
Aunque sobre el fin de la semana el dólar mostró cierta recuperación en los mercados globales, parece emerger cierto consenso de que la etapa iniciada por el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos será de un “dólar débil” respecto de las otras monedas importantes del mundo.
Un indicador del giro reciente es el valor del “Derecho Especial de Giro”, la unidad de cuenta del FMI, canasta que, además del dólar, incluye al euro, el yen, el yuan y la libra esterlina. El 20 de enero, cuando asumió Trump, un DEG valía 1,297 dólares y al viernes 25 de abril había aumentado a 1,355, un 4,5 por ciento.
Jan Hatzius, economista jefe de Goldman Sachs, escribió en una columna en Financial Times que el dólar debería devaluarse aún más y suministró dos métricas al respecto:
- El valor real aún está dos “desvíos estándar” por sobre su promedio desde el inicio de la era de flotación cambiaria. Los únicos momentos de los últimos 50 años en que alcanzó semejantes niveles fueron a mediados de los 80 y principios de los 2000, períodos previos a devaluaciones del 25 al 30 por ciento.
- Las estadísticas del FMI que precisan que los inversores extranjeros detentan unos USD 22 billones (millones de millones) en activos de EE.UU., o cerca de un tercio de su cartera total. Incluso una leve reducción de esa exposición al “riesgo norteamericano” resultaría en una “significativa devaluación del dólar”, escribió Hatzius, pero aclaró que eso no implicaría de ningún modo que deje de ser la principal moneda global.
Varios analistas atribuyen la reciente debilidad del dólar a las, en su opinión, erráticas medidas de Trump, la pérdida de fiabilidad de EE.UU. como socio comercial y garante del valor de su propia moneda. Temor que el jefe de la Casa Blanca buscó disipar al afirmar que, pese a haberlo criticado, respetará el mandato de Jerome Powell, actual presidente de la Fed (Banco Central) de EEUU, cuya misión central es, precisamente, cuidar el valor del dólar.
Por detrás de esas cuestiones asoman el déficit externo y la creciente deuda de EEUU, que además ahora -producto de la desconfianza- paga un interés más alto, debido a la caída del precio de los bonos del Tesoro a 10 años.
Según Hausmann y Sturzenegger, el déficit y la deuda de EE.UU. han sido groseramente exagerados
He aquí que, según Ricardo Hausmann y Federico Sturzenegger, el ministro de Desregulación del gobierno de Javier Milei, el déficit y la deuda de EE.UU. han sido groseramente exagerados.
En un artículo reciente, Hausmann, ex economista jefe del BID y actual director del “Laboratorio de Crecimiento” de la Universidad de Harvard, recordó que con Sturzenegger publicaron en 2005 el paper “US and Global Imbalances: Can Dark Matter Prevent a Big Bang?” (“EEUU y los desequilibrios globales, ¿puede la materia oscura prevenir un Big Bang”), en el que básicamente afirman que los cálculos sobre los Imbalances de EEUU ignoran su capacidad de generar valor vía ideas e innovación y experiencia empresaria.
Intangibles
“Estos activos intangibles apuntalan una red global de subsidiarias y generan retornos lo suficientemente elevados como para compensar el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos”, recordó en el portal Project Syndicate el propio Hausmann, que antes de graduarse como economista estudió Ingeniería y Física.
De ahí la marketinera referencia a la “materia oscura”, aquella que en física no se ve y solo puede apreciarse por su fuerza gravitacional y que aplicada a la economía se refiere al “valor intangible” de activos basados en el conocimiento, invisibles a las cuentas tradicionales.
La “materia oscura”, es aquella que en física no se ve y solo puede apreciarse por su fuerza gravitacional, y en economía refiere al “valor intangible” de activos basados en el conocimiento, invisibles a las cuentas tradicionales
Hausmann calculó que de los USD 28 billones de deuda de EE.UU., una mitad se destinó al gasto interno y la otra a financiar inversiones privadas en el exterior, pero esta última genera rentas al 8% anual, el doble del 4% que obtienen los inversores extranjeros en EEUU. Eso permitió, argumentaron Hausmann y Sturzenegger en 2005, que EE.UU. registre déficits comerciales persistentes sin incurrir en crisis cambiarias. Los 20 años posteriores parecen haberle dado la razón.
Es ese mecanismo de la economía global, favorable a EE.UU., advirtió Hausmann, lo que Trump está poniendo en riesgo con sus “aranceles recíprocos” y su llamado a que las empresas inviertan “dentro de EE.UU.”.

“Si EE.UU. abandona su compromiso con los mercados abiertos, otros países podrían reducir la protección a la propiedad intelectual. Las ganancias de las grandes empresas de EE.UU., sobre todo en los sectores tecnológico, farmacéutico y del entretenimiento, podrían enfrentar impuestos más altos, mayores regulaciones y hasta expropiaciones”, escribió Hausmann. De resultas, alertó, “los ingresos que ayudan a compensar el déficit de cuenta corriente de EE.UU. podrían agotarse”.
