
Expectantes en el cortísimo plazo, optimistas para lo que viene. Así podría resumirse el sentimiento de las empresas de EEUU en la Argentina, en el comienzo de un nuevo proceso eleccionario —siempre importantes en el país, se elija a quien se elija— y con una economía frágil, cruzada por la salida del cepo y dudas, como qué pasará con el esquema cambiario y la inflación.
Todo en medio de una guerra comercial global que desató la política arancelaria de Donald Trump y que, de más está decirlo, impactó y lo seguirá haciendo en los negocios locales.
“Hay expectativas de un 2025 que todavía no parece del todo definido y una visión optimista para el año que viene, en general”, resumió Alejandro Díaz, CEO de AmCham, la cámara que nuclea a las empresas de EEUU en el país. Son más de 700 compañías, muchas de ellas multinacionales, de 42 rubros de la actividad económica local.
“Hay una fuerte heterogeneidad en los sectores. La construcción y la metalúrgica, en muchos casos, ni siquiera recuperaron la situación de 2021. Por otro lado, sectores como el petrolero y la economía del conocimiento crecen casi a doble dígito. Y rubros como el consumo esperaban una recuperación plena para el primer trimestre que no llegó con el nivel de intensidad que se pretendía”, detalló el Contador de la UBA y ex gerente general de Natura y PepsiCo.
Como todos los años, la cámara prepara su ya tradicional foro anual, el AmCham Summit. Será el próximo 20 de mayo en el Centro de Exposiciones porteño y este año girará en torno a la competitividad como política de Estado. El presidente Javier Milei fue invitado, y los organizadores esperan que cierre el foro. Estarán presentes el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el ministro de Economía, Luis Caputo, y el Canciller, Gerardo Werthein.
“Antes de mediado de mayo habrá un acuerdo comercial con EEUU”
Infobae dialogó con Díaz del contexto macroeconómico local, de la gestión de Milei; y también de la guerra arancelaria global y de qué espera EEUU del país en medio de una relación bilateral, a la que definió como “muy fluida, de socios estratégicos que están en un mismo esquema”.
— ¿Qué evaluación hace de los primeros 500 días de gobierno de Milei?
— Hubo una contundente transformación. Si bien no está solucionado el tema de la inflación, estamos en línea con empezar a olvidarnos de factores que el mundo ya olvidó. La fase tres del programa está dando mayor certidumbre con una combinación de políticas monetarias y fiscales ortodoxas, flexibilidad cambiaria con el nuevo esquema de bandas y liberación progresiva del cepo. También resuelve dudas de los inversores que empiezan a ver que las limitaciones para la obtención de dividendos y manejos con el tipo de cambio están siendo removidas.
— ¿Cómo reaccionaron las empresas de AmCham?
— Si bien el cepo no está del todo levantado, está la dirección. Los flujos de los dividendos están liberados desde el próximo ejercicio, aunque muchas empresas de la cámara no tienen contemplado en su esquema de trabajo enviarlos al exterior y los capitalizan o usan. Con respecto a los stocks, estamos con la edición cuatro del Bopreal. Y hay otros mecanismos, como el contado con liqui, cuyo gap también bajó mucho. Ya no hablamos de diferencias de tipo de cambio del 150%, como cuando arrancó esta administración, ni tampoco del 20-25% de hace un mes y medio.

— ¿Ve optimismo en las empresas, entonces?
— Sí, después del anuncio de la fase tres comenzó a percibirse mayor optimismo… pero falta todavía el ciclo electoral de octubre, que será otro elemento importante para agregarle confianza a ese modelo de estabilización que aún va a requerir de ajustes posteriores.
— ¿Tan importante es ese resultado de las urnas para la recuperación económica?
— No para la recuperación per se, sino para la construcción de un proceso de confianza de mediano plazo. La Argentina tiene una situación de deterioro de dos décadas y para poder producir una recuperación sustentable se van a necesitar tiempo y confianza, independientemente de quién gobierne. Se requiere normalización, una apertura de la economía inteligente y objetivos de inserción en un mundo complicado. Las elecciones serán un indicador para entender si el plan va a continuar para un Gobierno que tiene tres elementos que el mundo exterior, y en especial EEUU, reconocen: disciplina, política fiscal y conocimientos. Hay convicción en los mercados y los inversores de que esta administración sabe hacer los ajustes necesarios para entrar en una etapa de recuperación y reformas estructurales que permitan revertir la tendencia de las últimas dos décadas.
“Hubo una contundente transformación. Si bien no está solucionado todavía del todo el tema de la inflación, estamos en línea con empezar a olvidarnos de factores que el mundo ya olvidó”
— ¿Qué sectores pueden ser los motores del crecimiento?
— Argentina tiene cuatro sectores estratégicos para lograr estabilización a través del ingreso de dólares y tratar de responder si tenemos un dólar caro o barato y si van a ingresar las reservas suficientes para que el Banco Central pueda responder a los compromisos futuros. Esos sectores claves son agronegocios, petróleo, minería y economía del conocimiento. Cada uno tiene sus desafíos e incertidumbres.
— ¿Cuáles, por ejemplo?
— El agro tiene el tema de la propiedad intelectual. Hay empresas que no pueden incorporar tecnología e innovación en semillas porque no pueden garantizarse el recupero. Muchas dejaron el mercado de la soja local y esas tecnologías sí están en Uruguay, Brasil y Paraguay. Además, hay serios problemas de infraestructura vial para sacar las cosechas y tenemos los derechos de exportación. Es un sector que ya demostró que si mejora su rentabilidad la aplica al desarrollo del país. El agro representa entre el 62 y 66% del ingreso en dólares. En petróleo hay limitaciones en transporte y desagote de gas y petróleo. Se está trabajando, pero se van a necesitar varios años. En servicios petroleros no hay fuerte competencia: deberíamos tener el triple de empresas compitiendo en ese rubro y menos costos. Son interrogantes que van más allá de la macro.

