica. Los logros del Gobierno en cuanto a la estabilidad macroeconómica, la baja de la inflación, la reducción del gasto público y la desburocratización se ven muy positivamente. Obviamente se sigue de cerca si esa transformación se consolida en el tiempo, además de si hay una mejora en la competitividad de todo el sistema productivo, una revisión de la política tributaria y una modernización laboral. Esos temas y la previsibilidad son muy importantes para la integración.

- Considerando que países como Francia, España y Países Bajos son algunos de los principales inversores extranjeros directos en términos de stock en Argentina, ¿qué sectores concentran hoy el interés de las empresas europeas?

El sector energético genera mucho interés y está atrayendo inversiones. Además de la exportación de GNL, Argentina puede ser una plataforma muy relevante para el desarrollo del hidrógeno, considerado el combustible del futuro próximo. Ya sea hidrógeno verde —producido a partir de energías renovables— o hidrógeno azul—generado a partir de gas—, ambos pueden desarrollarse en el país. Otros sectores estratégicos son minerales críticos y tierras raras y la agroindustria. Europa necesita alimentos y Argentina produce para abastecer a 450 millones de personas. Tenemos el desafío de alejarnos de la primarización de la economía y ese sector, que es altamente tecnificado, puede incorporar valor agregado.

- ¿Ya se observan avances concretos en esos sectores?

- Sí, claramente. En el sector energético, se firmó recientemente un acuerdo entre YPF y ENI —la empresa energética estatal italiana— para desarrollar terminales de GNL en Río Negro, utilizando gas proveniente de Vaca Muerta. El objetivo es licuar y exportar el gas en buques, una alternativa estratégica ante la creciente preocupación en Europa por la seguridad en el abastecimiento energético, especialmente tras la guerra en Ucrania. En minería, empresas como Eramet (Francia) y Tecpetrol (Argentina) están invirtiendo en proyectos de litio, implementando métodos de extracción con mínimo impacto ambiental, aspecto especialmente valorado en Europa. También, se destacan casos como el de MAPEI, firma italiana del sector de la construcción, que amplía su presencia con una nueva planta en Santiago del Estero. La compañía ya cuenta con instalaciones en Escobar y un centro logístico en Córdoba. Esto muestra la tendencia de las empresas europeas en el país a consolidar y expandir sus operaciones.

- Teniendo en cuenta el RIGI, ¿qué condiciones faltan para que más compañías lleguen al país?

- Muchas están esperando a que se consolide la economía y también la seguridad jurídica. Hay empresas europeas que quedaron un poco desencantadas en el pasado. Indudablemente, el RIGI es un muy buen mecanismo para atraer inversiones de envergadura y debería considerarse expandirlo a otros sectores y contemplar montos de inversión menores.