Efecto sobre la economía local
En su momento, el paper sobre la “materia oscura” generó respuestas a favor y en contra. Lo cierto es que hoy una posible era de “dólar débil” está en el tapete. ¿Cómo afectaría a la economía argentina?
Según María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos, la debilidad del dólar se debe a la reversión de los flujos de capital a EE.UU. “Es difícil saber dónde termina esto”, dijo a Infobae.
“Significa que las cosas medidas en dólares aumentan y en parte permite compensar menores precios de las materias primas por menor crecimiento global. Ahí se da situación mixta”, contó Castiglioni.
En la segunda mitad de 2024 muchas monedas, como el real y algunas divisas asiáticas, se habían depreciado contra el dólar, lo que le puso más presión a la Argentina, recordó la economista. Ahora, siguió, lo que más complica a la Argentina es el riesgo de una recesión global y la suba de la tasa de interés de los bonos de EEUU, a la que se suma el “riesgo país” para medir el costo de refinanciamiento.
Lo que más complica a la Argentina es el riesgo de una recesión global y la suba de la tasa de interés de los bonos de EEUU a 10 años, a lo que se agrega el “riesgo país” (Castiglioni)
La clave, dijo Castiglioni,sigue siendo lo que se haga fronteras adentro. “Necesitamos reducir el riesgo argentino por debajo de 500 puntos básicos, a cerca de 400 pb, para poder refinanciar la deuda a tasas viables. El problema es nuestro pasado. Llevará tiempo superar el riesgo de una vuelta al populismo. Es algo que necesitamos consolidar a medida que pasan las elecciones”, advirtió.
Consultada sobre la política más conveniente en un contexto de “dólar débil”, Castiglioni dijo que por ahora tiene lógica la presión oficial hacia un dólar bajo, porque se viene de una etapa de adelanto de importaciones y se está en el inicio de una de liquidación de exportaciones.

El propio Javier Milei, quien ya había recordado al campo que la reducción temporaria de retenciones a la exportación no irá más allá del 30 de junio y que el gobierno no compraría dólares a menos que bajara a $1.000, reiteró el jueves: “estamos haciendo todo para que el dólar vaya a la banda inferior. Con los dólares que vamos a juntar, el tipo de cambio para la cobertura de la base (monetaria) amplia sería 900 pesos”.
El dólar, reconoció el Presidente, “un día puede subir y otro puede bajar. Es parte de lo que yo llamo aprender a flotar”.
Esas declaraciones cuadran con la idea de discovery del precio del dólar, ya sin cepo, que incluye el acuerdo con el FMI. “Está bien que haya un período de “descubrimiento” de ese precio, dijo Castiglioni. Un problema, subrayó, es que hubo remarcaciones previas de precios “sin ningún fundamento”.
Mala reputación
“El problema es que en nuestra historia de déficits fiscales financiados por el BCRA los movimientos del dólar, pari passu con los de precios, se interpretaron como causa de la inflación. Hoy no hay déficit fiscal. Están dadas las condiciones para que la inflación se desplome y, converger a algo más parecido a la internacional”, dijo la economista.
Por eso, prosiguió, el Gobierno no quiere que el tipo de cambio vaya a la parte de arriba de la banda cambiaria (de $1.000 a $1.400) “si no refleja realmente la oferta y demanda de divisas”. Que el Gobierno compre dólares en este momento “sería prematuro”, concluyó.
Parte de lo que suceda dependerá de cuántos inversores, locales o externos, y por qué volúmenes, apuesten al “carry trade”: vender dólares y comprar bonos en pesos, movida que será más riesgosa cuanto más largo sea el plazo de la operación y más arriba se vaya el tipo de cambio oficial, como calculó la consultora Quantum.
Que el Gobierno pretenda llevar y mantener el dólar a $1.000 aumenta los riesgos del esquema y tiende a presionar al alza la tasa de interés, en medio de una economía mundial inestable (Vasconcelos)
Para Jorge Vasconcelos, que el Gobierno pretenda llevar y mantener el dólar a $1.000 aumenta los riesgos del esquema y tiende a presionar al alza la tasa de interés, en medio de una economía mundial inestable.
“El Gobierno debería dar una señal más clara de que no solo tiene compromiso en las bandas, sino también de reservas. En dos meses y medio tiene que comprar USD 4.800 millones; eso permitiría un desembolso de USD 2.000 millones del FMI y bajar el índice de riesgo país, dando señales de que el BCRA no consume los dólares que prestó el FMI. Sería mejor que compre dólares genuinos, que también van a ser necesarios para defender el techo de la banda”, destacó.
Según el economista jefe del Ieral, es difícil que el BCRA pueda comprar todos los dólares que necesita en el piso de la banda cambiaria. Por eso, dijo, “no dejaría pasar tanto tiempo ni dejar de subir tanto la tasa en pesos para entrar en el mercado. Es más sano para la economía que el precio del dólar esté cerca del centro de la banda y que sea más estable”.
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