Tensión arancelaria
Trump puso aranceles a medio mundo y desató un revuelo global que tuvo su correlato negativo en los mercados. Luego estableció una tregua por 90 días que terminará a mediados de julio. El presidente de EEUU quiere negociar país por país y revisar, uno por uno, las balanzas comerciales. A Argentina le tocó 10% para todos sus productos, pero el país fue el primero en sentarse con las autoridades americanas para llegar a un acuerdo. “Haremos todo lo que haga falta”, prometió Milei.
“Mientras el Gobierno está haciendo un trabajo de desregulación que no se ha visto en la historia argentina, EEUU, por medio de la Oficina del Representante Comercial (USTR), mostró los 14 obstáculos arancelarios que hay en el vínculo entre ambos países. Argentina viene trabajando para removerlos y mejorar la competitividad, que es el gran desafío. La productividad depende de la empresa, pero la competitividad es una cuestión también del Estado”, destacó Díaz.
La “biblia” por la que se cimentará la relación comercial con EEUU es el informe anual sobre barreras comerciales que realiza la USTR y que fue actualizado hace un mes.

Allí se detalla lo que EEUU considera restricciones que afectan la competitividad de los productos estadounidenses en el mercado local. Algunas que están resueltas, o al menos en vías de resolución, como la importación de bienes de capital usados, y luego aparecen temas arancelarios, impuestos, acceso al mercado cambiario y sellos y certificados para importar.
También se mencionaron temas de “propiedad intelectual”, una cuestión central para AmCham, y que afecta a sectores como el farmacéutico. En ese contexto, las preocupaciones incluyen: largos plazos para la obtención de patentes, que superan los diez años en algunos casos; falta de protección efectiva de los datos de prueba presentados para la aprobación de productos; e ineficiencia en el control del comercio de productos falsificados y pirateados; entre otros.
“La aplicación de los derechos de propiedad intelectual en Argentina sigue siendo un desafío, ya que los productos falsificados y pirateados siguen estando ampliamente disponibles”, dijo la cámara. USTR mencionó, por ejemplo, la actividad en mercados donde se venden productos “truchos”, como La Salada y Once.
“Se va a ir solucionando, es insostenible hoy el esquema de relacionamiento con China al 145%. No se puede dejar desconectadas a dos economías que representan casi el 40% del comercio global, es inviable”
“Tenemos una carga impositiva que es compleja y que limita el crecimiento, pero entendemos que por ahora esos impuestos son requeridos para poder cumplir el objetivo del superávit fiscal. Hay que trabajar en los costos laborales a través de un esquema normativo moderno, el actual es de los años 70, y cambiar el esquema tributario para sacar distorsiones”, enumeró el CEO de AmCham.
— ¿Qué va a pasar con el comercio global luego de la tregua arancelaria de Trump?
— Se va hacia un ajuste sistémico. El gobierno americano está negociando con muchos países con bastante grado de avance en algunos casos. Se va a ir solucionando, es insostenible el esquema de relacionamiento con China al 145%. No se puede dejar desconectadas a dos economías que representan casi el 40% del comercio global, es inviable.
— ¿Cómo marcha la negociación con Argentina?
— La eliminación de los Certificados de Importación de Bienes Usados (CIBU) es parte de los 14 obstáculos mencionados. Argentina ya venía trabajando y sigue haciéndolo. Hay que buscar consensos. Es un proceso que se da en medio de una sintonía política y creo que habrá acuerdos rápidos porque ambos gobiernos lo tienen como objetivo. Creo que antes de mediados de mayo habrá un acuerdo.
— Los laboratorios son un sector que históricamente reclama por cuestiones de propiedad intelectual.
— Es uno de los temas que el Gobierno tiene que resolver y probablemente no esté tan avanzado como otros en los que ya venía trabajando. Todavía no hay una definición de cuál va a ser el mecanismo de remover las limitaciones que existen tanto en productos farmacéuticos como en los del agro. ¿Es importante para EEUU? Sí, porque lo es para las empresas que hace 14 años no pueden incorporar moléculas al sistema de propiedad intelectual argentino.
— ¿Cree que sería conveniente para Argentina hacer algún tipo de acuerdo de libre comercio con Estados Unidos?
— Ninguno de los dos países está pensando en un acuerdo de libre comercio, especialmente en este año donde EEUU está concentrado en resolver la cuestión del comercio global. Un nuevo acuerdo dentro del TIFA, el Trade Investment Framework Agreement, probablemente no planteará obstáculos en el Mercosur. No veo limitación para avanzar en un esquema donde se definan productos con un tratamiento arancelario diferente al del Mercosur. Va a ser importante porque va a poner un horizonte de funcionamiento, al menos a mediano plazo, para solucionar problemas de importación de productos a la Argentina.
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