
Mientras que el dólar oficial se ofrece a $1.190 en el mercado local, en Wall Street tres gigantes financieros destacaron positivamente el acuerdo con el FMI y la flexibilización del cepo, considerando que el nuevo régimen cambiario va a promover la acumulación de reservas, el crecimiento y la inversión. No obstante, advirtieron presiones inflacionarias transitorias en el corto plazo y ciertos riesgos.
Desde este lunes, el Gobierno implementó un esquema de flotación entre bandas, donde el tipo de cambio oficial se va a mover entre $1.000 y $1.400, y esos límites se van a deslizar 1% mensual. El paquete de medidas también incluyó un desarme importante de las restricciones a la compra de divisas para personas humanas y algunas liberalizaciones para las empresas.
El banco JP Morgan aseguró en un informe que los anuncios del viernes pasado “no sólo respetaron el principio de sobreponer la economía a la política, sino que también superaron nuestras expectativas optimistas respecto de la evolución macro-financiera fundamental del país. En esencia, los avances en materia de política representan un paso significativo que permite al país liberar un potencial que estuvo reprimido durante décadas por decisiones políticas deficientes”.

A su vez, los analistas de la entidad afirmaron que la evolución del marco de política es profunda y multifacética, y que “el aumento de la liquidez en moneda extranjera a través del apoyo multilateral y crediticio, en un contexto de liquidez acotada en moneda local, se considera suficiente para otorgar flexibilidad al tipo de cambio y facilitar la formación de precios. Esto, a su vez, permite una relajación significativa de las restricciones para personas físicas y para el pago futuro de dividendos y deuda intraempresa”.
En un contexto de política fiscal más restrictiva, se espera un impacto muy positivo sobre la inversión y el crecimiento. Asimismo, “se establecen las condiciones necesarias para que el país recupere el acceso a los mercados –una vez que las condiciones globales lo permitan– y consolide una tendencia de desinflación en el mediano y largo plazo”.
No obstante, “el camino sigue siendo empinado, sinuoso y desafiante, ya que el país continúa siendo financieramente frágil, como reconoce el FMI al calificar la deuda como sostenible, aunque no con alta probabilidad. Para consolidar el esfuerzo de estabilización será clave la estabilidad política y la implementación de reformas macroeconómicas que eleven el ahorro nacional”, dijeron en JP Morgan.
Creen que en el muy corto plazo, la atención va a estar centrada en la reacción. “A nuestro juicio, el tipo de cambio oficial probablemente se estabilice por debajo del nivel del tipo de cambio paralelo del viernes, a medida que se incremente la oferta de divisas vinculadas al agro. La brecha cambiaria se reduciría a alrededor del 5%”.
En cuanto a la inflación, el banco sostuvo que las nuevas medidas podrían generar presiones adicionales y transitorias sobre la inflación de los bienes transables. Sin embargo, subrayaron dos puntos: primero, el pass-through cambiario debería ser considerablemente inferior al observado en los últimos 20 años. Segundo, es evidente que parte del traslado del tipo de cambio ya se manifestó en marzo.
“Con los servicios anclados, las tensiones sobre las expectativas cambiarias y el eventual pass-through derivado del nuevo régimen no deberían interrumpir la tendencia desinflacionaria que se observa desde principios de 2024″, señalaron, y añadieron que prevén un IPC ubicándose en torno al 26-27% interanual para fin de año. En tanto, la proyección para diciembre de 2026 se ajusta a la baja, a un rango de entre 10 y 12%.
Por otra parte, el documento enviado por Morgan Stanley manifestó: “Tenemos una visión positiva del marco macroeconómico anunciado, que debería permitir la acumulación de reservas y un crecimiento más sostenido. Es probable que haya presiones inflacionarias de corto plazo”.

“El levantamiento completo de los controles sobre los flujos cambiarios es positivo para la llegada de inversión extranjera directa y el crecimiento. Es probable que las presiones inflacionarias temporales sean inevitables. Las reformas estructurales parecen necesarias para elevar el crecimiento de largo plazo y están bien secuenciadas; todas quedan para el ciclo posterior a las elecciones de medio término”, apuntaron.
A partir de los desembolsos del FMI, el BID y el Banco Mundial, estimaron que el BCRA cuenta con unos USD 20.000 millones iniciales, “suficiente potencia de fuego para avanzar hacia un esquema de flotación administrada”, el cual busca dar cierto grado de certidumbre.
El informe precisó que, según la metodología del FMI, las reservas netas actuales están en USD -6.400 millones y deben alcanzar USD -500 millones a fines de junio de 2025. “Consideramos viable la mejora de aproximadamente USD 6.000 millones en este trimestre, dado el nuevo régimen cambiario combinado con el levantamiento de la ‘política blend cambiaria’ y los incentivos fiscales temporales a las exportaciones, que probablemente impulsen las ventas de granos en el pico de la cosecha”, explicaron.

De esta manera, se espera una mejora adicional de USD 4.500 millones en el cuarto trimestre de 2025, totalizando un aumento de aproximadamente USD 10.000 millones en reservas netas durante el resto del año.
Por último, plantearon: “Esperamos que las tasas de interés suban con el tiempo debido a la volatilidad cambiaria. También estaremos atentos a la visita de la secretaria del Tesoro de EE.UU. a principios de esta semana: ¿traerá esa visita algún alivio arancelario o financiamiento adicional en divisas? Consideramos probables ambas cosas”.
El banco BNP Paribas aseveró que “el Gobierno dio un paso en la dirección correcta al anunciar un cambio más ambicioso en su política cambiaria de lo que esperaba el mercado. Aunque el país continúa expuesto a una elevada incertidumbre global y el plan económico no está exento de riesgos, el nuevo esquema de política es más sólido que el anterior –y también en comparación con las alternativas que contemplaban la mayoría de los analistas–”.
“Tras el levantamiento de la mayoría de las restricciones cambiarias, cualquier ajuste adicional que requiera el nuevo régimen será, en nuestra opinión, menos traumático que en el marco de un esquema cambiario más rígido”, remarcaron en la entidad.

Al mismo tiempo, resaltaron que “un aspecto clave de las medidas adoptadas es la señal que envían a los mercados: en un año electoral se mantiene la disciplina fiscal –reforzada por el anuncio de un mayor superávit fiscal primario– y se asume el costo político de una inflación transitoria más alta”.
“Al igual que el efecto simbólico de los vetos presidenciales en 2024 frente a intentos opositores de aumentar el gasto público, consideramos que estas medidas fortalecen la credibilidad del Gobierno ante el mercado y consolidan la idea de que se priorizan los fundamentos económicos por sobre la especulación electoral”, subrayaron.
Por otro lado, sostuvieron que un esquema de políticas más consistente, menor incertidumbre sobre el régimen cambiario y el respaldo significativo del FMI y otros organismos multilaterales podrían generar una reducción sustancial del riesgo país.
En suma, creen que el levantamiento de las restricciones cambiarias para personas físicas debería dar lugar a una brecha no distorsiva entre el tipo de cambio oficial y el contado con liquidación.
Proyectaron que si la unificación ocurre en torno al nivel del dólar financiero, la inflación podría ubicarse nuevamente en niveles de aproximadamente 3% mensual en un plazo de tres meses.
En paralelo, respecto al balance de la autoridad monetaria, BNP Paribas señaló: “Con la emisión de pesos contenida por el superávit fiscal primario, creemos que la demanda de dinero va a aumentar debido a un mayor nivel de precios y a la recuperación de la actividad económica. Asimismo, una menor prima de riesgo y expectativas de devaluación más controladas deberían reforzar ese efecto. En este contexto, consideramos que el Banco Central podrá recomponer sus niveles de reservas internacionales, cumpliendo probablemente con las metas exigentes fijadas por el FMI –USD 4.900 millones hacia junio y USD 9.400 millones para diciembre–”.
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